LA DEONTOLOGÍA DOCENTE EN EL CONTEXTO UNIVERSITARIO

LA DEONTOLOGÍA DOCENTE EN EL CONTEXTO UNIVERSITARIO

Creemos que una sociedad se deteriora en la medida que no le sean impregnados valores éticos y morales desde el hogar y buscar que se conviertan en el objetivo central de los programas educacionales vigentes. Para Aristóteles la ética es manera de ser, carácter; es adquirida y no heredada por lo que estamos de acuerdo cuando se dice que una persona puede moldear o construir su modo de ser. Vemos que la familia genera una serie de comportamientos como autoestima, tolerancia, comprensión y cooperación que luego repercuten en la actuación del alumno en la escuela como órgano social.

Existen definiciones de ética desde varios puntos de vista de diferentes autores, citando la ética de Kant (1797) quien defendió la ética sin concesiones a la realidad, contrasta el ser y el deber ser. Por otro lado Hegel (1806) refiere el deber puro con la indeterminación de la conciencia. Desde luego cada autor defiende su punto de vista de la ética, pero nosotras sólo tomamos de ellos lo más relevante, ya que es en el hogar, en la familia, donde los valores son mejor adquiridos por el individuo, complementando con la escuela.

Estamos convencidas que la educación constituye uno de los instrumentos más poderosos para generar transformaciones en la sociedad, siendo uno de los desafíos más difíciles, el de modificar nuestro pensamiento, de manera que, se adapte a los crecientes cambios, derribando las barreras tradicionales, lo cual implica reformular las políticas y programas educativos. Uno de los objetivos primordiales de la institución universitaria es formar de modo integral el talento humano, lo que representa un reto permanente y una dimensión central del sector educativo y de la sociedad.

Así mismo creemos que la ética del docente universitario, depende de la formación personal y profesional a través de su desempeño, dentro y fuera de la universidad. Se adquiere y se va desarrollando a través de hábitos, costumbres, virtudes, vicios, modo de ser. En este sentido (Cortina, 1994) e (Ibarra, 1996), coinciden en definir la ética como una rama de la filosofía que se ocupa de la moral y sus manifestaciones, así como de sus relaciones con otras conductas del ser humano. La ética es una ciencia que persigue la conducta moral del hombre, el perfeccionamiento personal. Se ocupa de normar lo que las personas deben hacer en su entorno social o que es lo mismo, ella indica qué es lo bueno y lo malo de la conducta humana. La persona es buena cuando se desenvuelve correctamente y cuando cumple con las labores y obligaciones que debe hacer.

Cuando hacemos referencia a la educación en los valores en el docente universitario, nos ubicamos en una perspectiva humanista de la educación donde el docente está comprometido con el desarrollo social del estudiante. Queremos decir que un buen profesional es aquel que no solo posee conocimientos y habilidades, sino que en el sentido más amplio y humano debe poseer una sólida motivación profesional que le permita buscar soluciones a los problemas profesionales. También consideramos que el profesor universitario tiene que ser para sus estudiantes un modelo de actuación personal y profesional para que inspire a sus estudiantes en el proceso de construcción como persona en el ejercicio de la profesión.

La ética profesional actúa con buena voluntad sin una segunda intención, no busca hacer daño a los demás para conseguir un beneficio personal. La ética del docente la vemos de manifiesta principalmente en su práctica educativa desde dentro del aula, por lo que representa un gran desafío para alcanzar esta transformación del individuo y de la sociedad de la cual también forman parte los estudiantes, educadores e instituciones educativas entre otros actores involucrados en el proceso de aprendizaje. Por lo que nos identificamos con lo dicho por (Perdomo, 2000), quien sostiene que dar clase con ética es tener una conducta académica externa, como un testimonio de una convicción pedagógica interna.

Creemos también que con el desarrollo tecnológico, la globalización de los mercados, entre otros, se ha originado en nuestra sociedad grandes modificaciones en la conducta y en los mismos valores de cada persona como seres racionales que somos; se han derrumbado valores como también han surgido nuevos patrones de conducta. Por tanto consideramos que es en la educación donde los seres humanos logran una formación privilegiada en cuanto a la ética y la moral. Opinamos que es imprescindible que cada uno de nosotros como seres humanos, debemos saber los valores que hemos aprendido a lo largo de toda nuestra vida y ponerlos en práctica.

Nosotras estamos de acuerdo cuando se dice que la deontología radica en la educación que se ejerce desde la familia y de allí, de los docentes en la escuela para enseñar la moral y la ética. Recordamos que ser moral es actuar conforme a las exigencias de la naturaleza humana, es ser más humano, identificándose con el obrar bien, así que no hay actividad desarrollada por el ser humano que no esté ligada a la ética y a lo moral.

Pensamos que las exigencias deontológicas vienen dadas de manera casual, por lo tanto, decir la verdad o mentir, tiene sus propias consecuencias de manera que a veces no se dice la verdad por no causar daños a otros.

Estamos de acuerdo con lo que cita Nagel “Las razones deontológicas alcanzan su plena fuerza como impedimento a la acción de uno y no simplemente como impedimento a que algo suceda” (1986, pag. 177).

De manera general creemos que los deberes a que las personas están sometidas desde que nacen son dictados por normas, lo que han hecho que de allí se deduzcan si las personas son buenas y malas pero no los han dejado desarrollarse por si mismo ya que si la persona tiene su ética y moral con un alto estima, lo va a dar a conocer en su desenvolvimiento a través del tiempo.

Consideramos que la moral y la ética vienen de la mano, ya que en ambos casos se refieren a normas o el “deber ser”. Aun cuando la moral está establecida en el seno de una sociedad y en cambio,

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