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SEMIOTICA


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2011  •  1.766 Palabras (8 Páginas)  •  819 Visitas

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“Hacer de la lengua un trabajo”, laborar en la materialidad de lo que, para la sociedad, es un medio de contacto y de comprensión, ¿no es hacerse, de golpe, extraño a la lengua?, ¿qué lugar ocupa ese objeto específico en la multiplicidad de las prácticas significantes?, ¿cuáles son las leyes de su funcionamiento?, ¿cuál su papel histórico y social?” Tales son otras tantas preguntas que se plantean hoy en día a la ciencia de las significaciones, a la Semiótica, preguntas que no han dejado de atraer al pensamiento y a las que determinado saber positivo acompañado de un oscurantismo estético se niega a otorgar su lugar.

Primeramente, al leer este libro, me encontré con una serie de dificultades para el estudio de la Semiótica y su significado, puesto que entre más avanzaba el libro, más dudas iba teniendo, ya que principalmente no se da el significado de Semiótica como tal, si no una serie de presuntos significados, que a veces te llevan a uno solo, y otras te retroceden un poco. Lo primero que haré será exponer brevemente el significado de Semiótica. La Semiótica, es la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social, abarca todos los aspectos generales. Estos signos, son los rasgos distintivos, que hacen conectar una idea o definir una imagen.

En esta primer parte del libro, nos hacen mucho énfasis en el significado del texto y la relación que este tiene con la Semiótica. El texto es por consiguiente lo que esta tiene de más extraño: lo que la cuestiona, lo que la cambia, lo que la despega de su inconsciente y del automatismo de su desenvolvimiento habitual. El texto se liga, se lee doblemente con relación a lo real, a la lengua desfasada y transformada a la sociedad. Es importante, que primeramente el autor nos marque la gran relación que abarca la Semiótica con el significado de Texto y la lingüística.

Julia Kristeva nos dice que, el texto no denomina ni determina un exterior: designa como un atributo, esa movilidad que ninguna teoría del lenguaje-signo ha podido admitir, y que desafía los postulados platónicos de la esencia de las cosas y de su forma, sustituyéndolos por otro lenguaje , otro conocimiento cuya materialidad en el texto se empieza apenas ahora a aprehender. El texto pues, está doblemente orientado hacia el sistema significativo en que se produce la lengua y el lenguaje de una época y sociedad precisas, y hacia el proceso social en que participa en tanto que discurso. Me parece muy importante e interesante la manera tan insistente en que se manejan mil variantes de significado del texto y de semiótica en el libro. La autora del libro, Julia Kristeva, nos va adentrando poco a poco a la lectura y al significado de estos, haciéndolo cada vez más claro para nosotros lectores.

Este trabajo, justamente, pone en cuestión las leyes de los discursos establecidos y presenta un terreno propicio donde pueden hacerse escuchar nuevos discursos. Se plantea entonces el problema de afirmar el derecho a la existencia de un discurso.

La Semiótica recoge ese signo sobre el fondo del largo desarrollo de las ciencias del discurso (lingüística y lógica).

 

 

 

 

 

Julia

 Kristeva,

 Semiótica

 1,

 colección

  espiral,

 1978,

 1981

 

 

Asistimos desde hace algunos años a un curioso fenómeno del discurso científico, cuya significación social está aún por explicar y cuyo alcance no puede evaluarse aún. Tras leer este, y algunos párrafos atrás, me queda claro que tras las adquisiciones de la lingüística y la semántica, la semiótica que esas adquisiciones ha engendrado, extiende cada vez más la zona de sus investigaciones, y esa extensión se ve acompañada por un cuestionamiento a la vez de los presupuestos del discurso filosófico, que organiza en la actualidad el espacio de las ciencias humanas, y de los propios principios que partió la semiótica.

A la Semiótica durante mucho tiempo se le quiso llamar la ciencia de los signos, pero tal definición llevaba a un doble problema: en primer lugar presuponía el conocimiento de lo que era un signo; y en segundo chocaba con las fronteras de la hermenéutica, que se dedica al estudio de las interpretaciones, en tanto que la semiótica se ha venido definiendo con mayor claridad hacia los sistemas de signos. Creo que es por esto, que Julia Kristeva, juega bastante con nosotros, al no darnos directamente una definición como tal de Semiótica, pero finalmente, la Semiótica resultó ser así el punto a partir del cual la ciencia podía recuperar prácticas significativas largamente oculta o peligrosa por una sociedad que obedece a las leyes unívocas del habla.

Ahora, resaltaré más de cerca la problemática del signo, la cual era la teoría de Peirce y de Frege. Esta, ha permitido estudiar las estructuras lingüísticas con independencia de sus referentes y descubrir las relaciones significativas en el propio seno de los complejos semióticos. Pero no por ello deja de ser una problemática del signo un presupuesto metafísico que a menudo dificulta las investigaciones. A mi parecer, resulta necesario para ciertos estructuralistas, abandonar el significado que hay tras el referente, y limitarse por razones de rigor científico.

La semiótica se prepara así a convertirse en el discurso que expulsará el habla

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