Prudencio Patrón Peniche y las escuelas rurales; experiencia conflictiva por un proyecto educativo
Enviado por cacho433 • 19 de Noviembre de 2015 • Informe • 3.246 Palabras (13 Páginas) • 641 Visitas
Prudencio Patrón Peniche y las escuelas rurales; experiencia conflictiva por un proyecto educativo
Juan Ramón Manzanilla Dorantes
Unidad 31-A de la Universidad Pedagógica Nacional, Mérida, Yucatán
upnmda@prodigy.net.mx
Resumen
Prudencio Patrón Peniche nació en Espita del estado de Yucatán, a finales del siglo diecinueve durante el auge de la industria henequenera y en su juventud fue testigo de la crisis de ésta y de los inicios de la revolución, para inmediatamente después participar desde diversas trincheras en la implementación de la revolución en Yucatán y en su natal municipio. Patrón fue un liberal, participó en los procesos sociales de la revolución como político, profesor de primaria, intelectual, periodista, historiador y literato, dada su preparación intelectual y por su orientación política fue nombrado en 1935 Jefe del Departamento de Educación Pública del Estado de Yucatán (DEPEY) por el entonces gobernador César Alayola Barrera. Así, en una primera parte de la ponencia, se explica su trayectoria social
En un segundo apartado se reflexiona sobre las condiciones sociales existentes en Yucatán durante los años treinta, pues, en el tercer apartado, la historia del Profr. Prudencio Patrón, se basa en el conflicto que tuvo con el Director de Educación Federal como representante del Gobierno Federal por la instalación de escuelas rurales federales revolucionarias (ERFR) en la cabecera municipal de Espita en 1935. La confrontación se dio entre los profesores Prudencio Patrón y Antonio Betancourt Pérez, el primero como jefe del DEPEY y el segundo como Director de Educación Federal en el Estado y representante de la SEP.
Palabras Clave: Liberal, Escuelas Rurales, civiles, confrontación.
EL PROPÓSITO
Esta ponencia expone una breve historia del Profr. Prudencio Patrón Peniche quien fuera Jefe del Departamento de Educación Pública del Estado de Yucatán (DEPEY), centrando la atención en su confrontación con el Director de Educación Federal en el estado por la instalación de escuelas rurales federales revolucionarias (ERFR) en el municipio de Espita del Estado de Yucatán en 1935. Los acontecimientos se dieron en plena época posrevolucionaria, durante la intervención del General Lázaro Cárdenas en Yucatán. El conflicto se origina, por el control territorial entre la ERFR y la escuela civil (oficial del gobierno estatal) y por diferencias en la concepción de la función, deberes educativos y sociales de la ERFR y muestra la disputa entre dos actores con concepciones y formaciones sociales encontradas hacia un mismo proyecto, el de las ERFR.
PROFR. PRUDENCIO PATRÓN PENICHE Y SU FORMACIÓN SOCIAL
Prudencio Patrón Peniche nació al oriente del Estado de Yucatán, México, en la Villa de Espita, en el año de 1891 y fue hijo de un abastecedor de carne de res Pablo Patrón y de Bernalda Peniche quien fue ama de casa. Siendo un destacado alumno obtuvo una beca del entonces gobernador porfirista del Estado Olegario Molina Solís, para estudiar en la Escuela Normal de Yucatán en el municipio de Mérida. En 1909 se gradúo de profesor de Educación Primaria, Elemental y Superior.
En lo económico, Espita (…) fue una economía secundaria no propiamente henequenera, (…) surte a la zona henequenera porque al no tener cultivos de maíz, al no tener cultivos de azúcar, cultivos de frijol y de otros productos, Espita se encargaba de surtir a la zona henequenera, incluso de alcohol que era muy demandado (Gutiérrez, 2013). La hacienda henequenera era diversificada, y a partir de la segunda mitad del siglo XIX, Espita se convirtió en un centro cultural del estado que tuvo impacto a nivel estatal. En 1870 se fundó “La sociedad Progreso y Recreo”, que persiste hasta la actualidad
Patrón, su carrera en el magisterio fue desde profesor de aula hasta Jefe del DEPEY. Fue literato, poeta, periodista y Presidente Municipal de su municipio, escribió libros sobre pedagogía, historia de Espita y de la Educación. En Espita creó el Museo Pedagógico. Según Manuel Patrón[1] su actividad societaria habla de su vocación liberal, pues fue miembro de la Logia Masónica “Narciso Campos Sabido” de Espita.
El profesor Prudencio Patrón lo mismo disertaba sobre temas educativos que sobre la historia de Espita, pronunciaba un discurso sobre algún prócer yucateco con la misma elocuencia con que reseñaba la historia de la sociedad “Progreso y Recreo” y, se empeñaba en la correcta dirección del museo pedagógico de su población con el entusiasmo que lo llevó a escribir novela o comedia (Peña, 2012).
Entre su extensa producción editorial mencionamos: “Historia de la Educación Pública”; “Espita: (X-ppitah): historia, geografía, estadística, relicario sentimental”; “Espita: influencia de D. Manuel Triay Rosado en la cultura literaria de su época”; “Espita: La Sociedad Progreso y Recreo, en 88 años de su existencia”; “Espita; su historia desde la época más remota” y la Novela “Redención”.
Según María Elizabeth Triay Peniche[2] Patrón desde joven se vinculó con la problemática social de Yucatán. Afirma que él impartía pláticas a diversas sociedades de trabajadores, como la que ofreció a la “Liga Carlos Marx” del Partido Socialista del Sureste, además de que en diversas ocasiones acompañó en sus giras políticas al gobernador Felipe Carrillo Puerto, dando discursos sobre asuntos sociales y de educación.
Patrón fue un intelectual liberal representante de la ideología de la pequeña burguesía espiteña y ligado al gobierno del Callista Lic. César Alayola Barrera, quien era un hombre elitista muy poco afecto a vincularse con los campesinos, indígenas y que lo nombraría Jefe del DEPEY. El profesor pensaba que la educación era un medio para sacar de la pobreza y redimir a los indígenas y un medio para la reconciliación entre los patrones y los trabajadores.
Patrón reconocía la injusta situación de los indígenas, pero al mismo tiempo condenaba la reacción “violenta” de estos durante la Guerra de Castas. Para él no hubo Guerra de Castas, sino “una heroica rebeldía en contra de las condiciones injustas e inhumanas en que se encontraban nuestros hermanos de raza; y, si en efecto, llegaron a tomar el acuerdo de exterminar a los llamados blancos, fue en represalia de los excesos a que llegaron los jefes militares enviados a combatirlos” (Patrón, 1950: 30).
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