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LOS TRES ESTADOS DEL CAPITAL CULTURAL.


Enviado por   •  23 de Abril de 2017  •  Resumen  •  1.271 Palabras (6 Páginas)  •  224 Visitas

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LOS TRES ESTADOS DEL CAPITAL CULTURAL (Bourdieu, )
La condición del capital cultural se impone como una hipótesis para mostrar las diferencias en los resultados escolares que presentan niños de distintas clases sociales respecto del éxito “escolar”, o sea,  los beneficios específicos que los niños pueden obtener del mercado escolar de acuerdo a la distribución del capital cultural entre clases. Es un punto de partida para romper con los supuestos comunes que consideran el éxito o el fracaso escolar como resultado de las aptitudes naturales del individuo, como las teorías de capital humano. Según estas últimas existe una relación entre las tasas de rendimiento aseguradas por la inversión educativa y la inversión económica. Pero, sólo toma en cuenta las inversiones y las ganancias monetarias, como los gastos que implican los estudios y el dinero del tiempo destinado a éstos, sin considerar, la estructura de oportunidades diferenciales del beneficio que les es prometido por los distintos mercados, en función del volumen y de la estructura de su patrimonio.
Al dejar de reubicar las estrategias de inversión escolar en el conjunto de las estrategias educativas y en el sistema de las estrategias de la reproducción, continúan dejando escapar la transmisión del capital cultural. Sus preguntas sobre la relación entre la “aptitud” (ability) por los estudios y la inversión de estudios, demuestra que ignoran que la “aptitud” es también producto de una inversión en tiempo y capital cultural. Por lo tanto, al evaluar los beneficios de la inversión escolar, sólo se interroga sobre la rentabilidad de los gastos educativos para la “sociedad” entera. Esta definición funcionalista de las funciones de la educación, ignora la contribución que el sistema de enseñanza aporta a la reproducción de la estructura social  al sancionar la transmisión hereditaria del capital cultural. No escapa a un economicismo e ignora que el rendimiento de la acción escolar depende del capital cultural previamente invertido por la familia. También desconoce que el rendimiento económico y social del título escolar, depende del capital social (también heredado).
El capital cultural puede existir bajo 3 formas: el estado incorporado, bajo la forma de disposiciones duraderas del organismo; el estado objetivado, bajo la forma de bienes culturales como libros, cuadro, etc.; y el estado institucionalizado, como forma de objetivación particular, porque se puede ver que con el título escolar, confiere al capital cultural las propiedades originales.
El estado incorporado
La acumulación del capital cultural exige una incorporación que consume un trabajo de inculcación y asimilación, por tanto, consume tiempo que es invertido personalmente: el trabajo de cultivarse. El capital cultural es una propiedad hecha cuerpo que se convierte en un parte integrante de la persona, un hábito, y quien lo posee ha pagado con su tiempo. Este capital "personal" no puede ser transmitido instantáneamente. Puede adquirirse de manera encubierta e inconsciente y queda marcado por las condiciones de adquisición. Además se debilita y muere con su portador, pues se haya ligado a la persona, a su singularidad biológica, y por ser objeto de una transmisión hereditaria. Este capital cultural presenta un más alto grado de encubrimiento que el capital económico, por lo que está predispuesto a funcionar como capital simbólico ejerciendo un efecto de (des) conocimiento. El economicismo ignora la lógica simbólica de la distinción que asegura provechos materiales y simbólicos a los que poseen un fuerte capital cultural, quienes reciben un valor de escasez según su posición en la estructura de la distribución del capital cultural (no todos tienen los medios económicos y culturales). En la lógica de la transmisión del capital cultural es donde reside el principio de la eficacia ideológica de este tipo de capital.
Se sabe que la apropiación del capital cultural objetivado  depende principalmente del capital cultural incorporado por la familia. Esta incorporación se da a través del efecto Arrow generalizado (el conjunto de los bienes culturales ejercen un efecto educativo) y las formas de transmisión implícita. También se sabe que la acumulación inicial del capital cultural comienza desde su origen sólo para las familias dotadas con un fuerte capital cultural. Así, el tiempo de acumulación comprende la totalidad del tiempo de socialización. La transmisión del capital cultural es la forma mejor disimulada de transmisión hereditaria de capital y su importancia relativa en el sistema de estrategias de la reproducción es mayor en la medida en que esta transmisión tiende a ser más censurada y controlada.
El vínculo entre el capital económico y el capital cultural es a través del tiempo necesario para la adquisición. Las diferencias entre el capital cultural de una familia implican el tiempo libre máximo puesto al servicio del capital cultura máximo; implica diferencias en la capacidad de satisfacer las exigencias culturales de una empresa de adquisición prolongada; y correlativamente, depende del tiempo libre que su familia le pueda asegurar, o sea, de la liberación de la necesidad económica para su adquisición.
El estado objetivado
El capital cultural objetivado posee un número de propiedades que se definen sólo en relación con el capital cultural incorporado. El capital cultural objetivado en apoyos materiales (escritos, pinturas, etc.) es transmisible en su materialidad; una colección de cuadros, por ej, se transmite también como el capital económico. Lo que es transmisible es la propiedad jurídica, es decir, la posesión de instrumentos que permiten consumir un cuadro, -una forma de capital incorporado- se a las mismas leyes de transmisión. Los bienes culturales pueden ser objeto de una apropiación material que supone el capital económico y el capital cultural (apropiación simbólica). Por esto el propietario de los instrumentos de producción debe encontrar la manera de apropiarse del capital incorporado, condición de apropiación específica, o de los servicios de los poseedores de este capital. Todo parece indicar que en la medida en que se incrementa el capital cultural incorporado a los instrumentos de producción, la fuerza colectiva de los propietarios de capital cultural incorporado tiende a incrementarse. Éstos además tienen una  inclinación a la competencia, por las condiciones de selección y formación, particularmente en la lógica de la competencia escolar y el concurso.
El capital cultural en su estado objetivado se presenta con la apariencia de un universo autónomo y coherente, cuando es producto del actuar histórico; tiene sus leyes trascendentes a las voluntades individuales y permanece irreductible ante lo que cada agente puede apropiarse.  Este capital cultural subsiste como capital material y simbólicamente activo, en la medida en que es apropiado por agentes y comprometido.
El estado institucionalizado 
La objetivación del capital cultural bajo la forma de títulos constituye una manera de neutralizar algunas propiedades que, por incorporado, tiene los mismos límites biológicos que su contenedor. El titulo escolar es una patente de competencia cultural que le confiere a su portador un valor convencional, constante y garantizado desde el punto de vista de la cultura.
El concurso, en el sistema escolar, produce discontinuidades durables y brutales, e instituye una diferencia esencial entre la competencia reconocida y garantizada, y el simple capital cultural, al que se le exige validarse.
Existe una frontera impuesta y sostenida por la creencia colectiva. Es la misma diacrisis originaria la que instituye el grupo como realidad a la vez constante, homogénea y diferente, mediante la institución arbitraria de una frontera jurídica que instituye los últimos valores del grupo.
Al conferirle un reconocimiento institucional al capital cultural poseído por el agente, el titulo escolar permite a los individuos compararse y aún intercambiarse. Permite también establecer tasas de convertibilidad entre capital cultural y capital económico, garantizando el valor monetario de un capital escolar. El título, producto de la conversión del capital económico en capital cultural establece el valor en dinero con el cual puede ser cambiado en el mercado de trabajo.

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