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LA NARRACIÓN COMO HERRAMIENTA PARA LA REDACCION DE DOCUMENTOS


Enviado por   •  10 de Febrero de 2018  •  Apuntes  •  1.929 Palabras (8 Páginas)  •  167 Visitas

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LA NARRACIÓN COMO HERRAMIENTA PARA LA REDACCION DE DOCUMENTOS

Notas del Diplomado del Nuevo Modelo Educativo del IPN

Para desarrollar un escrito, trabajo, tesis, etc., hacemos uso de la narración por tanto el conocer algunas de sus características nos ayudará mucho en esta labor.

En primer término, Daniel Prieto Castillo señala cómo la narratividad se aprende y se desarrolla, aun cuando exista una capacidad general innata para ella, y es también la clave distintiva de procesos educativos innovadores que trasciendan el nivel de transmisión de datos y, en cambio, propicien la comunicación, la interlocución con el otro.

Notas sobre el trabajo discursivo[1].

La capacidad narrativa no llueve  del cielo. Hay quienes la poseen casi de antemano (de forma innata), la traen al trabajo y logran maravillas con ella. Me refiero a esas personas capaces de jugar con recursos de lenguaje propios de una intensa comunicación. Tal vez esa cualidad viene de la infancia, de relaciones ricas con otros seres, de espacios abiertos a la expresión. Sin embargo, no todos la traen de manera natural y la tendencia es a trabajar con un discurso pobre en narratividad, con un olvido del interlocutor (receptor) y de las formas de llegar a él.

La capacidad narrativa es producto de un aprendizaje y se llega a ella a través de una larga práctica. Todos hemos pasado por las primeras experiencias ante un trabajo, todos hemos ido aprendiendo a mejorar nuestra comunicación. 0 bien a abandonar cualquier intento en esa línea y a dejarse llevar por las viejas rutinas.

Cuando más se cae en la rutina, cuando se pasa a lanzar datos como dardos, la comunicación pierde su esencial característica: la de ser un acto de interlocución, un proceso entre varios.

Por ello, la narratividad no es de ninguna manera un lujo; es más bien la clave de esa relación.

Por su parte, Gabriel Janer nos dice respecto al sentido y valor de la narración para la comunicación que:   “Una de las conquistas humanas que definen con más provecho el tránsito hacia la humanización debió ser la capacidad de los hombres de inventar historias. Puede que antes fueran la búsqueda del fuego, la aparición del lenguaje articulado, el descubrimiento de alguna técnica, aunque sea el simple uso de una astilla, esto multiplica el poder de las manos. Junto a estas grandes conquistas, no me resisto a situar la del hombre que narra una historia […]

Sólo aprendemos las cosas que hemos sido capaces de contarnos, de ordenar en una secuencia, de estructurar en función de un relato. Si la experiencia no se enmarca en una estructura narrativa se pierde en la memoria. Recontar la experiencia supone reordenarla, organizarla en una representación […]

La fuerza del relato consiste en representar personajes (o elementos, cosas), describir situaciones, en comprometernos en unas determinadas emociones o situaciones, en mostrar mucho más que en demostrar. Hoy las ciencias humanas han descubierto que la narración es una nueva forma de conocimiento. También el significado de la experiencia está profundamente determinado por el orden en que hemos organizado la secuencia

Janer, Gabriel. “Representación del mundo y conflicto moral” en

Revista de Educación. Num Extraordinario. Madrid 2002

El siguiente texto destaca las cualidades narrativas comunes a todas las personas y las  ventajas de la narración para expresar y comunicar la significatividad de todo tipo de experiencias o información.

La narración y su técnica[2]*

En nuestra vida diaria, todos -unos más y otros menos- solemos actuar como narradores en más de una ocasión.

Si se nos apura, diríamos que, en el habla corriente y popular, casi todo es narración. Se cuenta, por ejemplo, a un amigo el argumento de una película; se dice a otro lo que nos ha pasado, hace unos instantes, al salir del cine; contamos, al llegar a casa, como fue la extracción de muelas que acabamos de sufrir; narramos, con más o menos detalles, el viaje que acabamos de hacer […]; reproducimos, con diálogo más o menos chispeante, la anécdota de un tipo célebre de la localidad, etcétera.

Todos conocemos a ciertas personas que, espontáneamente, como por un impulso natural, se pasan la vida narrando. Tales individuos, cuando nos cuentan algo, lo hacen con tal viveza que no parece sino que estamos viendo lo que nos narran. En estos casos, se trata, en realidad, de auténticos narradores -modernos juglares en prosa-, aunque ellos digan, si se les pone en el aprieto, que son incapaces de escribir lo que acaban de contarnos.

Pero esta incapacidad, las más de las veces, es sólo aparente y obedece casi siempre a una falta de método. Si estos narradores espontáneos se decidiesen a coger la pluma y trasladasen al papel, con la mayor fidelidad posible, lo que acaban de contarnos, quedarían luego, al leer su escrito, asombrados de sus propias dotes.

Es verdad es que sus escritos tendrían faltas de estilo, de simple redacción y quizá en algunos casos ortográficos  -todas ellas corregibles y evitables-; pero lo fundamental, el nervio de la narración, lo que no se aprende, estaría, fijo ya para siempre, en las cuartillas.

Hemos dicho "lo que no se aprende". Con ello tocamos un punto muy interesante del arte narrativo.

El buen narrador, como todo artista nace y se hace. Lo innato es lo que no puede enseñarse. Lo artístico, lo genial en la narración, no cabe en formulario alguno [...] Como simple ejercicio, puede imitarse a éste o a aquél escritor, aunque siempre nos sea más práctico imitarnos a nosotros mismos.

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