Tp Socrates
Enviado por halo1717 • 18 de Junio de 2014 • 2.056 Palabras (9 Páginas) • 178 Visitas
Trabajo Práctico N°1
FILOSOFÍA
“La apología de Sócrates”
INSTITUTO SUPERIOR SEMPER
AÑO DE CURSADO: Primero
COMISIÓN: Uno
ÍNDICE
Índice..............................................................................................1
Bibliografía.....................................................................................1
Introducción....................................................................................2
Desarrollo.......................................................................................3
Conclusión......................................................................................6
BIBLIOGRAFÍA
Platón, Apología de Sócrates, introd.. y trad. Genero Godoy. Vigésima edición, Universitaria, Chile, 1996, pp74.
http://html.rincondelvago.com
http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3crates
http://www.rae.es (diccionario on line deLa Real Academia Española)
Módulo y apuntes de las clases de Filosofía, Carrera Técnico Superior en Psicología, primer año, prof. Delia Barrios, ayudante Juan Carlos..
Módulo y apuntes de las clases de Teología, carrera Técnico Superior en Psicología, primer año, prof. Eduardo Torres.
Módulo y apuntes de las clases de Historia de la Psicología, carrera Técnico Superior en Psicología, primer año, prof. Alfredo Pinsker.
INTRODUCCIÓN
En el siguiente trabajo pretendo expresar en simples palabras de espectador el análisis, a mi criterio, de la maravillosa obra “La Apología de Sócrates”, y llegar a partir de él a las respuestas de las preguntas guías formuladas para la resolución de este práctico; teniendo así, ideas claras que me permitan “descubrir un pensamiento que hoy sigue vigente”.
Para entender esta obra, en un principio, es preciso analizar el concepto de apología; palabra de origen griego que consiste en un discurso, oral o escrito, en defensa de algo o alguien.
A si mismo, la “Apología de Sócrates” es un discurso, mas bien diálogo, en el que el filósofo, se defiende de las acusaciones hechas por Melito, Ánito y Licón por corromper el pensamiento de los jóvenes, y expresar sus ideales, que ponían en duda la existencia de los dioses, de modo elocuente.
En sus discursos al aire libre en las plazas de Atenas junto a los cambistas, allá por el año 400 a.C., Sócrates desenmascaraba la ignorancia de aquellos que decían saber mucho, y por ello se ganó el gran odio reflejado en esta acusación.
Pero este filósofo entendía la filosofía como una búsqueda colectiva muy vinculada a la ética, y como él se veía a si mismo como un ser destinado por los Dioses a ayudar a la sociedad a encontrar sabiduría y virtud, prefirió sufrir una injusticia a ser él injusto negándole esta posibilidad de aprender a las personas. Por todo ello, con setenta años de edad, se encamino a un futuro incierto, que podría ser un sueño eterno o un viaje hacia un lugar más feliz: la muerte.
DESARROLLO:
A sus setenta años de edad, Sócrates , inundado en la pobreza, por vez primera, llega a tribunales para ser condenado por una serie de acusaciones.
Fue él mismo su propio defensor, y comenzó su defensa exponiendo la indignación que sentía ante las grandes mentiras que habían dicho sobre él. Especialmente de aquella que decía que por su “ facilidad para hablar” de un modo elocuente podría engañar incluso a los jueces. Argumenta luego, que se limitará a decir la verdad aunque no fuere “con palabras adornadas, sino así como vienen...” pero que es el contenido de su discurso lo que deben juzgar.
Divide a sus acusadores en dos grupos, y es de los “primeros” -los más viejos y según él considera los más temibles- de quienes se defiende en primer lugar. Trata de destruir una calumnia arraigada en el tiempo, ya que estos acusadores son aquellos que hablaban mal de él a sus espaldas y que persuadieron a la sociedad a creer que él era un “sabiondo, dado a elucubraciones astronómicas, a hurgar bajo la superficie dela tierra y capaz de convertir en más fuerte la causa más débil”, desde hacía ya mucho tiempo.
Los acusadores recientes, son aquellos que fueron persuadidos por los antiguos y ahora quieren convencer a los otros. Fueron estos últimos quienes lo llevaron ante tribunales.
Las acusaciones, según Sócrates fueron las siguientes:
“Sócrates es culpable de andar hurgando en la búsqueda de las cosas subterráneas y celestes, haciendo más fuerte el argumento más débil, y enseñando estas mismas cosas a los demás”
Se propone enseñar a los hombres a cambio de dinero.
Corrompe a los jóvenes y es sumamente perverso.
No cree en los Dioses en que cree la ciudad e introduce extrañas nuevas divinidades.
Sócrates se defendió tenazmente a cada una de estas acusaciones con los argumentos más sinceros y lógicos posible; y explicó que se había ganado la enemistad de los acusadores gracias a su sabiduría, que de hecho, para él, no tenía nada de sobrehumana y si alguien dijera que su saber era impropio de los hombres sería sólo con la intención de calumniarlo.
Con el propósito de sustentar sus palabras, y dar cuenta desde qué momento se había originado la calumnia comenta una vivencia particular que le había ocurrido a Querofontes, un amigo suyo: “Una vez que había ido a Delfos, tuvo la osadía de pedir un responso al oráculo y como ya dije: no alborotéis, preguntó si había alguien más sabio que yo. La Pitia respondió que no lo había. De esto puede ser testigo su hermano aquí presente, ya que él ha muerto”. En esta cita, Sócrates, comenta que Querofontes visitó el oráculo, una especie de santuario en el que una pobre mujer, probablemente histérica, entraba en trance y pronunciaba palabras sin sentido que los sacerdotes de la época interpretaban como mensajes del dios Apolo. Esta mujer dijo que no había hombre más sabio que Sócrates. En cuanto el filósofo supo de la concepción que tenía Dios sobre él comenzó a reflexionar a cerca del porqué Apolo decía esto, si él bien sabía que no era realmente sabio y que los dioses no podían mentir.
Fue entonces, cuando Sócrates decidió investigar a los hombres que decían saber; y verificar, de este modo, la veracidad de las palabras del oráculo, o tratar de refutarlas.
Se dirigió
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