Relacion Maestro-Alumno.¿qué tanto puede éste hacer para que el alumno aprenda?

La relación que se establece entre maestro-alumno es estrecha y prácticamente inseparable pero realmente que tanto influye uno en el otro, y desde el punto de vista del docente ¿qué tanto puede éste hacer para que el alumno aprenda?

La función primordial del maestro es la de propiciar el aprendizaje, enseñar contenidos, procedimientos y valores que le permita al ao. desenvolverse en la sociedad en que vive, sin embargo, enseñanza y aprendizaje no son un solo proceso y es por esto que el hecho de que un maestro enseñe no significa que el oa. aprenda, por otro lado el aprendizaje ocurre solo en la cabeza del ao. por eso el docente solo puede reflexionar e idear medios que le permitan cumplir con su función, sin embargo, la actitud del alumno hacia una clase o hacia la escuela es variable y proviene de estímulos tan diversos que sería difícil mencionarlos todos. Qué influye positivamente en el alumno pero sobre todo que puede hacer el maestro para mantener ese interés y motivación a lo largo de una clase o un curso es el tema que se abordará de forma breve en el siguiente ensayo

Usualmente la motivación por aprender se concibe como un sentimiento intrínseco difícil de ser modificado por agentes externos. Cuando un alumno muestra poco interés por los contenidos o por la escuela en general el maestro suele considerarlo una complicación fuera de sus límites y se deslinda de la responsabilidad que implicaría preocuparse y develar los motivos que originan la apatía.

La práctica docente acostumbra crear contextos de aprendizaje iguales para todos, que suelen variar de acuerdo a la personalidad y características de quien imparte la clase y como menciona Alonso, Tapia (1999) “no todos los alumnos responden con el mismo interés y motivación, pese a que los contextos creados sean iguales para todos”. Todas las personas tenemos motivaciones distintas y diversas formas de trabajo que nos permiten sentirnos y mantenernos interesados.

Aquel alumno que estudia y presta atención en clase por el simple gusto de aprender es quizá el prototipo de estudiante que todo docente desearía tener, pero desde un punto de vista realista cuántos puedes encontrar en un grupo de 40, 1 o 2 quizá. Por esto el trabajo en el aula debe diversificarse y tratar de incorporar estrategias que despierten interés sobre todo en los más dispersos y propensos a distraerse, ya que no habría necesidad de centrarse en el ao. que ya cuenta con esa motivación.

Cuando el docente conoce de forma general los aspectos que preocupan o desmotivan a los aos. en lo referente al trabajo escolar, puede trabajar a partir de ellos e incorporarlos en su práctica. Un ejemplo común y que tiene lugar en cualquier nivel educativo es el que hace referencia a la utilidad o inutilidad de los contenidos curriculares. En el caso de la escuela secundaria es frecuente que los adolescentes no perciban utilidad en lo que se les enseña, que no reconozcan la relación que guardan estos contenidos con la “vida real” ya que suele seccionarse el conocimiento escolar y el empírico propio de su vida cotidiana.

 “los adolescentes viven en un contexto cuyo horizonte viene definido por la necesidad de integrarse en el mundo laboral” (Alonso, Tapia (1999)

La sociedad contemporánea vende a los adolescentes la idea de  que el conocimiento realmente valido es aquel requerido para incorporarse al mundo laboral, y es de hecho la razón por la cual muchos adolescentes cursan la secundaria, no por el aprendizaje sino por los papeles que les permitirán seguir estudiando o conseguir un trabajo.

Existen materias comúnmente encasilladas en el grupo de las inservibles como son historia, geografía y formación cívica y ética. Esta perspectiva de inutilidad da lugar al sentimiento de obligatoriedad que provoca que el ao. quiera dejar de lado las actividades que le molestan lo más pronto posible, por lo que el proceso de aprendizaje se ve afectado. Por esto es importante mostrar al oa. la finalidad y relevancia del contenido, esto contribuirá en cierta medida incrementar la motivación (Alonso, Tapia (1999)

Entre los motivos que incitan a los aos. a relacionarse de determinada manera con el aprendizaje, hay uno especialmente importante mencionado frecuentemente como indicador de triunfo o fracaso. Las calificaciones tienen diferentes significados para cada persona, ya sea que haya motivación por aprobar con un excelente o solo el deseo de no reprobar.

El papel central que se ha dado a las notas puede tener muchos orígenes desde hogares donde se premia el 10 y se castiga el 6 hasta mos. que basan sus clases en actividades que son contabilizadas para asignar un numero al trabajo realizado.

En ambos casos poca importancia se da al aprendizaje, ya que suele pensarse que la calificación numérica ha sido establecida mediante una herramienta que permite “medir” lo que se sabe. Evidentemente la mayor parte de las veces no es así y la importancia de las calificaciones es algo que los alumnos sienten, por eso guían sus acciones a conseguir ciertas notas.

“no es incompatible estar preocupado por aprender y estar preocupado por aprobar” (Alonso, Tapia (1999) en este sentido las notas sirven como un estímulo para ambos tipos de alumnos (los que quieren aprender y los que quieren aprobar) ya que la meta final es pasar, no obstante, el primer tipo de alumno ve la nota como la consecución de lo que ha aprendido y el segundo como un número que le permite avanzar o como el nivel mínimo de conocimiento que debía adquirir, este tipo de alumno puede también aprobar sin “saber” necesariamente lo que se pide ya que suele estudiar o memorizar antes de una prueba sobre lo que cree que es más probable que el mo. pregunte. Una vez terminada olvidan lo que han memorizado ya que su momento de utilidad inmediato ha pasado.

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