La Interpretacion De La Practica Del Docente-de Achilli
Enviado por cariito10 • 20 de Mayo de 2013 • 2.684 Palabras (11 Páginas) • 5.239 Visitas
La interpretación de la práctica docente: una interpretación de los saberes del maestro
Elena Libia Achilli
Introducción
El taller de educadores se utilizo como una modalidad de investigación. Es un espacio donde un grupo de docentes se actualiza investigando su propia realidad y se desarrolla un proceso de construcción y apropiación de conocimientos tanto por parte de los mismos docentes como de los investigadores que participan en él. Nos interesa destacar la dimensión que tiene como instrumento de investigación social al configurarse en ese espacio donde es posible realizar un proceso en donde se articulan y "juegan" resignificándose permanentemente conceptos y categorías que apuntan a la construcción de conocimientos de determinado nivel de lo escolar. Este proceso de construcción de conocimientos, sustentados en el diálogo de conceptos y episodios cotidianos en la escuela (registrados por los propios docentes), se funda y realimenta en la recupación e integración crítica y coherente del conjunto de las representaciones y saberes que los educadores despliegan en el ámbito del Taller.
El foco de interés de esta ponencia es la práctica docente. Centrar la atención en ella es relevante si se piensa que la intencionalidad subyacente del Taller de Educadores es la "modicación molecular" de la realidad escolar a partir del protaganismo de sus propios actores sociales en la construcción de alternativas posibles.
I. Interpretación de los que "dicen" los maestros. Una aproximación teórica metodológica
El primer problema consiste en dilucidar la caracterazación del material en el que nos sustentamos para la explicación de la práctica docente. Caracterizar de una u otra forma ese conjunto formado por el "decir" del maestro implica precisar su contenido, y asumir un enfoque teórico metodológico para su interpretación.
Más que hablar de discursos o representaciones hemos preferido asignarles el carácter de un saber posibilitador de que cada maestro desarrolle una práctica y se identifique como tal.
Ese "decir" del maestro está surcado por un indispensable "conocer" que hace posible que él despliegue una acción reconocida por la carga de significaciones individuales, institucionales, sociales, que les son conferidas. En este sentido, el "decir" contiene tal conocer sobre su práctica y la realidad en la que se inserta que nos permite categorizarlo como un saber. Es un saber que se va conformando de modo heterógeneo y por distintas vertientes, cada una de las cuales aporta su "recorte de saberes". El conjunto de estos "recortes" configuran en cada maestro un saber que se integra a la práctica cotidiana y se genera en parte por ella.
Exiten contenidos específicos que se despliegan en el taller, entre ellos:
a. Los saberes relacionados con la cotidianeidad laboral y que se integran desde la práctica. Tienen que ver con los aspectos didácticos como con el contenido temático con el que trabaja el docente.
b. Los que se conforman desde un "deber ser" imaginario, que aún cuando poco dicen de la práctica real, nos acerca a un conocimiento integral de ella y los maestros. Llevan una carga valorativa que tanto puede ser un valorar desde lo positivo como desde lo negativo.
El "deber ser" del maestro se construye individual y socialmente sobre los pilares de la vocación, la idoneidad y la afectividad. La vocación entendida por algunos como una capacidad casi innata, una "vocación de servicio" en la que "la labor del docente trasciente toda compensación material". Para esta imágen, que se le asigne una remuneración monetaria es casi un estigma.
La idoneidad tiene que ver con el saber del maestro, con su capacidad de acumular información sobre distintos aspectos, lo que despierta respeto por parte de los alumnos.
La afectividad se vincula con la fuerte ligazón emocional que se le atribuye a la relación docente-alumno.
Estas tres características interactuan y adquieren diferentes y determinadas significaciones según la concepción general en que el maestro se ubique.
El nivel de lo ideológico es un nivel que nos interesa distinguir por la significación que tiene para una teoría de la escuela y para una política de reformulación de la práctica docente.
Hemos partido considerando al conjunto de saberes y representaciones del maestro como heterogéneos. Su rescate e interpretación tiene importancia teórica y práctica al colocarnos en contacto con un plano objetivo de la realidad escolar que, aunque heterogénea, expresa la carga de normatividad que contiene. Entender tendencias generales de estos saberes es relevante para el funcionamiento de los Talleres de Educadores ya que permite considerar como las mismas actúan durante los procesos que en ellos se desarrollan, a manera de nudos problemáticos que dificultan el trabajo colectivo de articulación y construcción de conocimientos.
En el conjunto de saberes con los que los maestros interactúan en el espacio del Taller notamos algunas tendencias que dificultan el trabajo de análisis e interpretación de distintas situaciones escolares. Entre ellas encontramos el pragmatismo y espotaneismo, una inclinación a lo particular, un propender a la evaluación/valoración y una desvalorización de su propio saber.
Hablamos de pragmatismo en el sentido en que el maestro está organizado a la realización o resolución de su práctica. Lo lleva a un tipo de reflexión utilitaria que le resta libertad para la elaboración de articulaciones y conexiones más generales. Se produce una indiferenciación entre la reflexión sobre la práctica y la práctica misma. Todo esto dificulta la posibilidad de problematizar un saber.
Es posible hablar de un particularismo de rápida generalización en la medida en que este saber que se genera a partir de la experiencia individual es generalizado sin mediar una reflexión crítica. Estas generalizaciones están tan presentes en el saber del maestro que dudados entre caracterizarlo como "particularismo" o "ultrageneralización", concepto usado por Heller para explicar el pensamiento cotidiano. La autora dice que llegamos a la ultrageneralización de dos modos: por una parte asumimos esterioteotipos, analogías y esquemas ya elaborados; por otra, nos lo "pega" el medio en que crecemos, y puede pasar mucho tiempo antes que atendamos con actitud crítica, si es que llega a producirse.
Estas generalizaciones realizadas desde lo particular pueden concretarse recurriendo a mecanismos analógicos, a presedentes, o a la imitación. Es importante decir que obstruyen captar
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