DIMENSIÓN DISCIPLINARIA DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR PARA GARANTIZAR UN AMBIENTE DE EDUCACIÓN
Enviado por lilitesis • 20 de Julio de 2017 • Ensayo • 2.196 Palabras (9 Páginas) • 329 Visitas
DIMENSIÓN DISCIPLINARIA DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR PARA GARANTIZAR UN AMBIENTE DE EDUCACIÓN
PARA LA PAZ
RESUMEN
La violencia escolar es particularmente específica, por cuanto sus participantes son los estudiantes, quienes por una multicausalidad y complejidad de situaciones manifiestan conductas inadecuadas en las instituciones escolares. Por su parte, el personal docente es vulnerable por no poder controlarla, lo que conduce a una permisibilidad y agravamiento de estos comportamientos. Por consiguiente, para mantener ambientes de aprendizaje cónsonos con los fines educativos se generan los acuerdos de convivencia, como parte de la disciplina, los cuales deben considerar el entorno institucional y el marco jurídico vigente. Siendo así, se reflexiona sobre el desafío de educar para la paz y la convivencia desde los espacios de la Educación considerando los procedimientos pedagógicos que permitan orientar las acciones en el aula y que las mismas trasciendan los muros de la escuela, reflejándose hacia la familia y la comunidad. En consecuencia, emerge una invitación a profundizar los conocimientos en materia de protección al niño, niña y adolescente, además de la implementación de acuerdos de convivencias con pertinencia social para el logro de un ambiente de aprendizaje cónsono a los fines educativos. De igual manera, poner en práctica procesos de sensibilización en cuanto a las normas sustentadas en valores morales, en el contexto escolar.
Palabras Claves: Disciplina- Convivencia Escolar- Ambiente- Paz
DIMENSIÓN DISCIPLINARIA DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR PARA GARANTIZAR UN AMBIENTE DE EDUCACIÓN
PARA LA PAZ
Las instituciones educativas como sistemas abiertos se encuentran interactuando de manera recíproca con su entorno, la multicomplejidad y multicausalidad de esta relación es influyente y en todos los casos determinantes. Así se observa como las circunstancias sociales se reflejan en la comunidad escolar: estudiantes, docentes, padres y representantes, administrativos y obreros conviven bajo códigos culturales que definen su situación social. Bajo esta perspectiva, el contexto escolar es un espejo de la sociedad en la que vivimos, destacando, con un reconocimiento de reflexión, la violencia y agresividad, que impregna todos los ambientes, especialmente, en aquellos donde se desenvuelven los niños y adolescentes.
En opinión de Palomero (2012), se develan una serie de factores y causas condicionantes de sus conductas violentas en la escuela y fuera de ella mencionando los problemas personales, disfuncionalidades familiares, la influencia del grupo de amigos así como los entornos de vulnerabilidad social. A título ilustrativo, se observa que todo ello ha impactado negativamente en el desarrollo del niño en la sociedad venezolana lo que se manifiesta en los continuos hechos de violencia, actos ilegales cometidos por niños, niñas y adolescentes.
De esta forma, son exteriorizadas conductas inapropiadas, que van desde faltas leves hasta hechos delictivos, por parte de los niños(as) y adolescentes en las instituciones educativas, a lo que la escuela no puede permanecer ajena; en este orden, Caballero (2010), indica que “Los centros educativos no escapan a este fenómeno, la conflictividad escolar se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de la sociedad” (p. 1); especialmente cuando en los últimos tiempos ha representado un escenario donde cada vez incrementa situaciones conflictivas tales como: riñas entre estudiantes, bullying, agresividad verbal por parte de padres y representantes hacia docentes y personal de la institución, desafíos al docente, incumplimiento de actividades dentro de aula, entre otras; situación que incide directamente en la disciplina escolar no sólo en el salón de clase sino también en la institución.
Lo anterior constituye una ruptura del ambiente de aprendizaje, al respecto, Guzmán (2012), indica que el mismo “comprende un conjunto de elementos y actores (profesores y alumnos) que participan en un proceso de enseñanza-aprendizaje” (p.1), siendo su objetivo generar condiciones adecuadas para lograr el desarrollo en los niños(as), lo cual le facilitará integrarse a la sociedad; es decir, en dicho entorno, se instauran las dinámicas que constituyen los procesos educativos y que involucran acciones, experiencias vivencias por cada uno de los participantes; actitudes, condiciones materiales y socio afectivas, múltiples relaciones con el contexto y la infraestructura necesaria para la concreción de los propósitos culturales que se hacen explícitos en la educación.
La institución escolar, exponen Marrufo e Ibarra (2012), “es un medio para crear un clima de armonía, a través del cumplimiento de procedimientos y normas que favorezcan la disciplina escolar con el fin de generar un clima de convivencia adecuado y una educación eficaz. (p. 8). Lo anterior, tal como lo expresa Mas y Torrego (2014) se debe “promover el diálogo, la escucha real y activa de los planteamientos contrarios, la expresión respetuosa de ideas y la promoción de acuerdos comprensivos para recoger las distintas opiniones” (p.19), con base a lo expresado por los autores implica un espacio para el diálogo, análisis e internalización de los valores de convivencia y los acuerdos para crear una cultura de participación sustentada en valores, en el que se adquiera el sentido de identidad institucional, como algo que pertenece a todos y en lo cual todos están comprometidos hacía un fin determinado, un bien común.
Bajo este lineamiento, la escuela norma ciertas conductas en la búsqueda de mantener la armonía institucional, de esta forma, los actores (docentes y estudiantes) interactúan dentro de un sistema de reglas que mantienen el funcionamiento de su relación dinámica y cooperativa del contexto sociocultural en el cual coexisten. Indica, sobre este punto Freire (2010), que las normas “son imprescindibles como punto de referencia y que ayuden a lograr un ambiente sereno de trabajo, orden y colaboración; un marco generalmente aceptado, que precisa los límites que la libertad de los demás impone a la propia libertad”. (p.108)
En esta dirección, comprenden un conjunto de responsabilidades y actuar en general del estudiante en el aula y en cualquier instalación de una institución educativa forma parte de lo que se conoce como la disciplina escolar. Esta última, es un tema que se encuentra actualmente en discusión constante, señala Freire (2010), que “Si bien es cierto que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho, igualmente tienen deberes que cumplir, sin embargo eso no está pasando” (p. 108), lo anterior se puede argumentar cuando en la cotidianidad se observan episodios de indisciplina que van desde la comisión de faltas leves, hasta la comisión de hechos punibles, que requieren la intervención de los organismos de seguridad del Estado.
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