Propuestas De Aprendizaje
Enviado por pinguinodostres • 26 de Febrero de 2014 • 2.106 Palabras (9 Páginas) • 323 Visitas
ASUMIR EL LIDERAZGO COMO TRANSFORMACIÓN TOTAL
Fuente: ALFREDO ANTONIO
GORROCHOTEGUI, Manual de
Liderazgo para Directivos
Escolares, Editorial La Muralla
S.A., Madrid, 1997
El libro de Stephen Covey Los siete hábitos de la gente eficaz se ha convertido en un
manual esencial para la formación y autoformación de los directivos escolares y de
directores de empresas. Su propuesta incorpora tanto la transformación a nivel personal
tanto de principios, de hábitos e incorporando la búsqueda de otra cultura de vida y de
trabajo.
Los principios
Para Covey “la ética del carácter se basa en la idea fundamental de que hay ‘principios’
que gobiernan la eficacia humana, leyes naturales de la dimensión humana que son tan
reales, tan constantes y que indiscutiblemente están tan ‘allí’ como las leyes de
gravitación universal en la dimensión física”. La “realidad objetiva”, o el territorio en sí,
está compuesto por principios-faros que gobiernan el desarrollo y la felicidad humanos:
leyes naturales entretejidas en la trama de todas las sociedades civilizadas a lo largo de
la historia; y que incluyen las raíces de toda familia e institución que haya perdurado y
prosperado.
Los principios [...] no son ideas esotéricas, misteriosas o “religiosas”. Son evidentes por
sí mismos, y todo individuo puede comprobarlo fácilmente. Es como si tales principios o
leyes naturales formaran parte de la conciencia cognitiva y de la conciencia moral
humanas. Parecen existir en todos los seres humanos, con independencia del
condicionamiento social y de la lealtad a ellos, incluso aunque puedan verse
sumergidos o adormecidos por tales condiciones y por la deslealtad. Para el autor,
ejemplos de estos principios son la rectitud, la integridad y honestidad, la dignidad
humana, el servicio, la calidad, la excelencia, el potencial (como la idea de que tenemos
una capacidad embrionaria y de que podemos crecer y desarrollarnos, liberando cada
vez más potencial, desarrollando cada vez más talentos), el crecimiento, la paciencia, la
educación y el estímulo. Pero Covey explica que los principios no son prácticas pues
estas son específicas de las situaciones. Los principios son verdades profundas,
fundamentales, de aplicación universal. Se aplican a los individuos, las familias, los
matrimonios, a las organizaciones privadas y públicas de todo tipo. Cuando esas
verdades se interiorizan como hábitos, otorgan el poder de crear una amplia variedad
de prácticas para abordar diferentes situaciones.
He aquí lo central de la obra de Covey, la interiorización de estos principios a través de
hábitos que se dividen o estudian en dos grupos: los de las actitudes internas -la victoria
privada (como los llama el autor) y los de las relaciones con los demás -la victoria
pública. Esta es la eficacia personal e interpersonal que el autor predica con su
enfoque.
El enfoque “de dentro hacia fuera” y los “hábitos”
La sabia frase del autor será, a partir de este momento: “de dentro hacia afuera”. Y esto
significa empezar por la persona; más fundamentalmente, empezar por la parte más
interior de la persona: los paradigmas, el carácter, los motivos. El enfoque de dentro
hacia fuera dice que las victorias privadas preceden a las victorias públicas, que
debemos hacernos promesas a nosotros mismos y mantenerlas entre nosotros, y sólo
después hacer y mantener promesas ante los otros.
De dentro hacia fuera es un proceso, un continuo proceso de renovación basado en las
leyes naturales que gobiernan el crecimiento que conduce a formas progresivamente
superiores de independencia responsable e interdependencia eficaz. Para el autor, por
su propia experiencia y el cuidadoso examen de individuos y sociedades que han tenido
éxito en la historia, existe el convencimiento de que muchos de los principios
encarnados en los “siete hábitos” se encuentran de antemano profundamente
arraigados en nuestro interior, en nuestra conciencia moral y en nuestro sentido común.
De ahí que para reconocerlos y desarrollarlos con el fin de dar respuesta a las
preocupaciones más profundas hay que pensar de otro modo, de manera profunda, “de
dentro hacia fuera”. Un hábito es una intersección entre conocimiento, capacidad y
deseo. El conocimiento es el paradigma teórico, el qué hacer y el por qué; la capacidad
es el cómo hacer. Y el deseo es la motivación, el querer hacer. Para convertir algo en
un hábito de nuestra vida necesitamos esos tres elementos. Para crear un hábito eficaz
hay que trabajar en esas tres dimensiones. Trabajando sobre el conocimiento, la
capacidad y el deseo, podemos irrumpir en nuevos niveles de eficacia personal e
interpersonal cuando rompemos con viejos paradigmas que pueden haber sido para
nosotros una fuente de pseudo seguridad durante años.
Hasta aquí está edificado el cimiento de este enfoque. Primeramente el reconocimiento
de la existencia perenne de principios-“faros” que guían la conducta humana en la
familia y en las organizaciones. Luego, la actuación humana tendría que desarrollarse
en función de la interiorización de esos principios. Primeramente de aquellos que están
en el fuero interno, y luego los que se centran en la relación con los demás. Tal
interiorización estaría potenciada por la vivencia de hábitos adquiridos a través de la
combinación de conocimiento, capacidad y motivación.
Dependencia, independencia e interdependencia
Antes de entrar en los hábitos específicos que el autor nos propone, hay que tomar en
cuenta lo que el autor llama el continuum de la madurez. Los siete hábitos no son un
conjunto de fórmulas independientes o fragmentarias para la mentalización o
preparación psicológica. En armonía con las leyes naturales del crecimiento,
proporcionan un enfoque gradual, secuencial y altamente integrado del desarrollo de la
eficacia personal e interpersonal. Nos mueven progresivamente sobre un continuum de
madurez, desde la dependencia hacia la independencia y hasta la interdependencia. Es
pasar de la dependencia (tú: tú cuidas de mí; tú haces o no haces lo que debes hacer
por mí; yo te culpo a ti por los resultados), a la independencia (yo: yo puedo hacerlo, yo
soy responsable, yo me basto a mí mismo, yo puedo elegir), a la interdependencia
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