Diseño De Alimentación Del Adulto Sano
Enviado por Jeromartinez2485 • 25 de Mayo de 2015 • 1.533 Palabras (7 Páginas) • 302 Visitas
Diseño de alimentación del adulto sano
La edad adulta, etapa comprendida entre el fin de la pubertad y el inicio de la senectud, es el periodo más largo de la vida. Por ello, para abordar su estudio conviene dividirla de acuerdo con las posibilidades de prevenir las enfermedades crónicas degenerativas, aumentar la esperanza de vida y disminuir la morbilidad. Esta división es tan arbitraria como variable; el Comité de la FAO/OMS/UNU* delimita dos intervalos: de los 18 a los 29 años y de los 30 a los 59 años;' en tanto, otros autores prefieren separar las etapas de la edad adulta de los 18 a los 40 años y de los 40 a los 60 años.
El incremento en la esperanza de vida en el mundo en general, y de la población mexicana en particular, ha dado lugar a un cambio en el tipo de enfermedades que padece la población. Las enfermedades crónicas degenerativas del adulto son multifactoriales; es decir, tienden a estar asociadas a un conjunto de causas, que se conocen como factores de riesgo. Entre ellas se encuentran los factores genéticos, ambientales, de estilo de vida y sociales, así como sus respectivas interacciones. En apariencia, la obesidad es el factor de riesgo que más se asocia con la mayoría de estos males.
Requerimientos nutrimentales
La terminación del crecimiento es una de las características de la edad adulta. Este es un periodo estable del balance energético, pues se inicia cuando ha cumplido el segundo brote de crecimiento; por esta razón es recomendable que el adulto mantenga un balance cero de energía. En términos generales, los requerimientos de energía son mayores para los varones que para las mujeres. Esto se debe a que las mujeres tienen un mayor depósito de grasa corporal y menor masa magra, por lo que su gasto energético en reposo por kilogramo de peso es alrededor de 100 por ciento menor que el de los hombres. Las recomendaciones de energía disminuyen con la edad debido a la reducción en la masa magra y al descenso en la actividad física que suelen suscitarse a medida que avanzan los años.
1) Requerimientos de energía
Equilibre la ingesta y el ejercicio para mantener un peso corporal normal. (IMC 20-25) es importante recordar que el sobrepeso y la obesidad son la forma más frecuente de malnutrición en los países industrializados y que se asocian a un aumento de la morbimortalidad. En cuanto al reparto energético, se recomienda que alrededor de 55-60% del total de calorías diarias se consuman en forma de hidratos de carbono, el 30-35% en forma de lípidos y el 10% en forma de proteínas.
Ejercicio regularmente. El ejercicio nos ayuda a controlar el y mantener la masa magra, que es la metabólicamente activa.
Evite comidas hipocalóricas y/o con poco valor nutricional. Como dulces, refrescos, alcohol. Etc.
2) Hidratos de carbono:
«Aumente el consumo de almidón y otros hidratos de carbono complejos tomando o seis o más raciones diarias de pan, cereales y legumbres» todos los días cinco o más raciones de una combinación de frutas y verdura. La ingesta de hidratos de carbono debería estar en torno al 55-60% del total diario de calorías. Las frutas, vegetales y cereales son fuente de determinadas vitaminas y minerales y aportan fibra. Las legumbres son fuente de fibra y proteínas de origen vegetal. Estos grupos tienen un bajo contenido de grasa.
3) Proteínas:
Modere la ingesta de proteínas. Los requerimientos de proteínas en el adulto descienden en contraste con las etapas anteriores de la vida debido al equilibrio que existe entre la síntesis de proteínas y su degradación, y se mantienen alrededor de 0.8 gramos de proteínas por kilogramo de peso al día.
Una combinación adecuada de proteínas vegetales puede sustituir a las proteínas animales; sin embargo en la práctica no es sencillo. En la alimentación idónea se recomienda incluir siempre una ración moderada de algún alimento de origen animal en cada comida. En esta forma se asegura la calidad de la proteína que se consume.
4) Grasas:
Debido a que las grasas proporcionan 9 calorías por gramo, (o sea que tienen altas concentraciones de energía), entre 60 y 90g de grasa al día puede producir entre 25 y 30% de la energía total de las necesidades diarias de un adulto. Esta cantidad de energía se consume fácilmente, a veces sin darse cuenta de ello; hay que considerar que una gran variedad de alimentos contienen en su composición un alto contenido de grasa; a lo que se añade para su preparación. Se recomienda que sólo una tercera parte de las grasas consumidas (10% de la energía total), provenga de las grasas saturadas, cantidades en productos animales (carne, leche, queso, y huevo) así como en formas concentradas (crema, mantequilla, manteca y sebo). Las únicas
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