Filosofia
Enviado por • 20 de Julio de 2014 • 1.235 Palabras (5 Páginas) • 144 Visitas
Existe la creencia de que lo que hacen los científicos es lo siguiente: observan “hechos” y, a partir de ellos, “sacan” leyes. Tal procedimiento recibe el nombre de inducción, la cual no parece ser sino una especie de “generalización”. Más en detalle, el método inductivo tendría las siguientes etapas:
1. Observar y registrar todos los HECHOS, de un modo objetivo y libre de prejuicios: los hechos “brutos”, tal cual son “en sí mismos”. Las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones.
2. Comparar y clasificar los hechos. Ello permitirá hacer GENERALIZACIONES (en esto consiste la inducción) referentes a las relaciones causales entre los hechos. Tales generalizaciones son consideradas como leyes (enunciados que expresan relaciones constantes entre hechos).
3. Deducir las CONSECUENCIAS de las leyes así obtenidas. De este modo, se podrán hacer predicciones acerca de futuros hechos.
Se llama inductismo a la concepción de la ciencia que defiende el uso preponderante del método inductivo. Si este método se concibe del modo expuesto, se trata de un inductivismo ingenuo, porque concebido así, es un método cuyo valor científico es muy discutible.
Las objeciones principales a este método son la inexistencia de hechos “puros” y la carencia de justificación lógica de la generalización. Con respecto a la primera, hay que destacar que no existen hechos puros, es decir, “brutos”, totalmente “objetivos”. Todo hecho está “cargado de teoría”, es decir, incluye alguna interpretación desde una teoría. No es posible “partir de los hechos”, o “comenzar por la observación”: toda observación depende de una teoría.
De esta manera, si a alguien se le dice “observe sólo los hechos”, probablemente se quedará desconcertado y preguntará “¿qué hechos?. La respuesta podría ser “hechos significativos”. Y aquí está el problema: un hecho solo puede ser significativo para la ciencia si puede ser puesto en relación con alguna teoría.
Por ejemplo, en 1856 se descubrió la parte superior de un extraño cráneo cerca de Düsseldorf, en el valle de Neanderthal; el hecho no tuvo casi repercusión. Cuarenta años más tarde se descubre en Trinil un cráneo semejante y el descubrimiento provocó grandes polémicas porque, en 1869, Darwin había publicado El origen de las especies; el hecho cobraba, entonces, una significación totalmente nueva.
En cuanto a la segunda objeción, hay que destacar que, en efecto, es incorrecto lógicamente pasar de “algunos X son A” a “todos los X son A”. Si no registramos todos los hechos, siempre podrá haber alguno que desmienta la generalización. Y registrar todos los hechos es imposible, pues, tendríamos que esperar hasta el fin del mundo.
Un ejemplo de esto lo encontraríamos en la Historia del pavo inductivista de Russell. El pavo, movido por el afán científico, hizo cuidadosas observaciones acerca de la hora que se le daba de comer, y, como buen inductivista, la realizó en diversas circunstancias: los miércoles y los jueves, con calor y con frío, en días lluviosos y soleados... Por fin, la víspera de Navidad realizó, con todas las garantías inductivistas, su generalización definitiva “se da de comer a los pavos a las nueve de la mañana, sean cuales fueran las circunstancias”. Pero, lamentablemente, esa mañana no fue alimentado, sino degollado.
Consecuentemente, parece que la inducción no permite establecer con absoluta seguridad el valor de una “ley” de la naturaleza: “el inductivismo ingenuo” carece de fundamento. No obstante, algunas respuestas respecto al valor que posee la inducción serían:
- Para Hume, las llamadas “leyes naturales” sólo existen en nuestra mente. Nos hemos acostumbrado a contemplar ciertos acontecimientos de forma regular, y esperamos que se sigan repitiendo del mismo modo; pero no podemos estar seguros de que en la realidad exista conexión entre dichos acontecimientos.
- Recientemente, Carnap ha indicado que “la verdad de una conclusión inductiva nunca es segura, todo lo más, es probable”.
- Otros autores consideran que la inducción no resulta válida para el descubrimiento de las hipótesis y teorías científicas, sino únicamente para su justificación mediante la “contrastación”
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