LA EDUCACIÓN

En la actualidad, nos enfrentamos a un contexto de cambio, innovación, movilidad e interdependencia a una velocidad vertiginosa, por ejemplo el reloj ha dejado de ser analógico y ha pasado a ser digital, nuestra atención se ha dispersado en varias pantallas a la vez, etc., y, por supuesto, al final ya no sabemos dónde estamos. Dichos cambios nos indican que nuestra sociedad debe de ser dirigida hacia sociedades abiertas y pluralistas, donde las personas tengan prioridad sobre las cosas. Pero cuando analizamos el actual escenario educativo, es notorio que las escuelas de hoy, junto con los padres actuales, están inmersos en un sistema que altera los valores en cada aspecto de la vida, y sin embargo las direcciones que podemos seguir son contradictorias. Al igual los diversos factores tienen una gran influencia sobre los niveles de aprendizaje que alcanzan los alumnos de primaria y secundaria del Sistema Educativo Mexicano.

Hoy en día los niños necesitan capacidades, pero son más importantes aplicar dichas capacidades de manera que no afecten a terceros. Es decir la educación debe de estar enfocada en el hombre mismo, en su naturaleza, en sus capacidades, en sus aspiraciones, en sus responsabilidades, consigo mismo y con los demás. Ya que como mencionaban Cunha, Heckman, Lochner, y Masterov (2006) la educación juega un papel crucial en la vida de los individuos, ya que explica las diferencias entre sus ingresos, además de ser fundamental para el crecimiento económico de los países.

Por lo tanto nuestro sistema educativo tiene dos objetivos fundamentales y complementarios:

1) Establecer en los estudiantes habilidades, conocimientos y actitudes fundamentales para el desarrollo económico.

2) Reducir las diferencias para convertirlas en oportunidades, y lograr una mayor movilidad social intergeneracional.

Como ya se mencionó anteriormente, algunos factores tienen un gran impacto en el aprendizaje de los alumnos, como son las condiciones familiares y sociales de los estudiantes. En el caso de México, como lo confirma los resultados del informe de Coleman y colaboradores (1966): que la distribución del aprendizaje depende del nivel socioeconómico de las familias de los estudiantes y que la escuela incrementa las inequidades sociales y económicas del país.

Sin embargo, las diferencias en el logro académico de los estudiantes que se ven en las escuelas, en las modalidades educativas, en las entidades federativas y en los países, casi siempre se interpretan como una consecuencia de la calidad de los sistemas y subsistemas educativos. Pero esta interpretación es errónea mientras no se considere el efecto de las diferencias socioculturales de los grupos de alumnos que se comparan y las condiciones escolares en que operan los centros educativos. En consecuencia, una vez que se han considerado las condiciones socioculturales o socioeconómicas según Willims

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