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Mi Primera Experiancia Como Docente


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  1.953 Palabras (8 Páginas)  •  235 Visitas

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MI PRIMERA EXPERIENCIA COMO DOCENTE

Eduardo Ullate Rada

papagayomutado@msn.com

Desde el momento en el que elegí el colegio en donde iba a realizar mis primeras prácticas escolares, noté un cierto nerviosismo. Prácticamente no había tenido contacto con niños ni tampoco sabía si el ejercer como maestro me iba a resultar sencillo. Además los conocimiento adquiridos a lo largo de la carrera tampoco sabía si todos ellos iban a resultarme del todo eficaces por lo que estaba inseguro y muy a la expectativa de todo lo que aconteciese.

Cuenta con logopedas, psicoterapeutas y una psicóloga. Dispone de tres edificios en donde se dividen a los alumnos. Apenas tiene inmigrantes y los que hay cuentan con el apoyo necesario para estar totalmente integrados.

En mi primer día, todos mis compañeros de prácticas al igual que yo, estábamos impacientes sobre cómo sería nuestra acogida en el colegio. Al llegar, la directora nos lo mostró y más tarde, nos reunió en la sala de profesores para presentarnos a todos los docentes que había en el momento, personas de trato agradable que nos comentaron todas sus impresiones y experiencia a lo largo de sus años de docencia. La directora nos explicó la metodología que se llevaba en el colegio. Consistía en que además de la clase en la que están todos los alumnos por curso, también contaban con clases de apoyo, el “desdoble” que se basaba en la división de una clase en tres para así al haber menos alumnos, los profesores estén más pendientes de ellos y finalmente, las llamadas actividades diferenciadas que eran la unión de los diferentes grupos de un curso para dividirlos en cuatro de manera homogénea y así darles clase de cálculo mental, lectura comprensiva, expresión escrita y/o problemas dependiendo del día.

Después de explicarnos todo ello, la directora nos repartió a cada uno de nosotros a los diferentes cursos en los que íbamos a permanecer las tres semanas. En mi caso fue 1º de Primaria.

Una vez que fui al aula que me correspondía, mi tutora, me explicó como funcionaba la clase, que niños tenían más dificultades, que material escolar utilizaban, como planteaba sus clases, preocupaciones que tenía, situaciones de los niños en el hogar y un sin fin de cosas que verdaderamente me sirvieron de gran utilidad.

Desde el primer día, el lugar que ocupé en la clase no fue al lado de tutora sino entre todos los niños ya que lo que quería conseguir era que me vieran como alguien que les podía estar ayudando en todo momento a la vez que les explicaba o corregía cualquier tipo de ejercicios.

Todos los días, antes de empezar cualquier clase, la tutora mandaba a los niños que sacaran un libro de lectura para que comenzasen a leer. Cada frase la leía un niño. Su objetivo era trabajar la lectura muy a fondo.

Respecto al ambiente de la clase, pude darme cuenta de que todos los niños se llevaban bien entre ellos, no había escisiones ni grupos entre ellos. Tampoco había ningún niño al que no le hicieran caso o lo marginasen. En los recreos jugaban entre todos libremente, había chicas que jugaban a fútbol y chicos que jugaban a la comba. No existían exclusiones por sexo en los juegos.

A lo largo de las tres semanas, mi atención se fijó principalmente en un niño de la clase. Éste carecía del mismo nivel que el resto de la clase, tenía dificultades en todas las materias, era muy despistado y como me explicó en comparación al resto de sus compañeros, era muy inmaduro. Mi tutora me comentó que la labor que debía desempeñar sería la de “ponerle al día” más rápidamente en todo lo que pudiese a la vez que le fomentase su capacidad creativa y trabajadora partiendo de que lógicamente estamos trabajando con niños de seis años.

Esta tarea había sido desempeñada por ella a lo largo del curso con lo que deduje que sería un respiro ya que de este modo, podría invertir más tiempo en el resto de la clase.

Así pues mi labor en mi clase a lo largo de las semanas fue ser su “apoyo” en todas las materias. El niño tenía muchas dificultades en el habla, a pesar de que asistía semanalmente a la logopeda, le costaba mucho comunicarse, por lo que tampoco sabía leer correctamente.

Mi primera tarea fue el que desarrollara sus conocimientos de lectura, para ello, el niño contaba con un gran libro de lecturas y cuentos infantiles acompañado de graciosos dibujos para que le fuera más ameno. No sabía como unir las sílabas en las palabras con lo que tuve que realizar un cuaderno (de los de dos líneas) y comenzar a escribirle todo tipo de sílabas que existen para que así las memorizase y más tarde las supiese decir. Era un niño muy despistado, él veía el colegio como un lugar en donde se iba a jugar, el estudiar o hacer deberes no existía.

En una de las primeras tutorías que tuvo la profesora con la madre de este niño, le comentó que su hijo no hacía los deberes, ésta se quedó sorprendidísima ya que el niño era el primero que decía nada más llegar a casa que no había que hacer nada de tarea. Desde ese mismo momento, la profesora todos los días de la semana le apuntaba las cosas que debía hacer para que así, la madre se enterara al 100% y pudiera ayudar a su hijo en casa.

Mencionar que todos nos volcábamos con él, era un niño que se dejaba querer, contaba además con el de una orientadora que se preocupaba también de que avanzase lo más rápido posible pero lógicamente ella tenía que dar más apoyo a niños de otros cursos que tenían otros problemas.

El niño disponía de un material diferente al resto de sus compañeros, en lenguaje tenía diferentes libros. En esta asignatura, todo el primer trimestre Fran lo que hacía era el colorear imágenes y el unir mediante flechas un dibujo

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