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Orientacion


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2013  •  1.780 Palabras (8 Páginas)  •  227 Visitas

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LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA DESDE LA PERSPECTIVA ANALÍTICA-EXPERIMENTAL

En este apartado se va a tratar, en primer lugar, del carácter científico de nuestra disciplina desde la perspectiva analítica-experimental, si bien se defiende que la Orientación Educativa utiliza tanto esta metodología como la interpretativa, considerándose inadecuado el enfoque paradigmático único.

La palabra «ciencia» procede del latín «scientia», siendo su definición clásica el conocimiento cierto por las causas (cognitio certa per causa). Sin embargo, no existe acuerdo sobre el término, que se emplea de hecho para referirse a diferentes realidades. Entre las definiciones clásicas de ciencia, destacamos la de Bunge (1980), que la entiende como «la disciplina que utiliza el método científico con la finalidad de hallar estructuras generales (leyes)».

Ahora bien, es preciso determinar más analíticamente esta definición, pues dependerá de si se considera que el método científico es identificable con el método positivo o si se incluye también el interpretativo.

Es cierto que existe una tradición positivista que suele restringir la ciencia a las ciencias empíricas, con exclusión, por tanto, de las Ciencias Sociales. La restricción del término ciencia se debe a la combinación de varios factores: tradición positivista y empirista, criterios lógicos y simple convención. Entre los positivistas clásicos, la restricción del término a las ciencias naturales supone un juicio valorativo sobre el rigor de éstas con respecto a las sociales. También ocurre que se considera que el único método científico es el experimental. De esta suerte, el neopositivismo se autodetermina filosofía científica, con lo que se atribuye el triple objeto propio de esta filosofía al reconocer el carácter riguroso de su método y aceptar únicamente como significativos los resultados científicos. Las teorías positivas ponen en tela de juicio no sólo las proposiciones metafísicas, estéticas, etc., sino también el valor cognoscitivo de los aspectos teóricos de las ciencias de la naturaleza.

Los teóricos alemanes de la ciencia distinguen entre dos tipos básicos de conocimiento o episteme (Wissenschaft): ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. Las ciencias de la naturaleza se identifican con el concepto de ciencia anglosajón, mientras que las ciencias del espíritu incluyen la filosofía, la teología y la historia, entre otras. Ciencia, en esta acepción de Wissenschaft, significa conocimiento riguroso, metódico y organizado.

Abundan las definiciones incorrectas de ciencia, unas veces erróneas conceptualmente, otras llenas de ambigüedad y la mayor parte de las veces parciales. A título de ejemplo, no es exacto definir la ciencia como la actividad cuyo propósito es «amasar hechos». De ambigua puede calificarse la afirmación de que su fin es mejorar al mundo y al hombre. La parcialidad aparece en los conceptos que defienden que la meta científica reside en descubrir las explicaciones generales de los sucesos naturales, es decir, que su objetivo es la teoría o la explicación.

Una de las concepciones clásicas más claras es la que ofrece Brugger en su Diccionario de Filosofía (1972, p. 120): «conjunto de conocimientos que se refieren al mismo objeto y están entre sí en conexión de fundamentación». De aquí se desprende que a la ciencia le es esencial la conexión sistemática y la lógica que refleja las relaciones existentes en el objeto mismo, mientras que no aparece como exigencia científica la certeza de todas las proposiciones: puede comprender también hipótesis y teorías que no estén definitivamente comprobadas. Es de destacar, así mismo, la unidad de la ciencia que se funda en la unidad de su objeto: la unidad del saber y de la verdad.

Siguiendo este concepto, la Orientación Educativa es ese conjunto de conocimientos que se refieren al mismo objeto y que están entre sí en conexión de fundamentación. Este concepto de Orientación Educativa como disciplina científica exige determinar el objeto que estudia, así como la metodología por la que establece la conexión sistemática y lógica existente en su objeto de estudio.

De antemano conviene advertir que las disciplinas científicas estudian no el objeto real, sino lo «dado», de acuerdo con el interés particular de cada ciencia. De hecho, lo «dado» como tal no existe en la naturaleza sino que depende del enfoque específico o del interés particular de cada uno. En la naturaleza lo que existe es una multiplicidad de fenómenos: para convertirlos en conocimiento científico es preciso ordenarlos y transformarlos en objeto de estudio. Para hacer ciencia hay que renunciar a describir la totalidad de las impresiones recibidas, hay que limitar y determinar el objeto. La palabra «objeto» proviene del latín obiectum, compuesta de «ob», enfrente, delante, en contra, y de «iacio», arrojar, echar, poner fuera; etimológicamente significa pues «lo arrojado delante, lo contrapuesto, lo enfrentado». En el lenguaje común la palabra «objeto» se refiere a todo lo que está ahí, como sinónimo de «cosa». En un sentido menos general, se emplea refiriéndose a aquello hacia lo que apunta o sobre lo que versa una actividad cualquiera. Sin embargo, en un sentido más estricto, el objeto se refiere a lo que es término de una actividad consciente, pues sólo la actividad consciente es, propiamente hablando, proyectiva. Por tanto objeto, en sentido propio y estricto, es el término de la actividad cognoscitiva.

Esta metodología hay que retrotraerla al pensamiento de la Ilustración, centrado en la filosofía del empirismo positivista. Como sabemos, defiende que el conocimiento debe basarse en lo «objetivamente observable y verificable», contra el sentido de la experiencia. Como señalan Strawbridge y Woolfe (1996), fue importante en su momento «la propuesta de un método racional, empíricamente basado, para crear el conocimiento libre de los dogmas religiosos y de los valores morales

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