Gray Narracion Oral
Enviado por greysser • 19 de Febrero de 2015 • 7.210 Palabras (29 Páginas) • 200 Visitas
La narración oral de cuentos, historias y anécdotas es una actividad humana que se remonta a la noche de los tiempos, se puede afirmar que está inscrita en el destino biológico del hombre, que teje en ella la trama de la vida, y, por lo tanto, parece destinada a acompañar a la humanidad en distintas épocas y contextos, aunque, en la actualidad, nos hayamos acostumbrado al tópico del lamento fúnebre sobre su desaparición. De hecho, este arte no se ha esfumado a causa de la alfabetización, ni a raíz del uso del petróleo, el gas o la electricidad que han iluminado las largas noches de invierno 1, ni por el ritmo de la vida moderna y de la variedad de formas de entretenimiento que ésta ofrece 2 y ni tan siquiera por culpa de la siempre demonizada televisión 3 u otros medios audiovisuales, sino que se ha adaptado a la nueva situación y, en época reciente, al igual que otras formas de arte oral, ha recuperado cierta vitalidad y visibilidad social, gracias a una transformación que le está ofreciendo una nueva posibilidad de acción en el ámbito de las artes escénicas. En el pasado, los narradores orales han ejercido una función relevante dentro de sus comunidades, contribuyendo a la transmisión de conocimientos y, al mismo tiempo, asegurando el mantenimiento y funcionamiento de la organización social y la convivencia humana. Los narradores orales contemporáneos ejercen su arte en escenarios de cafés, centros culturales y espacios teatrales grandes y pequeños, a parte de participar en múltiples programas pedagógicos en bibliotecas e instituciones educativas, pero siguen ejerciendo la que, para el filó- sofo alemán Walter Benjamin, era la función fundamental de la narración oral: la transmisión de la experiencia, transmitida de forma que resulte útil para el que la oye, lo que se consigue si, por el mero hecho de oírla, el narratario la vive a su vez, Una de las mayores diferencias entre los narradores de antaño y los actuales reside en la relación con la comunidad de escucha a la que se dirigen; en el pasado, los narradores familiares o comunitarios eran miembros de la comunidad o, si tenían otra procedencia, de todas formas contaban para un público homogéneo, una colectividad que compartía valores y formas de vida; en la actualidad, el narrador es un artista que actúa para un público de individuos que se han reunido para la ocasión y, a menudo, no sólo no tienen valores comunes, sino que ni siquiera tienen los mismos hábitos de recepción. Esta evolución hacia lo espectacular de la narración oral no es exclusiva de España o de Italia, sino que en muchos países europeos y americanos encontramos movimientos parecidos. Como afirmó el estudioso canadiense Christian-Marie Pons: Analizando los pasos de este proceso, se puede constatar cómo en el mundo occidental, en el siglo XX, o incluso a finales del XIX, la narración oral emprendió un largo camino que la sacó del anonimato de las veladas familiares o vecinales y la alejó del ámbito exclusivo de las tradiciones populares para acabar encontrando su sitio en la intimidad de las aulas o las bibliotecas infantiles como herramienta útil para fomentar el amor por la lectura. Mientras tanto, paulatinamente, iban desapareciendo los contextos y las ocasiones sociales en las que, durante siglos, se había desarrollado la narración tradicional. En la actualidad, por lo menos en esa parte del planeta que ha encendido la televisión y apagado a los abuelos (Clemente, 2002: 164), parece que la antigua costumbre de pasar el tiempo y olvidar las dificultades y las angustias de la vida contando cuentos sólo se reactiva en escasos contextos, siendo uno de los más recordados por estudiosos de folclore de distintos países el de largas hospitalizaciones, sobre todo en dormitorios comunes 4. En cambio, en las bibliotecas y las escuelas, la narración oral vivió durante décadas una existencia subalterna, convertida en simple embajadora del placer de la lectura ante los niños, culminando así un proceso de encasillamiento progresivo que había empezado ya en el siglo XVII cuando los cuentos populares y maravillosos, hasta entonces utilizados como entretenimiento para adultos, incluso en refinados ambientes cortesanos (baste recordar el divertimento barroco de Lo cunto de li cunti, de G. Basile), dejaron de considerarse historias dignas de ser narradas para todo tipo de público y se convirtieron en literatura para las clases subalternas o en literatura infantil 5. En las bibliotecas, la práctica de la Hora del Cuento se desarrolló sobre todo en los países escandinavos y anglosajones, para después difundirse en la mayoría de los países europeos. En España, una de las primeras protagonistas de este movimiento fue la escritora Elena Fortún, que, en los años treinta, muy consciente de que esta invención pedagógica representaba una novedad valiosa (cf. Fortún, 1991), contribuyó notablemente a su difusión. En Italia, en cambio, se trata de un fenómeno bastante reciente, que además suele quedarse en un segundo plano respecto a la lectura en voz alta o la lectura dramatizada. Por su parte, el teatro contemporáneo ha investigado frecuentemente las posibilidades escénicas de la narración oral, percibiéndola como un arte cercano puesto que, como el teatro mismo, en el fondo vive entre la voz, el cuerpo y la literatura. Si la épica se encuentra en los orígenes del teatro, éste y la narración pueden llegar a la identificación siempre que se supere la fractura de ciertas concepciones aristotélicas del teatro que excluyen tajantemente la diégesis de la práctica teatral. De hecho el director inglés Peter Brook, en 1980, escribió: Este aspecto más teatral de la narración oral encuentra su mejor aplicación en una de las corrientes teatrales más interesantes del teatro italiano contemporáneo, el Teatro di Narrazione, que desde hace más de una década explora y propone narraciones teatrales de gran variedad y originalidad. En este momento la narración oral demuestra una gran vitalidad en distintos ámbitos y presenta formatos diferentes que van desde los más humildes y cotidianos hasta los más ambiciosos desde el punto de vista artístico. Para intentar determinar los puntos en común, es necesario reflexionar, en primer lugar, sobre las características y la naturaleza de la narración oral en su conjunto, un tema poco estudiado, puesto que las investigaciones sobre artes orales han privilegiado siempre la poesía con respecto a la prosa y los estudiosos que se han centrado en la narrativa han centrado su interés en los textos producidos y no en el hecho de contar, ni en los intérpretes y sus técnicas narrativas y performativas.
2. Las fronteras de la narración oral La narración oral representa una actividad multiforme que posee un estatuto ambiguo, puesto que comparte códigos con artes diferentes, utiliza materiales pertenecientes a modalidades diamesiche
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