Toefl Skills

"No se dice venti, se dice grande", se lee en uno de los vasos sobre el mostrador de la barra. Una provocación directa a una famosisíma cadena de cafeterías norteamericana. Lo hacen porque quieren mostrar que en México tenemos nuestra propia manera de hacer las cosas y que lo "hecho en México, está bien hecho", sin que eso signifique recaer en clichés y manteles de color rosa con papel picado.

Todo en el lugar tiene un toque nacional: dichos populares, diminituvos ("el terroncito de azúcar" para endulzar, por ejemplo) y cuidado en la selección de materias primas locales. La idea es hacer parecer al lugar un espacio de barrio, con mucho enfoque en el diseño: se ve en las tazas, en los platos , en los anaqueles con latas de azúcar, té, café y todo lo que te puedes llevar a casa para coleccionar.

En el menú de bebidas el café es un básico, la mezcla de la casa es mitad oaxaqueña, mitad veracruzana (aunque en grano también tienen de Coatapec, de Pluma y de Jaltenango, Chiapas). Como parte del statement que resalta lo mexicano hay especialidades como el café de olla, el chocolate oaxaqueño (servido en diferentes grados de amargor) y la horchata, para tomar fría o en frappé.

El concepto se redondea con los bocadillos: dulces como las tartas de mamey y tamarindo, los totopos con chocolate y chile o salados como las empanadas de mole y sándwiches. Te recomendamos mucho el pastel de elote, es grande, poroso y con un toque de queso.

Es fácil enamorarse de los objetos de colección que hay por todos lados. No salgas de ahí sin una bolsa de té a granel o una muestra de café en grano.

Hace poco más de un año esta empresa mexicana ha ido ganando terreno en el Distrito Federal, en tan corto tiempo ya tiene 17 sucursales y sigue creciendo. Claramente se nota que quieren ir ganando terreno al gigante de las cadenas de café, Starbucks, no por nada hacen mofa de la cafetería de la sirenita en sus vasos desechables. Una ingeniosa y muy interesante publicidad donde la empresa mexicana busca decir quien manda en este país. Un cómodo espacio, un lugar estético, cafeteras poderosas Dalla Corte y todo un bonito concepto para tratar de ofrecer una buena opción en cuanto a café se trata en el DF. Pero… ¿Realmente es una buena opción?

Hace unas semanas pase a la sucursal que esta ubicada junto a la glorieta de Colón en Reforma, siempre he menospreciado a las cafeterías cadena, meses atrás cuando me entere de Cielito Querido Café, sentí un poco de interés, pero ese interés desapareció al saber que era una cadena. Hace algunos días una lectora del blog me sugirió vía twitter que fuera específicamente a esa sucursal; era puente, iba yo a estar por la zona así que me pareció sencillo ir.

Al fondo la barra

Llegue por la tarde, un tapete de bienvenida decía “pásele a lo barrido” y de forma similar hay frases por todo el espacio, todas muy mexicanas, como: “de aquí soy” o “cáigase” en el bote de las propinas. Me acerque a la barra, y en lugar de muffins me encontré con tamales envueltos en la tradicional hoja de plátano y en forma de dulce, dulces típicos mexicanos muy coloridos, también había para los más conservadores pasteles, panecillos y galletas. Bastante interesante y original la barra de alimentos, el tamal mexicano nunca se vio tan “fresa”.

Lo primero que pedí fue un espressso y un americano, la atención fue rápida, busque asiento en el segundo nivel del lugar, y bebí; cuerpo medio, acidez media, poca crema pero muy elástica y amargo, de esos amargos que no son tan agradables, pero conforme se fue enfriando, el amargor desapareció y ese espresso se hizo agradable, tenia notas a frambuesa, chocolate y nuez, era muy dulce.

Café Americano o Espresso Aguado

El café americano no era mío, era de mi novia pero algo le pude robar, tenia buen cuerpo, muy poca acidez y al igual que el espresso, era muy dulce. Debo aclarar que en realidad lo que muchas veces se conoce como “café americano” no es mas que un espresso aguado, es decir, un café espresso, al que se le ha agregado agua, el “americano” de ahí, era eso, un espresso aguado. Estuve sentado un poco apartado de la gente, observando y tomando algunas fotos, pero era hora de bajar, y quizás platicar con alguno de sus baristas. Pedi un capuchino,

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