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Emprendimiento escolar. El modelo educativo imperante hasta mediados del siglo pasado, tuvo énfasis en el conductismo


Enviado por   •  1 de Febrero de 2016  •  Resumen  •  1.419 Palabras (6 Páginas)  •  409 Visitas

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El modelo educativo imperante hasta mediados del siglo pasado, tuvo énfasis en el conductismo, caracterizado por la mera trasmisión de información de manera unidireccional, de profesor a alumno, y con un nulo papel de la comunidad en los asuntos escolares. Según Sobrado (2010) las directrices educativas se centraban en la adquisición de “las competencias básicas: lectura, escritura y matemáticas”(p.1). Fue un modelo desarrollado mundialmente, pero se agotó al cuestionarse su procedimiento, no se ocupaba de ejecutar acciones que impulsaran el desarrollo integral de la persona y este tipo de escuela, no respondía a las demandas de la sociedad, que evolucionaba de manera vertiginosa, cada día más divergente, dinámica y plural.

Esta concepción educativa, no cumplía con el papel de formar a un ciudadano, comprometido con su entorno y consigo mismo, por lo que se impuso la formación integral, lo cual auspicia el desarrollo cognitivo, físico, social, comunitario, psicológico, filosófico y cultural. De esa manera la escuela se institucionalizó como el ente capaz de impulsar la formación holista del ser humano, por tanto la educación se transformó en la herramienta básica de desarrollo, como fenómeno social, es decir se demandaba que sus egresados pudieran actuar en el contexto de influencia y desplegar las competencias logradas.

Una de esas competencias que se le exige al hombre de hoy, es precisamente el emprendimiento. Esto a manera de superar en los países vías de desarrollo la dependencia casi total del mercado laboral con el Estado empleador. En ese sentido, un proceso educativo que acentué su capacidad emprendedora, implica el desarrollo de habilidades y destrezas en función de las necesidades y los contextos en que se viven, enmarcados en las realidades económicas, el comercio , el mundo empresarial ,el mundo del empleo y la productividad. De esa manera Leguizamón (2011) indica que:

La educación debe ser asumida como un problema central del desarrollo económico y el progreso de una nación, entonces cabría preguntarse, si estamos respondiendo a este nuevo reto contemporáneo, si estamos dispuestos como sector educativo a tomar la iniciativa para liderar la formación en la competitividad, en la formación para el trabajo, para convertir fundamentalmente la educación en un factor de desarrollo, de riqueza y bienestar social. (p.2)

Formar en emprendimiento involucra la capacidad y responsabilidad individual para desarrollar competencias no solo mediante la experiencia sino también cuando se asumen mecanismos de búsqueda y adquisición de nuevos conocimientos que complementen y amplíen el uso de herramientas de trabajo para impulsar el desarrollo del contexto; significa comprender el entorno, realizar análisis situacional del mismo, detectar la realidad y visualizar posibilidades de cambio socioeconómicas, tanto colectivas como individuales.

En los últimos años se ha iniciado una tendencia generalizada, según Camacho (2007), en cuanto a promover, incluso en educación primaria, la cultura emprendedora, sobre todo hacia las competencias empresariales, que la autora señalada, la define como “la capacidad que posee todo ser humano para percibir e interrelacionarse con su entorno” y en el mundo actual debe ser vista como una estrategia prioritaria para adquirir una mayor conciencia y claridad sobre la importancia de la promoción del espíritu emprendedor y la creación de empresas. Este objetivo debe ser parte de la formación de los niños a temprana edad.

Para cumplir con esa misión, es importante que en la escuela se potencie y se ponga en práctica dos principios que identifican al ser humano como la creatividad y la innovación, competencias ligadas estrechamente con el espíritu emprendedor y además forman parte del desarrollo integral de la persona. Al respecto Betancourt (2000) sostiene que educar con creatividad, consiste en:

Educar para el cambio y formar personas ricas en originalidad, flexibilidad, visión futura, iniciativa, confianza, amantes de los riesgos y listas para afrontar los obstáculos y problemas que se les van presentado en su vida escolar y cotidiana, además de ofrecerles herramientas para la innovación. La creatividad puede ser desarrollada a través del proceso educativo, favoreciendo potencialidades y consiguiendo una mejor utilización de los recursos individuales y grupales dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Este educar en creatividad implica amor por el cambio. Es necesario propiciar para que se manifieste la creatividad de los alumnos, al menos en el sentido de ser capaces de enfrentarse con lo nuevo y darle respuesta.

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