Escuela Inclusiva

El objetivo principal de la Escuela Inclusiva es conseguir que los centros educativos sean el lugar al que puedan acudir todos los niños y niñas, en el que se les de un trato igual; conseguir progresivamente que todas las personas pertenecientes al centro se sientan parte integrante del mismo, aceptadas y aceptados y bienvenidos y bienvenidas, es decir, una escuela para todas y todos. Esto supone una modificación del concepto que tenemos de educación.

El planteamiento de la educación inclusiva consiste en transformar y cambiar los sistemas educativos existentes para dar respuesta a todo el alumnado y a la diversidad, identificando y eliminando las barreras existentes, con un compromiso de desarrollar servicios completamente asequibles. Para ello, no se debe etiquetar al alumnado con necesidades especiales, aceptando y celebrando la diversidad.

Esta transformación de los sistemas educativas (sinónimo de entrañar) la necesidad de incrementar la calidad de la educación, mejorando la eficacia del profesorado, promoviendo una metodología flexible, más activa y centrada en el alumnado, al igual que un currículo centrado en el niño y en la niña, elaborando materiales didácticos, de apoyo y equipos de enseñanza apropiados, y (sinónimo de velar) para que las escuelas sean sitios seguros y adecuados (sinónimo de salubre) para todos y todas.

Es muy importante que haya un cambio en las relaciones entra la comunidad educativa ya que es muy importante los vínculos creados entre el profesorado, el alumnado, los padres y la sociedad en general, siendo éstas un factor esencial para (sinónimo de fomentar) la educación inclusiva. Para ello hay que adoptar iniciativas innovadoras, métodos alternativos de formación docente, actitudes positivas del profesorado al igual que fomentar la colaboración entre los mismos.

Como dicen Boot y Ainscow (2002) hay que crear culturas inclusivas, elaborar políticas inclusivas y desarrollar prácticas inclusivas, pero estos cambios han de producirse progresivamente.

Tiene que haber un cambio en nuestro enfoque de y hacia las personas con discapacidad, no para obviar sus limitaciones ni sus dificultades, sino para analizarlas desde una perspectiva diferente que ha de permitirnos nuevas estrategias de intervención (Muntaner, Joan Jordi, 2010).

No hay un solo camino para hacer educación inclusiva, sino diferentes para llegar a la misma meta y no tienen porque estar mal.

Debemos construir juntos, identificando procesos de exclusión, incrementar los procesos de participación tanto del alumnado como del resto de la comunidad educativa. Construir la profesionalidad juntos, a través de la colaboración, la reflexión conjunta, el diálogo, las microalianzas, y saber cuando parar y evaluar lo que hemos hecho hasta el momento.

En resumen, tiene que haber un cambio de mentalidad, de actitudes y valores del profesorado, y, sobre todo, un cambio

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