NUEVOS RETOS PARA UNA EVALUACIÓN PARA EL APRENDIZAJE

NUEVOS RETOS POR UNA EVALUACIÓN PARA EL APRENDIZAJE.

En estas últimas décadas el sector educación de nuestro país ha ido avizorando nuevos cambios educativos, insertando cada vez con mayor fuerza e interés las propuestas hacia una educación que se enmarque a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, acorde a las exigencias del presente siglo. El desempeño del docente es uno de los factores que se ha ido poniendo en tela de juicio, por lo que hoy en día el Marco del Buen desempeño docente y a partir de ello, las rúbricas del desempeño, van detonando el sabor de una educación con enfoque comunicativo, cuyo fin supremo es el desarrollo de competencias, para que al término del VII ciclo de Educación Básica se pueda contar con personas competentes, tal como aspira nuestra sociedad.

Pues bien, considero fehacientemente que ante la emergente necesidad de una educación de calidad acorde a las exigencias del siglo XXI, es fundamental que el docente esté comprometido ética y profesionalmente con la propuesta del CNEB y que para desarrollar competencias es necesario tomar en cuenta las habilidades de orden superior, un monitoreo activo,  una adecuada retroalimentación,  un clima favorable,  complementado con la  evaluación formativa del aprendizaje.

La educación, así como otros fenómenos sociales, culturales, tecnológicos, etc. Ha pasado por un largo proceso histórico, así como la concepción de competencia que tiene sus antecedentes desde la década del sesenta, cuando las empresas ya iban concibiendo esta noción orientado a la capacidad que poseía una persona para poder realizar una determinada actividad o tarea. En base a estos antecedentes, es pues, que se va introduciendo en la escuela esta terminología, aunque con muchas confusiones a comparación de la idea de competencia que hoy en día se tiene. ¿Pero acaso este proceso tendría que estar flotando, sin un marco regulador y orientador? Es verdad que no. Es el currículo el que contiene la direccionalidad de todo sistema educativo y si tomamos como referencia el Diseño Curricular Nacional aprobado el 15 de diciembre del 2008, donde contempla el desarrollo de competencias cuando menciona: “Estas competencias se orientan a la formación de estudiantes críticos, creativos, responsables y solidarios, que sepan cuestionar lo que es necesario, conocedores y conscientes de la realidad, de las potencialidades y de los problemas de la misma…” (Diseño Curricular Nacional de la Educación Básica Regular, 2008, P. 9).  Sin embargo, la práctica docente siempre estuvo orientada a la transmisión de conocimientos incluyendo actitudes y valores y con una evaluación al término del proceso.

Ya con las Rutas de aprendizaje nuestro sistema educativo va consolidando la idea de competencia, cuando considera a este término como “ la facultad que tiene una persona para actuar conscientemente en la resolución de un problema o el cumplimiento de exigencias complejas, usando flexible y creativamente sus conocimientos y habilidades, información o herramientas, así como sus valores, emociones y actitudes” (Ministerio de Educación, Rutas del Aprendizaje, 2015, p. 5) Asimismo conceptúa los términos capacidad, Estándar nacional  e indicador de desempeño, este último referido a lo que el estudiante debe hacer y sin considerar la utilidad que debe dar el estudiante. Con este enfoque comunicativo textual de las Rutas del Aprendizaje siempre la evaluación es el caballito de batalla que ha quedado desmarcado de su verdadera importancia en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Tanto el docente como el estudiante lo que más se preocupaban y se siguen preocupando es por el resultado al término del proceso, o sea la evaluación sumativa y mas no por el proceso de aprendizaje.

Ante la propuesta y posterior aprobación del Currículo Nacional de Educación Básica en el 2016, se presentan nuevos planteamientos como el cambio de enfoque comunicativo textual por el nuevo enfoque comunicativo; así como, la importancia de la evaluación formativa en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. En tal sentido, se deja notar claramente la congruencia con las rúbricas del desempeño docente, cuyo fin supremo es la mejora de los aprendizajes.

Frente a lo expuesto en el párrafo anterior vendría la pregunta: ¿Por qué es importante el desempeño promueve el razonamiento, la creatividad y el pensamiento crítico?  El Ministerio de Educación refiere:

Esta rúbrica evalúa si el docente promueve el desarrollo de habilidades de pensamiento de orden superior en los estudiantes (como el razonamiento, la creatividad y/o el pensamiento crítico), proponiendo actividades de aprendizaje y estableciendo interacciones pedagógicas que estimulen la formulación creativa de ideas o productos propios, la comprensión de principios, el establecimiento de relaciones conceptuales o el desarrollo de estrategias. (Rúbricas de observación de aula, Ministerio de Educación, 2017, p 11)

Con la aplicación del DCN y las Rutas del Aprendizaje, estas habilidades de orden superior no estaban concretamente planteadas en qué momento deberían ser desarrolladas, y en la mayoría de los casos pasaban desapercibidas en la práctica pedagógica; sin embargo, a partir de las rúbricas del desempeño docente es que se está tomando con mayor énfasis las actividades que apuntan ya sea al razonamiento, la creatividad o pensamiento crítico. Aspectos muy fundamentales en el desarrollo de una sesión de aprendizaje. Como por ejemplo en una sesión de clase de la sexta unidad de aprendizaje del tercer grado, el propósito de la sesión fue: Nos preparamos y participamos en un debate; planteando como producto la ejecución de un debate sobre folclore y modernidad. Para lograr el propósito y producto, planteé algunas actividades que permitan desarrollar el razonamiento y el pensamiento crítico, tal como indico a continuación:

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