Rasgos del liderazgo y Comportamiento del liderazgo

Rasgos del liderazgo y Comportamiento del liderazgo

En este trabajo tiene como finalidad resumir lo que en la actualidad sabemos acerca de los rasgos que son parte esencial del liderazgo: la personalidad, la inteligencia, la creatividad y la inteligencia emocional, y como estos rasgos afectan el comportamiento del liderazgo.

El éxito del liderazgo se debe fundamentalmente a la personalidad líder, varios autores han propuesto varias definiciones para este concepto, Robert Hogan (en Hughes, et al. 2007), propone que este término tiene dos significados distintos, el primero de ellos se refiere a la impresión que una persona hace en otros. El segundo término, se centra en las estructuras y procesos subyacentes e invisibles dentro de una persona que explican por qué nos comportamos como lo hacemos. Lussier (2011), define la personalidad como una combinación de rasgos que define el comportamiento de un individuo.

Los rasgos se refieren a regularidades o tendencias recurrentes en el comportamiento de una persona (R. Hogan,1991 en Hughes, et al. 2007) y el enfoque de rasgos de la personalidad que mantiene cada individuo y que hace que se comporte de determinada manera por la fortaleza de los rasgos que posee. Los rasgos de personalidad son bastante útiles para explicar por qué las personas actúan con bastante consistencia de una situación a otra.

Existen diversos métodos de clasificación de la personalidad, siendo el modelo de las cinco grandes dimensiones, la forma con mayor aceptación para clasificar las personalidades debido a su firme respaldo por la investigación. El propósito de los cinco granes es clasificar de manera confiable, en una de cinco dimensiones, la mayoría, si no es que todos los rasgos que se utilizarían para describir a una persona (Lussier, 2011). Las cinco dimensiones son:  extroversión, afabilidad, ajuste, escrupulosidad y apertura a la experiencia.

La dimensión de personalidad de extroversión, incluye rasgos de liderazgo y extroversión. 1) Quienes poseen marcados rasgos de personalidad dominante quieren asumir responsabilidades. Su comportamiento dominante abarca desde el interés en sobre salir y liderar mediante la competencia y la influencia. 2) La extroversión se localiza en un conjunto entre extrovertido e introvertido. Los extrovertidos son abiertos, gustan de conocer nuevas personas, son asertivos y están dispuestos a confrontar a los demás, mientras que los introvertido son huraños.

A diferencia del comportamiento de extroversión, la dimensión de personalidad de afabilidad abarca rasgos relacionados a congeniar con las personas. Un comportamiento de personalidad afable es intenso cuando una persona se le llama cálida y afectuosa, fácil de convivir con ella, digna de confianza, compasiva y gentil, amigable y sociable.

La dimensión de personalidad de ajuste cubre rasgos relacionados con la estabilidad emocional. El ajuste se sitúa en un continuo entre la estabilidad e inestabilidad emocional. Se refiere a cómo las personas reaccionan al estrés, el fracaso y las criticas personales. Mientras que la dimensión de escrupulosidad comprende rasgos relacionados con los logros, incluye patrones de comportamiento a menudo exhibidos en entornos de grupo y generalmente ocupados con salir adelante en la vida (Michel y Hogan, 1996 en Hughes, et al. 2007). La dimensión de apertura a la experiencia, incluye rasgos relacionados con la disposición a cambiar y a intentar cosas nuevas. Quienes muestran este rasgo son imaginativos, inconformes, poco convencionales y autónomos, mientras que quienes manifiestan una baja dimensión de apertura rehúyen al cambio y a las experiencias nuevas.

Así como hay rasgo que conducen al éxito de en el liderazgo, también hay rasgos que conducen al fracaso, a estos rasgos se les conoce como rasgos de personalidad de lado oscuro, entre los que se encuentran tendencias irritantes y tendencias de comportamientos contraproducentes que interfieren con la capacidad de un líder para construir equipos cohesivos y hacen que los seguidores realicen un menor esfuerzo para lograr las metas (Hogan y Hogan, 2001 en Hughes, et al. 2007).

Otro de los factores que influyen el éxito de liderazgo es la inteligencia; se refiere a la capacidad cognitiva de pensar en forma crítica para resolver los problemas y tomar decisiones persona (Lussier, 2011). La investigación ha demostrado que los líderes más inteligentes aprenden más rápido hacen mejores suposiciones, deducciones e inferencias; son mejores para crear una visión atractiva y desarrollar estrategias para hacer su visión realidad.

Los estados de ánimo afectan la capacidad de los líderes de construir equipos y obtener resultados. La relación entre las emociones de un líder y sus efectos en equipos y resultados se popularizo en 1995, cuando Golemman introdujo el termino inteligencia emocional, el cual se define como un grupo de habilidades mentales que ayudan a las personas a reconocer sus propios sentimientos y los de otros (Bar-On, 1996 en Hughes, et al. 2007). La inteligencia emocional se compone de cuatro elementos, 1) El Conocimiento de las propias emociones, es decir la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional. 2) La capacidad de controlar las emociones, la conciencia de uno mismo es una habilidad básica que permite controla nuestros sentidos y adecuarlos al momento. 3) La capacidad para motivarse, el control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. 4) El reconocimiento de las emociones ajenas; la empatía constituye la habilidad popular fundamental (Smith, 2011).

Aun cuando los valores, la personalidad y la inteligencia de un líder son importantes, variables como estas soló tienen relación directa con la efectividad del liderazgo. Su efecto presumiblemente proviene del impacto que tiene el comportamiento del líder, que parece tener una relación más directa con la capacidad de construir equipos y obtener resultados. Es por esto, qué el comportamiento del liderazgo debe estudiarse.

Para finales de la década de 1940, la mayor parte de la investigación sobre liderazgo había modificado el paradigma de la teoría de rasgos, al paradigma de la teoría del comportamiento, que se enfoca en lo que dice y hace el líder (Lussier, 2011). En la búsqueda por encontrar el mejor estilo de liderazgo en todas las situaciones, los investigadores trataron de identificar las diferencias en el comportamiento de los lideres efectivos frente a los no efectivos. El paradigma de la teoría del comportamiento perduro casi 30 años. En la actualidad, la investigación persiste en buscar una mejor compresión del comportamiento. Y aún más importante, poder predecirlo (Lussier, 2011).

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