Grupos De Interes
Enviado por ARGOS28 • 13 de Septiembre de 2013 • 1.976 Palabras (8 Páginas) • 461 Visitas
Introducción
Uno de los temas que más han preocupado a la ciencia política ha
sido la incidencia de los grupos de interés en la actividad gubernamental y
legislativa. Este interés parte de la suposición de que el mero quehacer de
las instituciones no es suficiente para explicar el origen y desarrollo de los
múltiples intereses emanados de la sociedad. De hecho, como comentara
David Garson tiempo atrás (1974, 1978), el auge de la literatura sobre
grupos de interés en la segunda mitad del siglo pasado fue la respuesta
a un cierto tipo de institucionalismo que otorgaba absoluta soberanía al
Estado1; por lo que el estudio de los grupos se ha venido fomentando
para cubrir algunos vacíos teóricos en investigaciones tales como la
distribución social del poder, los límites de la representación política o los
mecanismos de protesta social. De todas formas, como reconoce Salisbury
(1994), la dificultad de medición la influencia, especialmente en relación
con la recopilación de datos (Arnold, 1982) ha sido el principal motivo
para explicar la errática conceptualización del poder; haciendo perdurar
la tendencia “balkanizadora” de los enfrentamientos entre los diferentes
enfoques teóricos (Knoke, 1986; Petracca, 1992).
Algunos autores pluralistas como Berry (1989) consideran que los
grupos de interés son el vínculo primario entre los ciudadanos y el Gobierno,
convirtiéndose, por lo tanto, en los principales canales de representación
de la ciudadanía ante las instituciones. Siguiendo este argumento heredero
de los trabajos de Bentley (1908) y Truman (1951)2, los grupos de interés
pasan a ser el principal mecanismo de movilización política ciudadana
entre los largos períodos sin concurrencia electoral ayudando, gracias
a su actividad pública, a renovar la agenda política. No obstante, esta
teoría fue intensamente criticada por Salisbury (1969) al hacer una doble
consideración: por un lado, negaba que la teoría de Truman fuera capaz
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ICPS Working Papers
de explicar aquellos casos en los que, aún existiendo un alta convulsión
económica o política, no se constituyeran nuevos grupos o no se reflejara
una mayor actividad por su parte3; y, por otro lado, consideraba que la
articulación colectiva no es un fenómeno natural sino, más bien, una
consecuencia del “intercambio” de beneficios entre sus miembros, es decir,
que la decisión de entrar a formar parte de un determinado grupo viene
avalada por la garantía de recibir incentivos a cambio.
A partir de esta doble crítica surgieron nuevos intentos dirigidos
a aclarar este conflicto en torno al concepto de interés. Por un lado,
Schlozman y Tierney (1986) propusieron una doble distinción del concepto
“interés” según si podría considerarse como un interés objetivo, en aquellos
casos en los que se pudiera observar una relación entre la demanda y las
características de los solicitantes –como, por ejemplo, que los enfermos
de cáncer de pulmón se opongan a la venta de cigarrillos–; y cuando la
definición del interés fuera subjetiva, es decir, en situaciones donde es más
difícil apreciar que la defensa de un interés afecte directamente sobre la
economía individual de los miembros del grupo, por ejemplo, en reformas
electorales o la protección de los animales. Más adelante, Heinz, Laumann,
Nelson y Salisbury (1993) volverían a criticar la noción básica de Truman
por la que todo interés se articula en un grupo al asegurar que no todos
los intereses tienen una proyección política sino que muchos de ellos no
son más que percepciones morales, valoraciones éticas o sentimientos
encomendados a un ámbito privado. Según estos autores, los únicos
intereses que podemos considerar válidos para la acción colectiva son
aquellos valores privados que tienen algún contacto con el Gobierno.
Al fin y al cabo, todos estos enfrentamientos, interpretaciones rivales y
ausencias teóricas han ayudado a que los politólogos hayan defendido mucho
más la labor de los partidos políticos en aras de mantener la democracia
(Walker, 1991: 20-21); dando pie a que el debate en torno al comportamiento
de los grupos de presión se encuentre repleto de alusiones a la corrupción o
la falta de transparencia (Lindblom, 1977; Hacker y Pierson, 2002). Incluso,
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Berry (1989: 146) ha llegado a comparar figurativamente la actuación de
un lobbista con la de un jugador de póker: “No hay unas pautas que seguir
cuando se negocia, es algo que se adquiere con la experiencia. (...) Es
como jugar al póker: debes saber cuando jugar o tirar las cartas”. Este
tipo de comparaciones ha allanado el camino a las reacciones marxistas
centradas en demostrar la complicidad elitista entre los gobernantes y los
grupos especuladores. Tal y como lo veía Wright Mills (1978 [1956]: 237):
“Como abogados independientes y políticos de partido que han de afrontar
las elecciones, los políticos profesionales han cultivado muchos grupos y
tipos distintos en sus distritos respectivos. Son grandes “elementos” en las
organizaciones sociales y comerciales (...). Los políticos se ven acuciados
por las exigencias y las peticiones de esos grupos, grandes y pequeños,
locales y nacionales. Como agentes del poder, los políticos tienen que
conciliar unos intereses con otros y, en el curso de sus operaciones, ellos
mismos se ven a veces comprometidos con hombres que carecen de una
firme línea de conducta”.
Suposiciones al margen, como enfatiza Wilson (2006) refiriéndose a
los estudios entre empresarios y política, ante la falta de un amplio bagaje
de estudios, siempre se ha tendido a extrapolar a nivel nacional y sistémico
las conclusiones de trabajos de ámbito local, como el famoso estudio de
R. Dahl (1961) sobre New Haven, o los de la investigación de Bauer, Pool
y Dexter (1972) sobre la legislación arancelaria estadounidense. Estas
deficiencias analíticas tienen un impacto negativo sobre el desarrollo teórico
de los estudios sobre grupos de interés. A modo de ejemplo, Baumgartner
y Leech (1998) se conturban de que los enfoques sobre grupos de interés
hayan pasado de considerarlos como actores más poderosos
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