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La Globalización De La Educación Educación Y Globalización En México Las Reformas Requeridas


Enviado por   •  9 de Octubre de 2012  •  1.639 Palabras (7 Páginas)  •  959 Visitas

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La globalización de la educación

Educación y Globalización en México

Las Reformas Requeridas

“No vacilaría en decir que la globalización, tal como la experimentamos,

es en muchos aspectos no sólo nueva, sino revolucionaria”.

México presenta un sin número de retos que requieren soluciones inteligentes para abatir las demandas más apremiantes. Insertada en los retos históricos de la violencia y la convulsión política y social en que vivimos, la educación exige hoy un profundo análisis, de todos los mexicanos, para resolver el regazo en que se encuentra el país y que contradice a las expectativas de información y conocimiento propias de la era global.

En el marco de la celebración del 90 aniversario de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el Gobierno Federal emitió las Principales Cifras del Ciclo Escolar 2010-2011. Los datos son reveladores y dan cuenta de las dimensiones de la educación en México. El número total de matrícula del sistema educativo nacional, que incluye educación básica, media superior, superior y capacitación para el trabajo; asciende a 34 millones 384 mil 971 mexicanos. Poco menos de una tercera parte de la población total es estudiante. Somos, en efecto, una nación con un alto activo en la formación académica de la región latinoamericana.

En este sentido, la globalización, este escenario resultante del final de la Guerra Fría y del que no existe una noción clara, tal como lo menciona el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper Pizano, en el comprendió “Educación y Globalización: los desafíos para América Latina”; trae consigo nuevas exigencias y retos de los que nuestro país no está exento.

Ni la sociedad mexicana, ni la del cualquier otra parte del mundo son las mismas de antes y el debate sobre la añoranza del pasado resulta ocioso. En nuestros días, se requieren individuos con amplios márgenes de conocimientos e información. La globalización no perdona el atraso, peor aún, lo castiga; crea una polarización entre naciones calificadas y no calificadas que, con bastante frecuencia, se ve reflejada en el subdesarrollo, la pobreza, la marginación, los conflictos políticos y sociales y la baja calidad en la impartición de la instrucción educativa. Por desgracia, este fenómeno es compartido por todas los países de América Latina y exige reformas que remedien dicha problemática que ha persistido a través del tiempo.

Existe un hecho real e irrefutable: la sociedad del presente está basada en el conocimiento. Dicha situación se ha afianzando con el desarrollo tecnológico. Las nuevas herramientas como el Internet y las computadoras exigen al millón 801 mil 793 docentes registrados por la SEP hasta el año 2011, una mayor preparación, pedagogía y discernimiento. El riesgo del presente radica en generar analfabetas tecnológicos.

Los gobiernos, como el mexicano, deben emprender verdaderas políticas públicas que satisfagan la demanda educativa, pero, en esta ocasión, teniendo a la calidad como objetivo claro; además de contar con una amplia visión para reformar los esquemas tradicionales y adecuarse a los nuevos tiempos, a la era de la globalización preservando, desde luego, la identidad cultural.

La importancia de la educación en México es tal, que no existe un solo político que no la mencione. Todos sus discursos opina de ella como un proceso inacabado que promete superación y desarrollo. Sin embargo, pese a ser un tópico recurrente en el debate político, parecería que en la realidad, en el caso de las comunidades, no sucede gran cosa.

Para indagar más en este análisis es necesario revisar la opinión de personajes claves en la materia. “Ernesto Samper Pizano comenta que para enfrentar los retos de la globalización el tema principal es la educación, ya que ayuda a crear ciudadanía y, por ende, gobernabilidad; mejora la equidad al actuar como instrumento de distribución del ingreso; incrementa la competitividad a través del aprendizaje y fortalece la identidad como eje articular de toda la propuesta.”

Bajo este razonamiento, la educación se convierte en la mejor inversión, no sólo a largo, sino también a mediano plazo. Los niños que asisten a las escuelas hoy tendrán mayores oportunidades en el futuro, laborales y de crecimiento; pero además garantizarán una ciudadanía más informada, analítica y participativa en los asuntos que le atañen. Una persona con la instrucción debida difícilmente será engañada por funcionarios corruptos o será víctima de arbitrariedades.

El acceso a los medios de información, por su parte, también facilitará una perspectiva más amplia y clara de los asuntos públicos. La presión que ejerzan los ciudadanos informados y participativos provocará mejores prácticas en los gobiernos. La corrupción, por supuesto, podría requerir más que esto para ser erradicada, pero sin lugar a dudas el proceso hacia la democratización de las instituciones sería favorecido con el incremento de la educación de calidad.

Samper Pizano nos lleva más allá en su reflexión, para él “la creación de una nueva ciudadanía” comprende la lucha constante contra la exclusión, esa que se genera por la carencia de oportunidades y que orilla a muchos a atender otros requerimientos más primigenios y relacionados con la sobrevivencia, que con la educación, como trabajar y alimentarse. En segundo término, apostar más a una sociedad civil, en una definición que alude

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