Doctrina Social
Enviado por corilu • 4 de Mayo de 2014 • 3.984 Palabras (16 Páginas) • 320 Visitas
COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Resumen del Capítulo Tercero: La persona humana y sus derechos
I. DOCTRINA SOCIAL Y PRINCIPIO PERSONALISTA
“La iglesia ve en el hombre, en cada hombre, la imagen viva de Dios mismo…A este hombre que ha recibido de Dios una incomparable e inalienable dignidad, es a quien la Iglesia se dirige y le presta el servicio más alto y singular recordándole constantemente su altísima vocación”.178
“Toda la vida social es expresión de su inconfundible protagonista: la persona humana”.179 Lejos de ser un objeto y un elemento puramente pasivo de la vida social, -el hombre - es por el contrario, y debe ser y permanecer, su sujeto, su fundamento y su fin.180 Por lo tanto, toda la doctrina social se desarrolla, en efecto, a partir del principio que afirma la inviolable dignidad de la persona humana.181
II. LA PERSONA HUMANA “IMAGO DEI”
A) Criatura a imagen de Dios:
Por haber sido a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede ofrecer en su lugar.182 “Esta relación con Dios puede ser ignorada, olvidada o removida, pero jamás puede ser eliminada. Entre todas las Criaturas…solo el hombre es capaz de Dios”.183
El hombre por su intima naturaleza es un ser social. A este respecto resulta significativo el hecho de que Dios haya creado al ser humano como hombre y mujer.184 <<En el otro, hombre o mujer, se refleja Dios, meta definitiva y satisfactoria de toda persona>>.185 “El hombre y la mujer tienen la misma dignidad e igual valor, no solo por ser ambos creados a imagen de Dios, sino mas profundamente aun porque la reciprocidad de la unión en pareja es imagen de Dios”.186
“El hombre y la mujer están en relación a los demás ante todo como custodios de sus vidas”.187 “Con esta particular vocación a la vida, se encuentran también frente a todas las demás criaturas. Ellos pueden y deben someterlos a su servicio y gozar de ellas, pero su dominio sobre el mundo requiere el ejercicio de la responsabilidad, no es una explotación arbitraria y egoísta”.188 También está el hombre “en relación”189 consigo mismo y puede reflexionar sobre si mismo, sobre esto nos comenta San Agustín al decir: Nos creaste para ti y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti.190
Notas:
178 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 105
179 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 106
180 Pío XII, Radiomensaje de Navidad (24 de diciembre de 1944) 11:AAS 37 (1945) 5
181 Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 453, 459.
182 Catecismo de la Iglesia Católica, 357
183 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 109
184 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 369
185 Juan Pable II, Carta enc. Evangelium vitae,35:AAS 87 (1995) 440
186 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 111
187 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 112
188 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 113
189 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 114
190 San Agustín, Confesiones, I,1: PL 32, 661.
B) El drama del pecado:
“Por la revelación sabemos que Adán, el primer hombre, transgrediendo el mandamiento de Dios, pierde la santidad y la justicia en que había sido constituido, recibidas no solo para si sino para toda la humanidad”.191 “La consecuencia del pecado, en cuento acto de separación de Dios, es la alineación, es decir la división del hombre no solo de Dios, sino también de si mismo, de los demás hombres y del mundo circundante”.192 Por esto, “el misterio del pecado comporta una doble herida, la que el pecado abre en su propio flanco y en su relación con el prójimo. Por ello se puede hablar de pecado personal y social”.193 Todo pecado tiene una dimensión personal y social. Sin embargo, existen también pecados que atentan claramente contra la sociedad: “Algunos pecados, además, constituyen por su objeto mismo, una agresión directa al prójimo. Estos pecados, en particular, se califican como pecados sociales…es social todo pecado contra los derechos de la persona humana, comenzando por el derecho a la vida…todo pecado contra la libertad de los demás…todo pecado contra la dignidad y el honor del prójimo”.194
“Las consecuencias del pecado alimentan las estructuras de pecado”.195 Tienen su origen en el pecado personal, por ende es responsabilidad humana y muy difícil de eliminar. Es así como se fortalecen, se difunden, se convierten en fuente de otros pecados y condicionan la conducta de los hombres.196 “Las acciones y las posturas opuestas a la Voluntad de Dios y al bien del prójimo y las estructuras que éstas generan, parecen ser hoy sobre todo dos: el afán de ganancia exclusiva, por una parte; y por otra, la sed de poder, con el propósito de imponer a los demás la propia voluntad…a cualquier precio197”198
C) Universalidad del pecado y universalidad de la salvación:
“La doctrina del pecado original, que enseña la universalidad del pecado, tiene una importancia fundamental:”199 si no creemos en que tenemos pecado, se puede permanecer en la culpa, justificarla y evadirla. “Sin embargo no se debe separar de la conciencia de la universalidad de la salvación en Jesucristo:”200 si se aíslan estas dos doctrinas se genera una falsa angustia por el pecado y una visión pesimista del mundo y la vida.
“El realismo cristiano ve los abismos del pecado, pero lo hace a la luz de la esperanza…donada por la acción redentora de Jesucristo”201. “La realidad nueva que Jesucristo ofrece no se injerta en la naturaleza humana, no se le añade desde fuera…pero se trata también de una realidad que los hombres no pueden alcanzar con sus solas fuerzas”202 Pero siempre contamos con la ayuda de Dios, que nos guía hacia Él como Padre, dándonos el carácter de hijos suyos: “Mediante el Espíritu de Jesucristo los hombres son acogidos como Hijos de Dios”.203 “Dios nos dona más de lo que podemos pedir o pensar”. 204
Notas:
191 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 115
192 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera Parte, Cáp. 3, 116
193 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Primera
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