Sistema sexo-género y Feminismo y Masculinidades
Enviado por Alen1 • 26 de Febrero de 2023 • Ensayo • 1.005 Palabras (5 Páginas) • 170 Visitas
[pic 1] Universidad Autónoma De Nuevo León [pic 2]
Facultad De Derecho y Criminología
Nombre: Judith Arletth De León Moreno
Grupo/aula: 221/OP9
Título: “Sistema sexo-género” y “Feminismo y Masculinidades”
Desde el momento en que nacemos, e incluso antes, las diferencias anatómicas en nuestros propios genitales son reconocidas y reforzadas socioculturalmente. Cuerpo y sociedad de manera diferenciada. Sin embargo, las características de este grupo diferenciado de significados no son justas. En otras palabras, esta diferencia interiorizada no es neutra, sino que provoca una asimetría de poder entre hombres y mujeres que surge de esta forma naturalizada.
La mayoría de las comunidades aceptan el concepto de 'sexo', que se dirige a las características biológicas (cromosómicas, gonadales, hormonales, anatómicas) y describe el proceso sexual prenatal y el comportamiento psicosocial posterior de mujeres y hombres. En cuanto a la sexualidad y la reproducción, incluido el desarrollo... En así se distinguen los dos sexos. Los machos y las hembras forman dos categorías mutuamente excluyentes.
El cuerpo generalizado es el resultado de la operación constante de sistemas sociales y culturales que no son más que sistemas patriarcales que imponen ciertos significados a través de procesos de naturalización, normalización y somatización, dando lugar así a las mencionadas diferencias sexuales iniciales.
El concepto de género y la articulación del sistema género-género son centrales para comprender las complejas redes de interacciones que influyen en la organización, internalización y perpetuación patriarcal.
El género se define (Gayle Rubin, 1975) como “una separación de los sexos socialmente impuesta. Es producto de las interacciones sociales de la sexualidad.” Esto implica que cada uno de nosotros está socialmente instado a identificarse con un sexo frente al otro, favoreciendo una amplificación de las diferencias y una eliminación de las similitudes entre los sexos, y el “to suprimir los "aspectos" femeninos en los hombres y "masculinos" en las mujeres. Esta división dicotómica (masculino/femenino), basada en el dimorfismo de género (masculino/femenino), se refleja en 2 puntos específicos: la separación sexual del trabajo y la heterosexualidad forzada, y los dos están en la iniciativa de la supuesta “complementariedad natural”. por delegados los sexos.
El sistema sexo-género se utiliza para denotar el conjunto de posiciones mediante las cuales una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y mediante las cuales se satisfacen las necesidades humanas así transformadas.
El género es tanto un rol como una identidad, la feminidad/masculinidad es un principio organizador de la subjetividad. Por tanto, como creación sociocultural de base biológica, el género se determina como un “deber” personal y social que, de acuerdo con el sistema de valores y creencias que cada cultura construye en torno al binario sexual, configura los comportamientos, sentimientos, pensamientos y preocupaciones de los individuos y establece los espacios sociales y privados que todos pueden usar, creando la representación de géneros a través de dos pares opuestos y complementarios. Por todo ello, cuando hablamos de género hablamos de un sistema de interacción entre los sexos, la cultura etiqueta los géneros con género, y el género etiqueta la percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano. , con propiedades multicomponentes', y esto conforma el sistema sexo-género.
Nuestra percepción e identificación con un género en particular forma nuestra identidad sexual, que es una secuencia de reglas sociales relacionadas con cómo debemos comportarnos, pensar o sentir en función del género; La interiorización de estas reglas puede ser la identidad de género. En nuestras propias sociedades occidentales, el género obliga a los hombres a ser fuertes, independientes y competitivos, mientras que las mujeres deben ser pasivas, dependientes y sumisas, que básicamente quieren y anhelan la maternidad, y obviamente ambos son heterosexuales; Se trata de roles de género que definen socialmente la masculinidad y la feminidad y que, debido a la división del trabajo por género, contribuyen a relaciones de poder asimétricas entre hombres y mujeres.
La masculinidad y la feminidad son dos caras de la misma moneda, definidas por oposición en un sistema patriarcal. Por lo tanto, se suponen 2 sexos; un hombre y una dama, y condicionalmente, además, 2 géneros correspondientes a todos los sexos; masculino y femenino, lo que significa solo 2 posibilidades mutuamente excluyentes. Este concepto limita las protestas de aquellas identidades que no corresponden a esta categorización, dando lugar en muchas situaciones a malestares corporales, psíquicos e interpersonales para aquellas personas que se apartan de las normas socioculturales impuestas y la discriminación social en su contra.
Esta clasificación dicotómica de masculinidad/feminidad conduce a una división del trabajo en función del género, de modo que el hecho biológico diferencial se convierte en principio y descripción de las diferencias psicológicas y sociales, produciéndose así una reducción a un orden biológico que justifica la necesidad de algún orden social. . La conformación de la identidad de género a partir de este orden psicosocial dicta roles de género que moldean conductas y estereotipos de género que delinean posiciones identitarias. Esta conformación conlleva una consistencia de género que no siempre se conoce individualmente, lo que genera malestar y problemas en las identidades sexuales y de género de las personas.
Aunque ahora es probable que sean más flexibles y heterogéneos, continúan existiendo en la imaginación cultural de los sujetos como modelos normativos, validados y socialmente aceptables.
Es importante que hombres y mujeres se den cuenta de que hacer un mundo más humano, más justo e igualitario es responsabilidad de ambos sexos. Todos salimos perdiendo en un mundo que limita nuestras propias posibilidades, por lo que la integración de la mujer en los espacios que habitualmente se consideran “masculinos” debe ir acompañada de la entrada de los hombres en los espacios que se consideran “femeninos”. Lo que entendemos por masculino o femenino son en realidad atributos humanos que muchos hombres y mujeres tienen la capacidad de realizar, pero para hacerlo, debemos romper los patrones de género que nos limitan. Estamos hablando de la destrucción de las definiciones artificiales, tal como se definen socialmente, de "masculino" y "femenino".
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