ENSAYO SOBRE LAS INTERMITENCIAS DE LA MUERTE
Enviado por YENSUNE • 4 de Julio de 2013 • 1.416 Palabras (6 Páginas) • 1.470 Visitas
Las intermitencias de la muerte
Esta novela trata sobre el reto que los habitantes de un país sufren al no poder morir bajo ninguna circunstancia, de volverse de la noche a la mañana inmortales. La vida efímera del humano es cosa del pasado ahora su preocupación radica en ser eterno.
La muerte deja de lado su tarea letal por siete meses, tiempo en que dichos habitantes entran en una encrucijada, enfrentarse al dilema del gozo de una vida eterna o el temor de no morir nunca con todo lo que representa desde la falta de espacio, alimento, crisis financieras hasta la corrupción de las conciencias, la falta de ética del poder político y la creación de monopolios que se benefician a toda costa del infortunio de familias con integrantes moribundos que aunque siguen vivos, viven en eterna agonía, de ahí que muchos prefieren la muerte ante tal suerte.
Todo comienza cuando en un país cualquiera sorpresivamente deja de morir la gente a partir 1° de enero, el fin de año no deja sus habituales obituarios, la vida es bella pues se vislumbra una vida eterna, pero esto de no significa que el tiempo se detenga, por el contrario, lo que en un principio fue causa un optimismo y felicidad al no tener el constante miedo a morir, pronto se ensombrecería por ser también una vejez eterna. Una vejez eterna que acarrea una serie de cambios tanto pragmáticos (sociales) como espirituales.
Con el correr de los días y viendo realmente que nadie fallecía, se empezó a sentir el alto costo de la inmortalidad. Como era de esperar, el primer sector en protestar que ya no tenían a quien proveer las cajas, coches fúnebres y demás objetos pertenecientes a los entierros formalmente fue la empresa, su inconformidad se basaba en el eventual desabasto de su materia prima; es decir, al no haber muertos que enterrar llegaban ante la perspectiva de una desastrosa quiebra y para poder evitarla pedían al Estado la obligatoriedad de enterrar a mascotas y demás animales para tratar de subsistir ya que al parecer la muerte solamente había suspendido su labor para con los seres humanos.
Pero no sólo el negocio funerario sintió los estragos del cambio entre lo efímero y lo eterno, también se ven afectados los intereses de hospitales, asilos, comercios, compañías de seguros y por supuesto la Administración del Estado.
Entre los múltiples inconvenientes de tener personas que no mueren pero que requieren cuidados paliativos; son los hospitales y los hogares para tercera y cuarta edad quienes se enfrentan por principio, a la falta de espacio para albergar por tiempo indefinido un número cada vez mayor de internados, que en circunstancias normales ya habrían pasado a otra vida.
En lo que respecta a la Iglesia, ésta entra en una profunda crisis existencialista ya que sin muerte no hay resurrección y sin resurrección no hay Iglesia, sólo les queda decir que los designios de Dios son lo que siempre han sido, inescrutables y solo pedirían al mismo Dios el regreso de la muerte. Los familiares de las personas que en otras circunstancias estarían muertas, se resisten a ver la agonía permanente de sus seres queridos y buscan la manera de atravesar la línea invisible que sirve de límite fronterizo con los países vecinos para llevar el último aliento a sus familiares ya que sólo esta línea imaginaria es la que separa la vida de la muerte, puesto que es en este país donde la muerte ha dejado de cumplir con su tarea cotidiana.
Otro sector profundamente afectado es el gobierno que en cierta medida se ve obligado a colaborar con un grupo autodenominado Maphia, organización criminal que explota la acción funeraria, tras aprovecharse de la bondad de la eutanasia de los familiares de moribundos junto con las bendiciones del poder político, dicha organización y el Estado crean tratos de caballeros que consistían en entregarle a la Maphia el control absoluto de las muertes y entierros de los seres humanos bajo la clandestinidad, la Maphia, era la encargada de hacer el trabajo sucio: llevar a los agonizantes más allá de la frontera para dejarlos morir y sepultarlos, claro por un “módico” precio, por su parte el Estado fingiría mirar hacia otro
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