Ensayo del principio de abstracción Dworkin

Igualdad y libertad: derechos humanos encontrados

Pablo Andrés Paz Delgado

Filosofía Política 4-6

Desde que conocemos la declaración universal de los derechos humanos, tal y como es ahora, hemos enfrentado un problema conceptual que en la parte práctica nos han traído muchos problemas, sobre todo en los países extremistas en cuanto a los ideales políticos que tienen, o sistemas económicos nacionales. Si bien sabemos que los derechos humanos no son autónomos entre sí, los estados han dado prioridad a algunos derechos sobre otros, y se ha dado el garantismo constitucional, donde el estado decide que derechos humanos ha de positivar en los ordenamientos jurídicos. Es imposible, como creo yo que hace referencia Dworkin, que todos los derechos humanos estén a la par entre sí, por ejemplo, con los derechos de libertad de expresión y seguridad, donde si el discurso pone en serio peligro las vidas de los nacionales, el derecho a la seguridad se pone primero que el de la libre expresión. Lo mismo con los derechos del libre desarrollo de la personalidad, y el de salud. Dándose en este momento el debate, debido al fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde se pone el consumo de la marihuana, un ejemplo del libre desarrollo de la personalidad, por encima del derecho a la salud. (amparo en revisión 237/2014) y actualmente se debate a petición del poder ejecutivo de la nación.

Lo que creo que intenta Dworkin en este fragmento de su libro, es establecer que, de hecho, se tienen que poner algunos derechos arriba de otros en ocasiones y para procurar la igualdad, o más bien evitar el extremismo socioeconómico característico de su país y del nuestro. Pero también cuidando siempre el liberalismo económico y político que es una fundamental característica de los Estados Unidos de América, y estableciendo para esto cuales son los límites que tiene que haber en una prohibición de algunas cosas que procuran un derecho un poco a costa del otro. Dworkin menciona estos límites como indispensables para que, no solo se pueda dar la igualdad, si no que exista la igualdad de recursos como tal.

Al mismo tiempo Dworkin menciona que a pesar de que en su libro ya ha mostrado las inconveniencias de las discapacidades físicas y metales, la mala suerte, y los gustos caros, resolviendo todos ellos en una manera en donde encaje la igualdad de recursos sin transgredir los derechos de estos, y lo que creo que es muy importante, a lo cual hace referencia el autor siendo el un defensor de un país como comunidad y no como un territorio de gobierno débil que más bien representa una anarquía práctica económica, que las libertades de estos no transgredan los derechos de los demás, que por mucho que tengan ciertos gustos o ciertas discapacitados, el estado no puede dejar de ser justo con unas personas, para entregarles a otros lo que ellos consideran pero no necesariamente es justo. Entonces Dworkin menciona que, a pesar de haber tenido solución en sus páginas anteriores a lo que él había planteado, no tiene un modo de reparar los daños causados por el rechazo de la sociedad a ciertos grupos cuando se habla del mercado hipotético de seguros, mismos grupos que por el poder económico de los demás, pueden ser segregados sin que el ordenamiento jurídico contemple algo al respecto, y por lo tal pueden ser segregados.

El caso que me parece bueno mencionar para ejemplo más apegado a la realidad de nuestro país y no a un caso de Estados Unidos en los años sesentas como lo menciona Dworkin, son las comunidades indígenas en México. Aunque en lo personal no estoy de acuerdo en que México como país tiene solamente como buenos residentes a los indígenas, y la ferviente protección de sus derechos incluso por encima de los nuestros (véase por ejemplo un programa educativo nacional, donde se asegure el lugar para estudiar a los indígenas, y por lo cual los grupos no pertenecientes a una comunidad tal, pero ciertamente acreedores a una educación pública y gratuita, no tienen la misma oportunidad que un indígena a estudiar.) es cierto que la mayoría de los negocios, el mercado, y el grupo que impone las tendencias en nuestro país no es perteneciente a las comunidades indígenas. Entonces si la sociedad aparte tiene el suficiente poder económico para dejar fuera a grupos indígenas del mercado económico, cambiar los estándares de la etiqueta profesional, y unificar al país con una lengua única, (que hasta hace poco se usaba en procedimientos legales donde los indígenas no entendían lo mencionado y nadie les traducía) lo que está pasando es que existe una segregación que tal vez no sea voluntaria, pero realmente ocurre, afecta, y empobrece en varios sentidos a las comunidades indígenas, Dworkin a lo que se refiere es que deben existir herramientas para que estas cosas no sucedan. No se puede tomar como parte del liberalismo y olvidar que realmente existe una desigualdad impulsada por el mismo sistema.

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