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Monotonia Cotidiana


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  2.160 Palabras (9 Páginas)  •  268 Visitas

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LA HISTORIA PERSONAL, ESCOLAR Y LA GRUPALIDAD

LA MONOTONIA COTIDIANA

La asistencia de los niños en la escuela es una experiencia tan común en nuestra sociedad que los que nos quedamos mirando como se van, raras veces nos detenemos a pensar que será de ellos cuando lleguen a sus clases.

Los profesores, como los padres, raras veces se detienen a considerar la importancia de miles de episodios insignificantes que, unidos constituyen la rutina de clase.

Muy pocas veces nos tomamos la molestia de describir con detalle lo sucedido, no le tomamos la importancia si no ha sucedido algo interesante.

La monotonía de nuestra vida cotidiana encierra una potencia demoledora propia. los antropólogos comprenden este hecho mejor que muchos otros sociólogos y sus estudios de campo nos han enseñado a valorar la importancia cultural de los elementos rutinarios de la existencia humana.

La escuela es un lugar en el que se aprueba o se suspende, en que suceden cosas divertidas, se aprenden cosas nuevas y adquieren nuevas capacidades.

Se dice que un niño pasa mas tiempo en la escuela que en otro lugar. En casa pasa mas tiempo dormido que realizando algún tipo de actividad, a partir de los seis años su cara es mas familiar para el profesor que para sus padres, y quizá incluso para su madre.

La clase no es un entorno físico estable, ofrece un contexto social bastante constante. Los mismos niños se sientan siempre en el mismo pupitre y el profesor esta casi siempre en el mismo lugar. Rara vez se produce algún cambio. Existe un horario cotidiano, en el cual se dividen periodos limitados de tiempo durante los cuales se estudian temas determinados o se realizan determinadas actividades.

Cada una de estas actividades principales se realiza de acuerdo con normas muy claras que los alumnos deben comprender y obedecer, por ejemplo, no hablar en voz alta mientras se hacen los ejercicios, no interrumpir al que esta hablando, no mirar lo que otros escriben durante un examen, levantar la mano para hacer una pregunta.

Cuando un niño entra a la escuela por la mañana penetra en un entorno con el que se ha familiarizado de manera excepcional a través de una asistencia prolongada. Es, además, un entorno bastante estable, en el que los objetos físicos, las relaciones sociales y las actividades principales son casi constantes días tras día, semana tras semana e, incluso, en muchos aspectos años tras año. La vida en este entorno se parece a la vida en otros contextos, ero no en todos. El mundo escolar tiene unas características únicas. La escuela, como la iglesia y el hogar, es un lugar especial. Y el hecho es que los jóvenes tienen que estar en la escuela quiéranlo o no.

Las clases son lugares especiales. Lo que en ellas sucede contribuye a diferenciar este entorno de los demás. Esto no quiere decir, que no haya semejanzas entre las experiencias del niño dentro y fuera de la escuela.

Aprender a vivir en una clase implica, entre otras cosas, aprender a vivir en un grupo. La adaptación a la vida escolar le exige al alumno acostumbrarse a vivir sujeto constantemente a la evaluación de otras personas.

En la escuela se establece claramente una división entre débiles y fuerte. Los profesores son mas fuertes que los alumnos en sentido de que tienen mas responsabilidad en la configuración de los acontecimientos de la clase y esta diferencia de autoridad es otro condicionante de la vida escolar ante la cual tienen que reaccionar los alumnos. Con frecuencia los alumnos se encuentran fuera del medio escolar, entre un grupo numeroso de gente, son objeto de critica o alabanza, y se ven avasallados por personas que se encuentran en una posición de superioridad frente a ellos.

Todo el que se dedica a la enseñanza sabe que la clase implica mucho trabajo, aunque un observador ocasional pueda pensar lo contrario.

Otra responsabilidad del profesor, que dirige nuestra atención a otro aspecto importante de la vida de la clase, es la de distribuir el tiempo. El profesor es el que se ocupa de que todo comience y termine a su tiempo. Es evidente que si queremos alcanzar los objetivos de la enseñanza y evitar el caos social, no tenemos mas remedio que imponer ciertos controles. Si observamos minuciosamente los detalles de la vida de la clase nos sorprenderá constatar la cantidad de tiempo que los niños pasan esperando. En la mayoría de las escuelas elementales los alumnos tienen que hacer cola varias veces al día. Cuando están sentados en sus pupitres los alumnos tienen la impresión de estar en fila. Muchas veces los profesores suelen preguntar la lección de banco en banco, los alumnos tienen que esperar a que les llegue su turno, recitan su respuesta cuando les preguntan y siguen esperando a que el profesor les vuelva a preguntar en la segunda vuelta.

La espera es solo una de las consecuencias de vivir en grupo y quizá no sea la más importante de las que fuerzan al individuo. Esperar puede ser malo, y a veces es beneficioso, cuando aquello que esperamos llega. Como todos sabemos a veces se espera en vano.

Las interrupciones son consecuencia, de la coexistencia masiva. Comentarios innecesarios, mal comportamiento de los alumnos, personas extrañas a la clase que entran para comunicar un mensaje interrumpen con frecuencia la continuidad de la explicación del profesor.

Otro aspecto de la vida de clase, relacionado con los fenómenos de la distracción y la interrupción, es la constante exigencia de que el alumno ignore a todos los que lo rodean. En cierto sentido los alumnos se ven obligados a comportarse como si estuvieran aislados, cuando cerca de el hay caras familiares que le hacen señas.

He aquí cuatro rasgos poco comentados de la vida en clase: espera, frustraciones, interrupciones y distracción hacia el grupo.

El espacio, los recursos abundantes, y una actitud liberal hacia las normas y reglas pueden disminuir un poco la presión de la masa (grupo) pero ciertamente no la eliminan totalmente.

No podemos predecir de qué modo reaccionara un alumno determinado a las presiones que la clase le impone. Solamente nos es posible señalar unos tipos generales de adaptación validos para numerosos grupos de alumnos.

La paciencia es mas una actitud moral que una estrategia de adaptación. Es mas, lo que una persona debe llegar a ser que lo que una persona debe hacer.

El hombre paciente es aquel que no actúa de un modo determinado, aunque se sienta impulsado a ello. Es aquel que puede resistir la tentación de llorar o quejarse, aunque esta tentación

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