ORFANDAD TEMPRANA.

La orfandad temprana

El presente capítulo confirma personalmente las inquietudes y suposiciones que tuve alguna vez respecto a este interesante tema, resuelve las dudas ya existentes y aquellas que surgieron conforme avanzaba mi lectura, misma que a su vez me incitaba a continuar analizando con detalle cada una de sus partes. Se trató de una lectura que aunque, no demasiado extensa ni excesivamente corta, fue clara, concreta y llevadera personalmente al momento de desglosar cada idea y asimilarla.

El tema me parece de lo más interesante puesto que aborda un tema que es planteado (correctamente, en opinión propia) como una raíz que da como fruto no solo uno sino una serie de conflictos, desgraciada y frecuentemente en el ser humano y que afectarán prácticamente por el resto de su vida.

El tema conlleva en lo personal ligar las experiencias personales de la vida a la explicación del autor y sobre todo, a los ejemplos que nos proporciona, es inevitable atribuirse ciertas características al propio Yo cuando es claro que se plantean circunstancias muy similares a las propias.

Éste capítulo hace una invitación a reflexionar respecto a las actitudes non-sanas que puedan existir en mi persona y a trabajar en ellas con mayor profundidad con el fin no de sanarlas, puesto que (Y según el autor mismo nos comenta en varias ocasiones) no sería probable, sino de superarlas y mejorar el aspecto emocional de mi vida.

Detecté los aspectos que más llamaron mi atención con respecto a las actitudes, frustraciones y variedad de sentimientos que experimenta común y mayoritariamente un huérfano temprano, así como los que se encuentran incluidos en los casos estudiados por el autor, los cuales son ejemplificados y detallados de excelente forma.

Puede rescatar algunos que como ya he mencionado anteriormente, podría aplicar en mi propia humanidad como personales y los cuales me invitan a explorar en mi pasado y revivir los momentos en los cuales fueron experimentados. Ente ellos podría mencionar:

• La ausencia del padre casi por completo en forma emocional, que provoca por lo tanto una figura materna excesivamente presente. Probablemente como la proyección principal
• Dolor por la ausencia acompañado de un sentimiento de minusvalía por abandono
• La búsqueda del objeto idealizado que se ha perdido y la ingenuidad ante ofrecimientos que aparentemente lograrán satisfacer este cometido y que finalmente fracasan.

Creo que en mi vida personal estos aspectos siguen sin resolverse y en determinadas situaciones surgen síntomas que lo demuestran.

En cuanto al apartado que hace referencia a México como un país huérfano me parece también sumamente interesante y un tema del cual había querido recaudar más información. Creo que la opinión del autor explica de una manera más adecuada, la respuesta a las suposiciones que alguna vez tuve. Como básicamente, el que yo misma me planteaba en cuanto a que México es un país que fue usurpado y despojado de sus figuras importantes y culturales, un país que fue arrebatado de sus autoridades, dioses y estirpes de confianza, seguridad y protección. Esto claramente se ve reflejado hoy en día en toda su sociedad, pues desde la conquista que no fue más que un despojo ya antes mencionado, la sociedad y sus miembros dotados de una inteligencia y espiritualidad extraordinarias (aunque de igual manera de una nobleza que recayó en ingenuidad), fue “re-organizada” de tal manera que los individuos (sobre todo las mujeres) vivieran en una situación de abandono físico y abuso emocional, y que los pequeños crecieran dentro de un hogar que había sido arrancado del seno de una familia que sería cálida y protectora, se convirtieran en algo que debía sopesarse y sobre lo cual no había nada qué hacer al respecto. Desde este punto en adelante los mexicanos adoptamos este sentimiento del huérfano temprano producto de una cadena repetitiva que por la naturaleza, crianza, y educación que incluyen la emocional en sus habitantes, permanece en el inconsciente como una huella cíclica que contenemos en nuestras raíces desde aquel tiempo. Creo en cierta parte que éste pasado se encuentra tan arraigado en nuestras mentes que algo muchas veces obliga a que la situación se repita de una forma u otra. Jugando el papel de víctima o de victimario.

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