Los Suelos

INTRODUCCIÓN

En un esquema simplista, el globo terrestre está constituido, inicialmente, por un núcleo formado principalmente por compuestos de hierro y níquel; posteriormente se encuentra rodeando al núcleo un manto fluido (magma), envolviendo a este manto está la corteza terrestre y finalmente sobre ésta existe una pequeña capa, formada por la disgregación y descomposición de sus últimos niveles; ésta delgada capa del planeta, es el suelo.

Gracias a la erosión y a la actividad de los seres vivos, la porción externa de la corteza rocosa terrestre, su superficie, se convierte en ésta capa llamada suelo.

Los suelos cambian mucho de un lugar a otro. La composición química y la estructura física del suelo en un lugar dado, están determinadas por el tipo de material geológico del que se origina, por la cubierta vegetal, por la cantidad de tiempo en que ha actuado la meteorización, por la topografía y por los cambios artificiales resultantes de las actividades humanas.

A pesar de que forma una capa sumamente delgada, es indispensable para la vida en tierra firme. Esta gran importancia de los suelos radica en el hecho de que la vida en la Tierra, tal y como se conoce, sería simplemente imposible sin éstos puesto que las plantas dependen de los suelos para proveerlas con agua y nutrientes y así ellas puedan generar el oxígeno necesario para la vida animal.

ORIGEN DE LOS SUELOS

El suelo es la parte exterior de la corteza terrestre formada por causa de un proceso de desintegración mecánica y descomposición química, formando una cubierta en la que vive una microbiota, una flora y una fauna microbianas que, actuando conjuntamente, transforman materia mineral en sustento para las plantas, y así éstas puedan ser utilizadas posteriormente por los animales y los seres humanos.

El suelo está constituido por una capa más o menos gruesa de material fragmentario no consolidado que se conoce con el nombre de “regolita” y que se apoya en la roca inferior. El suelo, junto con el agua en forma de lluvia o corrientes, permite el establecimiento de las actividades forestales, ganaderas y agrícolas. Así, el suelo es el resultado de la interacción del clima, la roca madre, el drenaje, la topografía, los microorganismos y la vegetación a lo largo del tiempo. La calidad del suelo se refiere a su capacidad para sostener la productividad vegetal y animal, así como mantener o mejorar la calidad del aire y agua. Su importancia reside en su naturaleza no renovable en los tiempos de vida humana; en promedio el suelo tarda en formarse de 100 a 400 años por centímetro de cubierta fértil, a través de la interacción del clima, la topografía, organismos (plantas, animales y el hombre) y minerales.

Según el área de estudio en la que se trate se define qué es estrictamente el suelo. Una definición considerada más general dice: Suelo es una delgada capa sobre la corteza terrestre de material que proviene de la desintegración y/o alteración física y/o química de las rocas y de los residuos de la actividad de los seres vivos que sobre ella se asientan.

Cuando el efecto alternativo de las rocas se lleva a cabo por un medio alterno de las rocas se lleva a cabo por un medio físico, se genera un suelo con una constitución igual a la de las rocas. Sin embargo, al ser de efecto químico el proceso mediante el cual se crea el suelo, la constitución mineralógica de él se vuelve distinta a la de la roca madre.

AGENTES GENERADORES DE SUELOS

Cada región del planeta tiene unos suelos que la caracterizan, según el tipo de roca de la que se ha formado y los agentes que lo han modificado, ya sean físico o químicos.

En el caso de los agentes físicos se genera lo que se llama desintegración mecánica, y esto se refiere a la intemperización de las rocas por agentes físicos, tales como el sol, el agua, los vientos y los glaciares. Por estos fenómenos las rocas forman arenas o, en otros casos, limos y en ocasiones también arcillas.

El sol al actuar sobre las rocas las calienta más en el exterior que en el interior produciendo una diferencia de expansión que ocasiona a su vez esfuerzos muy fuertes y finalmente un rompimiento de la capa superficial y su desprendimiento. A esto se le conoce como exfoliación y cambia de carácter según factores como la altura sobre el nivel del mar, la época del año o el tipo de roca.

Cuando se trata de desintegración por agua se refiere a la erosión que se origina en las rocas al ser arrastradas provocándose a su vez una fricción entre ellas haciéndolas redondeadas como los cantos rodados de los ríos. También el agua puede afectar en el momento que, en forma de lluvia, cae en las superficies pétreas, llena sus brechas, abre grietas y tiende a ocupar los espacios huecos de las rocas; si en ese momento hay congelación, la roca se fractura y se desintegra rápidamente.

Otro factor contribuyente a la erosión del suelo es el viento, esto cuando arrastra arenas tal y como es el caso de los médanos y los loess (suelos eólicos).

Los taludes de suelos arenosos también son afectados por los vientos que, al golpearlos incesantemente, desprende las partículas y las acarrea.

En el caso de los glaciares, éstos ejercen una gran acción abrasiva y de transporte de los materiales de la superficie de la tierra siendo variados los efectos de acuerdo al tipo de glaciar (de montaña o continental).

Si los glaciares arrastran material cementado con suelos productos de una descomposición química de las rocas y han sido comprimidos por la acción del hielo en los siguientes períodos de glaciación, el resultado es un suelo glaciar llamado hardpan que suele ser muy resistente.

Al hablar de descomposición química se entiende la acción de agentes que afectan a las rocas modificando su composición mineralógica o química. El principal agente es el agua y entre los mecanismos de ataque principales están la oxidación, la carbonatación y la hidratación.

La oxidación es la reacción química que puede ocurrir en las rocas al entrar en contacto con el agua de lluvia, puesto que el oxígeno del aire, en presencia de la humedad, reacciona químicamente resultando el fenómeno de oxidación comúnmente visto en rocas que contienen hierro y resultan de un color pardo rojizo de algunas afloraciones.

En la carbonatación el ácido carbónico [anhídrido carbónico (CO2) y agua (H2O)] actúa sobre las rocas que contienen fierro, calcio, magnesio, sodio o potasio como es el caso de las rocas ígneas.

La hidratación es la acción y efecto de combinar cuerpos con agua para formar hidratos, o sean compuestos químicos con agua en combinación. El agua se absorbe y combina químicamente formando

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