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ESTRÉS EN LA VIDA Y EN EL TRABAJO


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2013  •  3.548 Palabras (15 Páginas)  •  263 Visitas

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68 DEBATES IESA • Volumen XVI • Número 4 • 2011

LA NOCIóN DE ESTRÉS se presenta en el habla

cotidiana asociada con la preocupación o, más bien, la

«pre­ocupación». Con frecuencia se escuchan expresiones

bien intencionadas como éstas: «No te pre­ocupes, ocúpate»

o «Si el problema tiene solución, ¿por qué te pre­ocupas? Y

si no tiene solución, ¿para qué te pre­ocupas? ». Es conocida

la anécdota española acerca de la mujer que se aterrorizaba

cada vez que subía al desván de su casa y veía el hacha que

su marido había atado, en el dintel de la puerta, como un

adorno. Sus familiares solían encontrar a la dama llorando

desesperadamente y, tras calmarla, ella les aseguraba que

en cualquier momento esa horrible hacha se desprendería y

mataría a su hijo, que a menudo entraba y salía de ese sitio.

Esas expresiones transmiten lo esencial del asunto: la preocupación

—o pre­ocupación— es un estado psicofisiológico

de incertidumbre, intranquilidad, desasosiego, inquietud,

ansiedad o desvelo que ocurre en un individuo antes de iniciar

acciones para enfrentar y solucionar un problema, una

dificultad o un contratiempo. En tal sentido, la preocupación

se autodefine.

De la preocupación al estrés

Toda preocupación tiene originalmente un propósito positivo:

advierte, constituye una señal de alerta que destaca la

necesidad de hacer algo, actuar y ocuparse para encarar una

determinada situación. No obstante, cuando las preocupaciones

se vuelven un hábito y llegan a conformar un «estilo

de vida» pierden su verdadera misión de hacer que las personas

se ocupen de buscar salidas y soluciones. Un ejemplo

de ello es la preocupación constante y desmesurada por la

salud, la hipocondriasis, que hoy constituye un reto para la

psicología de la salud: el tratamiento cognitivo­conductual

de las preocupaciones. Es probable que alguna intervención

terapéutica de esa disciplina profesional intente identificar

los hábitos de las personas ante los problemas y las ayude

a re­significarlos como fenómenos que ocurren inevitablemente

en la vida, que forman parte esencial de la existencia

humana y están allí precisamente para que se les busque y

encuentre una solución.

Una vida sin problemas rayaría en la monotonía y el

aburrimiento. El mundo está lleno de contratiempos y quien

no tenga, al menos, una decena de ellos posiblemente ya esté

muerto. Los problemas económicos, de salud, los derivados

de las relaciones interpersonales, la inseguridad social e individual

y hasta los problemas «existenciales», que tienen

que ver con el sentido de la vida, constituyen el ingrediente

infaltable de la cotidianidad humana, y su característica paradójica

es que la angustia exacerbada que los acompaña no

logra solucionarlos sino que, por el contrario, aumenta su intensidad.

Si bien algunas personas aprovechan los problemas

para crecer y desarrollarse, muchas otras desarrollan un cuadro

crónico que la mayoría de la gente denomina «estrés»:

las personas «se estresan», «viven en estrés» y «convierten su

vida en un infierno».

El estrés: aspectos positivos y peligros

El estrés es un conjunto de respuestas psicofisiológicas adaptativas

que configuran un estado general de activación del

organismo para responder a las exigencias del ambiente.

En ese sentido, el estrés es útil y positivo porque ayuda a

resolver adecuadamente las situaciones de emergencia que

el eSTrÉS

en la Vida

Y en el

TraBaJo

HaCia una ViSión

máS eCológiCa

los aspectos negativos del estrés

aparecen, en forma creciente,

vinculados con el mundo del

trabajo: un caldo de cultivo

especialmente nutritivo para las

situaciones estresantes.

la reacción lógica de personas y

organizaciones ha sido acudir a la

psicología y a la medicina en busca

de herramientas. Sin embargo,

combatir el estrés no parece ser

cuestión de aplicar ciertas técnicas

en un momento dado. Requiere un

abordaje más completo, ecológico,

que implica cuestionar incluso la

actitud hacia la propia existencia y

la forma de vivir la vida.

José Vicente losada S.

José Vicente losada S., psicólogo, profesor invitado del IESA y profesor de la UCV.

69 DEBATES IESA • Volumen XVI • Número 4 • 2011

enfrentan cotidianamente los seres humanos. Contar con un

cierto nivel de estrés o tensión es importante y necesario para

actuar en la vida, lograr metas, movilizarse y obtener resultados

satisfactorios. Como nunca dejará de haber factores

estresantes, presentes tanto en el entorno social como en las

organizaciones, siempre habrá entonces estrés en la vida.

El estrés adquiere connotación negativa cuando deja

de ser un proceso natural, inherente a la adaptabilidad del

organismo, para convertirse en un generador de malestar y

enfermedades, y una causa de deterioro físico y psicológi­

co. Aquellas respuestas, alguna vez útiles y hasta esenciales

para la supervivencia de la especie humana por su propósito

originalmente defensivo, de protección y conservación de la

especie, adquieren proporciones exageradas, se perpetúan,

se hacen reiteradas, continuas, crónicas, y terminan volviéndose

inapropiadas, imprácticas e inoperantes para enfrentar

y resolver los problemas. Todo esto crea, finalmente, un cuadro

de síntomas o consecuencias que es, en realidad, a lo que

se le llama estrés y abarca múltiples áreas de la vida humana:

emocionales, conductuales, intelectuales, fisiológicas, de

salud, laborales y organizacionales. Constituyen un largo y

complejo conjunto de señales que incluyen agotamiento físico

y mental, fatiga persistente, depresión, angustia, despersonalización,

sensación de «estar en un callejón sin salida»,

sentimiento de no tener el control sobre el entorno, fallas

de la memoria, incapacidad para tomar decisiones, disminución

o anulación del rendimiento en el trabajo, ausentismo

laboral, aislamiento social, sensación de incapacidad general,

aumento de la irritabilidad,

...

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