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LA GRAN COMPETENCIA


Enviado por   •  13 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  1.181 Palabras (5 Páginas)  •  131 Visitas

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LA GRAN COMPETENCIA

Estaba buscando yo un grupo de bailarines, que me ayudaran a sobresalir en la competencia de baile  más importante del mundo. Así empezó mi búsqueda, mi meta era encontrar a personas cuya cultura me ayudara a enriquecer mi coreografía.

Mi nombre es Daniela Martínez, tengo 25 años de edad, estudio danza contemporánea en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y uno de mis grandes sueños es ganarme esta competencia de baile.

Un día, como cualquier orto me dirigía a la universidad a recibir mis clases, cuando en un semáforo vi a un trío de personas bailando, pero esta danza era muy peculiar, ya que parecía una especie de ritual , cuando vi esto, de inmediato se me ocurrió un tema para montar una coreografía. Pero cabe destacar que lo que más me llamó la atención fue el aspecto físico de aquellos tres personajes. Eran muy altos, con un evidente problema de gigantismo.

Cuando terminaron su actuación, me acerqué y les pregunte su nombre, ellos me miraron y no dijeron nada, al ver que no me respondían, les una moneda y una nota en el sombrero y me fui. Ese día no pude concentrarme en mis clases, ya que solo pensaba en estos tres personajes.

Esa noche cuando llegué a casa no dejaba de pensar en aquellas personas y en que ellos deban ser parte de mi grupo de bailarines, fue entonces cuando me propuse convencerlos, sin importarme el hecho de tener que pagares.

Al otro día, cuando me dirigía a la universidad, pase por aquel lugar pero no los vi, al saber esto me decepcioné y pensé que no los iba a volver a ver. Cuando salía de, mis clases, en la entrada de la universidad me encontré con uno de ellos, me acerqué y le pregunté el porque no había ido a hacer su acto. A lo que él me respondió:

  • Porque estábamos buscando trabajo, las pocas monedas que nos dan no son suficientes para sobrevivir.

Yo agaché la mirada y le propuse participar en la competencia de baile, cosa a la que se negó. Fue entonces que le dije que les pagaría a él y a sus dos compañeros si aceptaban ser parte de mi grupo y competir. Él se quedó pensando y luego respondió:

  • Está bien, pero ten en cuenta que cuatro personas no serán suficientes para ganar esa competencia, pero no te preocupes yo conseguiré a los demás.

Al escuchar esas palabras me tranquilicé un poco, y estaba muy feliz porque por fin había encontrado a mi grupo de bailarines. Esa noche pude dormir tranquila.

El primer día de ensayos, Juan, el cual era su nombre, me  presentó a sus otros dos compañeros, cuyos nombres eran Franco y Oscar. Al no ver a nadie más, le pregunté por las otras personas y no me dijo nada, solo sonrió, me tomó de la mano y nos dirigimos a la terminal. De allí nos fuimos para un pequeño pueblo, la verdad es que yo desconocía la razón por la cual estábamos viajando, llegué a pensar que ellos me habían mentido y me estaban secuestrando.

Cuando llegamos, Juan me dijo que iríamos a buscar a los otros integrantes del grupo. Así que nos adentramos en un bosque que ahí había. Pasaron 30 minutos y yo ya estaba cansada. A lo lejos se veía un pueblecillo en medio de aquel bosque. Fue muy grande la sorpresa que me llevé cuando vi que todos los habitantes de ese pueblo eran muy altos, era más que obvio, era un pueblo que sufría de gigantismo. Me quedé aterrada cuando noté, que los niños entre 12 y 15 años eran más altos que yo que tenia 25. Juan se fue a hablar con el gobernador de aquel pueblo.

Me inquieté mucho, al no ver a Juan y a sus otros dos amigos. Rato después, Juan llegó muy callado y serio, no me dio respuesta de nada. Muy desconcertada le pregunté:

  • Juan, ¿Por qué te demoraste tanto? ¿Dónde están los otros integrantes del grupo? Pero él no me dijo nada.

Franco al ver el silencio de Juan me respondió:

  • Los otros integrantes eran los  habitantes del pueblo, pero el gobernador se negó.

Cuando escuché estas palabras me enojé mucho y fui a hablar con aquel gobernador, ya que no me parecía justo el hecho de que él decidiera por los demás habitantes. Después de mucho hablar, él termino aceptando, cosa que me puso muy feliz. Esa noche volvimos a casa y pude dormir con tranquilidad.

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