Primeras Organizaciones De Mujeres En Chile: Las Pioneras Del Feminismo
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Primeras Organizaciones de Mujeres en Chile: Las Pioneras del Feminismo
Escrito por admin el 16 de Abril, 2009
Hacia fines del siglo XIX se registran las primeras organizaciones de mujeres en Chile que surgieron formando parte de un movimiento obrero que buscaba condiciones de protección y reconocimiento. Eran los tiempos de la industria del salitre y la producción para la exportación y el desarrollo portuario bajo fuerte dependencia de Inglaterra.
“La primera sociedad femenina de que tenemos noticias se funda en el puerto de Valparaíso el 20 de noviembre de 1887. Se llamó Sociedad de Obreras de Socorros Mutuos de Valparaíso y como su nombre lo indica, fue una agrupación que surgió desde una identidad de clase proletaria, y con el objetivo específico de proteger su deteriorado cuerpo sometido a las más duras condiciones del trabajo asalariado fabril”<!--[if !supportFootnotes]-->[1]
Al trabajar en condiciones precarias, sin ningún resguardo legal que les diera seguridad ante las circunstancias adversas que vivían en sus trabajos, las sociedades de socorros mutuos nacieron como espacio de protección colectiva y sus principales tareas fueron “formar dos cajas, una de socorros mutuos y otra de ahorros; socorrer a las socias que se enfermasen”<!--[if !supportFootnotes]-->[2]<!--[endif]--> y además, “fomentar la instrucción, la moralidad y el bienestar, a fin de que puedan cooperar eficazmente al bien público”<!--[if !supportFootnotes]-->[3]<!--[endif]-->.
La atención de la maternidad, siendo entendida como parte de la vida y lo cotidiano, debió quedar fuera del sistema de salud de las asociaciones que centraron su atención “en la desgracia, en la protección de su fuerza de trabajo como factor de protección y sobrevivencia”<!--[if !supportFootnotes]-->[4]<!--[endif]-->Sólo podían ingresar obreras, es decir, costureras, telegrafistas, cigarreras, tipógrafas, etc. y no eran bienvenidas las lavanderas o empleadas domesticas.
La iglesia católica reaccionó frente a esta organización de obreras al enterarse que los temas religiosos no eran considerados y creó la “Sociedad Católica de Obreras” para competir con las organizaciones femeninas laicas que ban surgiendo<!--[if !supportFootnotes]-->[5]<!--[endif]-->.
En 1888, nació la Sociedad de Socorros Mutuos “Emancipación de la Mujer” que buscaba trabajar por el bienestar, el progreso y cultura de la mujer. Se vio obligada a cambiar su nombre por los resquemores que éste produjo, pasando a llamarse más tarde Sociedad de Protección de la Mujer. Juana Roldán Escobar, una de sus principales dirigentes, fue una luchadora incansable por los derechos de los trabajadores y de la mujer. Contribuyó a la formación de numerosas sociedades y confederaciones, para estimular la participación de las obreras, la educación y la defensa de sus derechos<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]-->.
Sin embargo, es a principios del siglo XX que se multiplican las organizaciones de mujeres, ligadas a las actividades económicas dominantes en ese momento: la explotación del salitre, cuya fuerza de trabajo se concentró en el norte del país, y las industrias que pertenecían a los sectores urbanos. Las organizaciones de mujeres se preocuparon de las condiciones laborales, de la calidad de vida, iniciando conjuntamente una reflexión sobre el tema específico de la opresión que ejercía un sexo sobre otro.
El contexto social del país era adverso para los trabajadores y más aún para las mujeres que comenzaban a incorporarse de a poco a la fuerza de trabajo, especialmente “a los servicios, industria manufacturera y comercio”<!--[if !supportFootnotes]-->[7]<!--[endif]--> El trabajo en las industrias tuvo consecuencias negativas para las mujeres, ya que “se incorporó dentro de las fábricas una estructura de trabajo que dividió a las mujeres de los hombres. En este esquema, la participación marginalizada y mal remunerada de las mujeres en trabajos industriales afectó directamente su participación y demandas en el movimiento obrero”<!--[if !supportFootnotes]-->[8]<!--[endif]-->
La prensa tuvo un papel importante al difundir las discusiones que se realizaron en torno al tema de la mujer. En 1905 se publica “La Alborada”, redactada por Carmela Jeria, obrera tipógrafa. “Fue el primer periódico de la prensa obrera chilena redactado por una mujer. Fue distribuido bimensualmente en las ciudades principales, con pocas omisiones, hasta que cesó de publicarse bruscamente en mayo de 1907”<!--[if !supportFootnotes]-->[9]<!--[endif]-->.
Aunque en un primer momento los artículos se referían sólo al movimiento obrero, con el tiempo se incluyeron algunos cuestionamientos feministas. Aparecen, además, corresponsales que realizan un tratamiento explícito del tema como, por ejemplo, Esther Valdés de Díaz, “Estas tendencias se ven claramente cuando sus comentarios van más allá de la denuncia de las amenazas físicas y morales que representa el capitalismo para las mujeres, y entran a plantear la explotación de las mujeres tanto en la casa como en el trabajo, y a criticar a los mismos dirigentes obreros por su falta de interés en la emancipación integral de la mujer. El cambio de perspectiva se acentuó cuando cambió la inscripción de portada de “publicación social obrera” a “publicación feminista”, en agosto de 1906”<!--[if !supportFootnotes]-->[10]<!--[endif]-->
Un año después de la desaparición de “La Alborada” se crea el periódico “La Palanca” que mantuvo a varias colaboradoras de la publicación anterior, siendo por ello considerada la continuación de ese espacio.
En 1907 ocurre la matanza de la Escuela de Santa María, durante una huelga de los trabajadores del salitre, que junto a sus familias se reúnen en Iquique, solicitando el aumento de su salario y mejorías en sus condiciones de trabajo. Bajo la presidencia de Pedro Montt, se ordena a las tropas del gobierno entrar a la Escuela y matar a los trabajadores y a sus familias con un resultado de más de tres mil muertos y un dur golpe al movimiento obrero.
La concentración de mano de obra en torno a la extracción del salitre, el impacto de las condiciones de vida precarias de los integrantes de las familias que habitaban las salitreras, la proliferación de organizaciones obreras que incluyeron la participación de algunas mujeres, junto con el interés de incorporar el tema de la opresión de las mujeres al discurso socialista, fueron las principales causas de la formación de las organizaciones de mujeres.
Teresa Flores junto a Luis Emilio Recabarren fundador del “Partido Socialista Obrero” en 1912, hicieron pública
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