Donde hay educación...no siempre hay criterio

Donde hay educación…no siempre hay criterio

Nicolás Moreno, Gutenberg Schule, 1ro de BGU

Confucio dijo que “donde hay educación no hay distinción de clases”; si coexistimos en una sociedad sumida en la ignorancia y el desinterés, estamos destinados a la servidumbre (entendida ésta como la sujeción causada por las pasiones o afectos que coarta la libertad, según la RAE) a mandatarios corruptos o naciones desarrolladas pero en inhumanidad; ningún arma se compara a la instrucción por medio de la acción docente, ningún pueblo puede ser oprimido, o dominado, si es que es educado, pero de manera adecuada; ahora bien, la educación es el único camino verdadero a la libertad de una comunidad, sin importar su tamaño o recursos, sin embargo, recientemente, se ha presentado una creciente falta de interés y motivación por parte de la juventud, por ese motivo se precisa inminente un cambio en la mentalidad de la gente, en especial de los que estamos en éste período de la vida, pero también, en los maestros que ejercen su profesión diariamente en las instituciones educativas.

Las interrogantes que se presentan ahora, y que persisten en las mentes de quienes estamos preocupados por el futuro (que es hoy), son: ¿ejercen los maestros su profesión adecuadamente en la actualidad?, ¿los estudiantes de las actuales y futuras generaciones están (estamos) recibiendo la debida educación?, ¿existe empeño por parte de los jóvenes, de nosotros, por aprender? Los cambios y reformas propuestas para nuestra Nación no producirán resultados inmediatos (no sucederán en semanas o meses), sino que estos tendrán un registro real a mediano y largo plazo, ya que es complejo modificar la mentalidad de las generaciones que se graduarán, además que esta transformación debe ser generada desde la infancia, fase en la cual recién se esbozan los primeros principios y valores en cada hogar. Los contenidos que aprende y asimila un niño dependen tanto de la comunidad educativa como de la familia, estos van a la par y así lograr que se concrete un gran objetivo principal, que es formar un adulto con criterio formado, personalizado pero colectivo, con el suficiente conocimiento y discernimiento para ejercer su rol productivo en la sociedad; esto se logrará,  principalmente, con la lectura.

La lectura, en general, forma parte primordial de la educación, no obstante, la costumbre de leer extracurricularmente se ha perdido casi en su totalidad a través de los años, ya que son pocos los jóvenes que hacen una interpretación crítica y profunda de los libros que leen. “Hay palabras que los peces no entienden”, “Técnicas de supervivencia”, “El príncipe feliz y otros cuentos”, son obras literarias que, por cultura general, ya debíamos haber leído a partir de los 5 años, hasta los 10, como máximo. Cabe recalcar que, si el Gobierno Nacional está en una campaña de “Primero lo nuestro”, dos tercios de los libros que son requeridos en las escuelas y colegios para su lectura en las diferentes materias que imparten los maestros, son de autores foráneos, y si se desea que se conozca a los escritores y a las obras ecuatorianas clásicas, como por ejemplo “Don Goyo”, “Las cruces sobre el agua” o” El chulla Romero y Flores”, se está actuando de una forma contraria a los objetivos de priorizar lo nacional; son ejemplares literarios que se pueden adaptar a un lenguaje coloquial infanto-juvenil, para que se puedan leer y aprender de ellos, a la vez.

En la actualidad, ya no es tan clara la línea en las que se diferencian los libros para cada edad, ya que casi cualquier libro puede ser leído por un infante, un adolescente o un mayor de edad, gracias a que la información de los ejemplares está organizada y al alcance de todo el mundo (internet), por eso se debe propender a que se avance más en la comprensión crítica, en la lectura con criterio, y se podrá observar un avance significativo en las generaciones. El aporte para la educación en el tema de la lectura crítica, se debe a que los niños y los jóvenes no solo ampliaran su léxico considerablemente, y podrán hablar de manera más fluida, sino a que mientras encuentran diferentes historias, o situaciones, de la vida diaria, implementarán un criterio más objetivo y bien analizado, porque este momento muchos estudiantes carecen de este madurez intelectual, ya que no logran expresar de manera concreta sus ideas, por lo tanto su pensamiento divaga y no tienen aprendida la definición real de algunos valores, como la bondad, la dignidad, la generosidad, la honestidad y la justicia, entre otros; por ejemplo, ellos no tienen conocimiento de lo que es bueno para la sociedad, mucho menos para ellos, sucede lo mismo con la justicia, lo cual conlleva a la inseguridad y dificultad para tomar decisiones simples, esto refleja un problema de proporciones colosales en su futuro.

Al igual que Santiago Estaún, la pregunta que nos hacemos es “si la educación se apoya en los pilares de aprender a ser, a conocer, a hacer y a vivir juntos ¿cómo desarrollar estas competencias, actitudes y cualidades en los diferentes niveles de educación?”, y consideramos que la respuesta se puede dar en un manejo más adecuado de los libros de lectura que los maestros presentan a los estudiantes, ya que se obliga a leerlos sin antes haber sido analizados por aquellos; es decir, ciertas obras no resultarán tardías para la edad del estudiante (¿“Cupido es un murciélago” para 12 años?) y se propenderá a que estos sean leídos a una etapa temprana, por ejemplo, hasta el término de la Educación General Básica se hayan asimilado los clásicos, tanto universales como ecuatorianos, y a partir del primer año de Bachillerato General Unificado las obras sean analizadas de manera crítica y que las mismas  nos puedan transformar como sociedad, mediante la educación; los docentes calificados deberían ‘descomponer’, individualizar, a cada uno de sus estudiantes, y determinar así su metodología de trabajo; los alumnos tienen la capacidad de aprender de mejor manera si es que la clase, y las actividades que en ella se desarrollan, logran atraer el mayor interés de cada joven; esto no quiere decir que las asignaturas sean personalizadas, pero sí mas examinadas por el maestro, para lograr obtener todo el rendimiento de cada uno en el aula. Las obras literarias que son enviadas a leer a todos por igual, no serán acogidas con el respectivo gusto de parte de cada estudiante. El objetivo es que los alumnos dominen la destreza de concebir una comprensión crítica bien estructurada de la obra literal que lean, de esta manera se evidenciará, no solo el cambio en sus calificaciones, sino también en su motivación por adquirir y desarrollar más destrezas útiles que se derivan de esta pericia.

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