36 Años de Guerra

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Treinta y seis años de guerra

“El reto de la sociedad civil es superar este círculo vicioso de vivir con dictaduras disfrazadas de democracia, capaces de cualquier cosa para mantenerse en el poder. “ ~ Luis Zapata

Han pasado treinta y seis años desde que dio inició la guerra civil del país, veinticuatro años desde la firma de los acuerdos de paz en el palacio de Chapultepec y a pesar de  haber acordado la paz, a pesar de haber firmado un punto y final a la guerra la realidad es que seguimos peleando por una guerra que no es la nuestra, seguimos peleando por defender colores y eventos que son del pasado y esto se debe en gran parte a que el sistema político del país postguerra no se renovó, las mismas personas que pelearon hace años en guerra siguen gobernando el país con recelo de los eventos acontecidos en aquella época.

Es una realidad innegable que el concepto de política en la nación está grandemente tergiversado, la mayoría de la población define a la política como sucia, corrupta, la define como la forma fácil en que los pobres se hacen ricos y los ricos se hacen aún más ricos, y es algo que quiérase o no es la realidad que vivimos en torno a la política en el país, los gobernantes buscan el poder de cualquier forma no importa si está sea de una manera corrupta o ilegal, no importa si es democrática o no lo importante es obtener poder y dinero.

Esto no es verdadera política, la política pura y verdadera se basa en la democracia, en respetar los derechos de todos y todas sin importar raza, sexo, posición social, ideología política o religiosa, la política es para ayudar a la gente, política es gobernar por y para el pueblo, José Mujica, expresidente de Uruguay entendía muy bien esto  cuando dijo la siguiente frase “Hay gente que adora la plata, se mete en la política, si adora tanto la plata que se meta en el comercio, en la industria, qué haga lo que quiera, no es pecado, pero la política es para servirle a la gente.”

Eso es política servir a la gente y no a nuestros propios intereses, se ha hablado mucho en los últimos días de la polémica idea de declarar un estado de excepción en algunos municipios del país, esto significaría suspender las garantías constitucionales en distintas partes del territorio nacional lo cual significaría suspender las garantías de libertad de tránsito, libertad de expresión, libertad de asociación (exceptuando eventos religiosos, económicos, políticos o deportivos) y los derechos de asistencia de defensor y detenido.

Es decir esto daría libertad a las autoridades de establecer toques de queda, de prohibir la libertad de expresión, de entrar a domicilios o residencias sin permiso u orden alguna y poder arrestar a cualquier persona que se considere sospecha de haber cometido un acto delincuencial, antecedentes de un estado de excepción en el país nos llevan hasta el 27 de Enero de 1984 siendo prorrogado dicho estado de excepción hasta 1986, en este tiempo al estar el país en un conflicto armado donde no se podía mantener un orden interno debido al levantamiento de sectores revolucionarios en contra de los gobiernos autoritarios impuestos por los militares se decretó un estado de excepción pero ¿ayudó en verdad dicho estado a lograr la paz?

Parecería que realmente no fue así ya que en 1989 se volvió a declarar un estado de excepción debido a que la situación era incontrolable, el estado de excepción simplemente funcionó como la justificación para las autoridades de cometer cualquier crimen sin ser juzgados, el mayor problema fue que estos crímenes tenían mayor incidencia política y resultaban en abusos a la población civil.

Por lo tanto, conociendo los antecedentes y analizando la situación actual del país es necesario analizar ¿Cómo beneficiaria a nuestra sociedad el implemento de un estado de excepción? El estado de excepción puede ser utilizado para frenar en gran manera la ola delincuencial que existe en el país, no es posible que veinticuatro hermanos salvadoreños sean víctimas de la violencia día a día, es momento de actuar, es momento de llevar al país adelante y un estado de excepción sería un golpe fuerte y eficaz a la delincuencia ya que desestabilizaría su organización y estructura, permitiría a la policía nacional civil y la fuerza armada trabajar en conjunto para desestabilizar muchos grupos delincuenciales  que están  asociados entre más y más clicas y fuertemente ligados al narcotráfico pero no se puede simplemente declarar un estado de excepción mientras el sistema penitenciario en el país está sobresaturado, mientras la ley presenta vacíos que permiten que se cometan actos delincuenciales de forma disfrazada y sin ser penados, no se puede declarar un régimen de excepción sin tener una estructura armada bien capacitada para defendernos y defenderse, no se puede declarar un estado de excepción mientras el estado no esté preparado para asumir los riesgos y consecuencias que este genera.

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