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PROBLEMA NORMATIVO DE LA EDUCACIÓN Y LOS VALORES


Enviado por   •  21 de Junio de 2013  •  1.969 Palabras (8 Páginas)  •  6.492 Visitas

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El problema número uno de cualquier país es la educación. Y en el nuestro el asunto anda revuelto y eso afecta a todos los niveles educativos, incluida la Universidad. Es tiempo de pensar la educación y pensarla a fondo.

La actualidad insiste en preparar a los alumnos para desarrollar competencias tanto en los estudios técnicos como en las ciencias y las humanidades. El viejo debate sobre si educar consiste en formar o en informar ha pasado de moda, porque ya sabe cualquier maestro o profesor que lo suyo es preparar chicos y chicas competentes. ¿Competentes, para qué? Para desempeñar ocupaciones asignadas por el mercado laboral, claro está.

Sin embargo, sigue pendiente aquella pregunta sobre si la preocupación por lo urgente no nos está haciendo perder la pasión por lo importante. Si en la escuela hay que enseñar a hacer tareas como manejar la computadora o conocer las señales de tránsito, cosa que los estudiantes van a aprender de todos modos por su cuenta y riesgo, o si hay que incluir en el programa materias de Humanidades, que preparan para tener sentido de la historia, dominio de la lengua, capacidad de criticar, reflexionar y argumentar. Que no son competencias para desempeñar una ocupación, sino capacidades del carácter para dirigir la propia vida.

VALORES FUNDAMENTALES PARA UNA BUENA EDUCACION

El tema de los valores, hoy, constituye literalmente un problema. Recordemos que el término griego problema (pro-ba/lomai) significa lo que se nos presenta enfrente, lo que nos es lanzado inesperadamente y que pide una respuesta. El problema de los valores, su necesidad, utilidad, fundamento, origen y ejercicio, nos es lanzado a nosotros, sí, a nosotros, los educadores, los del cotidiano quehacer escolar, y debemos dar una respuesta.

Esta idea intenta, por una parte, motivar la acción educativa, en mi opinión, a lo que ha sido y es la cuestión fundamental de la pedagogía: el crecimiento personal fundado en los valores; frase que puede ser contradictoria, pues si no se educa en valores ¿hay verdadera educación? Por otra parte, pretende rescatar de los clásicos de la educación algunas sugerencias didácticas, algunos modelos prácticos para la transmisión y conservación de los valores en nuestros estudiantes.

¿Por qué los clásicos? A esta pregunta debo contestar: porque estoy convencida, al igual que muchos, que la antigüedad es fuente de verdades, que la historia es una verdadera maestra y que una buena educación no se deja llevar por las modas pedagógicas, sino que rescata solo su valor y lo integra a sus experiencias y conocimientos pasados, para así reafirmar una auténtica didáctica personal.

Según el conocido mito de la caverna, expuesto por Platón, existen hombres que, dejando la oscuridad de las sombras, voltean a la luz, asumen el reto de quitarse las cadenas que atan a las mezquindades de este mundo, y se liberan. Esta es nuestra tarea, liberarnos primero, para después, ser, verdaderamente, liberadores de nuestros alumnos, futuro de una nueva humanidad liberada. Con este ejemplo a lo que quiero llegar es que, aun en pleno siglo XXI, con la tecnología en pleno auge y el actual crecimiento mental de todos los niños, persisten tabúes que nos tienen reprimidos en términos de lenguaje, es decir, el programa de educación restringe muchas ideas muy buenas de enseñanza por el simple echo de no estar fundamentadas en un papel o no haber sido escritas por los pensadores mas importantes.

En mi opinión, considero que hay tres valores fundamentales que primero que nada, debemos tener bien claros nosotros como instructores, para así poder transmitirlos a los alumnos, ya que estos son los que nos forman no solo para aprender y enseñar, sino también para formar una personalidad.

LA DIGNIDAD HUMANA

Educar en valores, refiere, necesariamente, educar en la dignidad humana. En este primer punto debo ser fiel a tantos maestros y maestras que he tenido y me han mostrado que la persona humana es digna en sí misma, digna de respeto y cariño, digna de comprensión y exigencia. La dignidad humana es el valor fundamental del resto de los valores. Si el hombre en sí mismo no fuera digno, ¿qué razón tendría llamar valiosas a sus acciones y productos?

Los antiguos romanos comprendieron esto y llamaron en común a todos los hombres, que los iguala en dignidad, la humanitas.: (humus, tierra, polvo); no en balde las palabras “humano” y “humilde” tienen el mismo origen. Dignidad humana, por tanto, hace referencia a ese ser único en el universo, capaz de conocer, valorar y amar la realidad en la que vive.

Maestra, maestro: el ser humano goza de una dignidad irrenunciable, nada ni nadie puede atentar contra el valor intrínseco de la persona humana. Y esto no lo digo en abstracto, sino en concreto: tú, yo, los alumnos, somos seres humanos en el más hondo significado. Somos dignos, hacemos cosas dignas, merecemos que se reconozca nuestra dignidad. Se exige una postura definida de toda nuestra labor educativa: o educamos desde y para la dignidad humana o, simplemente, no educamos; pues así como sin valores no hay educación, así también sin dignidad humana no hay valores.

EL CRITERIO

El criterio es la capacidad del ser humano para juzgar su entorno, para definir lo conveniente de lo inconveniente, lo benéfico de lo nocivo. “Criterio” proviene del vocablo griego krite/rion, que en un principio se entendía como la criba o cedazo que utilizan los albañiles para colar la arena de las piedras a la hora de preparar la mezcla. Posteriormente se designo a la capacidad humana para cribar o separar lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso.

Tal vez de los valores mas importantes y q queremos que existan es el “criterio”; para los jóvenes todo es bueno, todo es lícito, todo tiene justificación. Parece que carecen de parámetros personales para elegir, y elegir bien. Es triste confirmar que el joven cedió su capacidad crítica a los medios de comunicación, a la ocurrencia del último artista o a los espectaculares que encuentra en la calle. Por lo tanto, impera la necesidad de volver al criterio como fuente del actuar humano bueno, apegado a la conciencia y a los valores; es fundamental enseñar a pensar bien,

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