Sistemas éticos
Enviado por yenfrigarcia • 19 de Octubre de 2013 • 1.166 Palabras (5 Páginas) • 357 Visitas
EL HEDONISMO: SOY FELIZ CUANDO SIENTO PLACER
(Del griego hedoné, placer, gozo, ) Concepción ética que considera que la consecución del placer determina el valor moral de la acción. De esta manera el hedonismo identifica el bien con el placer, que pasa a ser considerado como el finúltimo que persigue la acción humana. Podemos distinguir dos grandes grupos de hedonistas: los cirenaicos y los epicúreos. Los cirenaicos (llamados así porque el iniciador de la teoría fue Aristipo de Cirene, 435 a.C.) consideraron que el bien era el placer, y el mal, era el dolor. La naturaleza, decían, nos ha dado un criterio claro para distinguir la acción buena de la mala: si nos produce una sensación placentera, es que obramos bien; si nos la produce dolorosa, es que obramos mal. Las sensaciones consisten en movimientos que se dan en nosotros (externos, como una caricia, o internos, como una emoción): los suaves son agradables; los violentos, dolorosos. Muchas veces empiezan agradablemente y después se violentan. De ahí que haya placer es que después produzcan dolores. Por supuesto que hay que buscar el placer del presente, puesto que el pasado ya está pasado y el futuro es incierto. De todos modos, hay que tener cierta previsión y, por eso, hay que potenciar aquellos que no vayan seguidos de dolor. Los
Placeres sensibles (comida, bebida, sexo, etc.) son importantes, pero son los que más fácilmente se convierten en dolor cuando se cometen excesos, cosa que no ocurre con los espirituales (el equilibrio mental, la amistad). Hay que gozar, sí, pero nunca debemos perder el autocontrol convirtiéndonos en esclavos de los placeres. Para los epicúreos (nombre que proviene de su fundador Epicuro de Samos, que vivió entre el 341 y el 270 a.C.), el placer consiste más en la tranquilidad, es decir, en la ausencia de dolor, que en una sensación positiva proveniente de una agitación del cuerpo o del espíritu, como creían los cirenaicos. Los epicúreos distinguen los placeres tatico, que es justamente el estado detran quilidad, sin ninguna clase de dolor, y los placeres cinéticos, que consisten en un movimiento o variación de estado. Así, cuando tenemos hambre, cuando sentimos un malestar, comemos (placer cinético) hasta que ya no sentimos hambre (placer estático). Si seguimos comiendo, podemos sentir un nuevo placer cinético, pero éste, al ser forzado (ya no se come para aliviar el hambre, que es lo natural) produce a la corta o a la larga dolor.
Así pues, hay que perseguir el auténtico placer, el estático, que es el estado natural de equilibrio, de calma. Al placer estático del cuerpo lo llamaban estado de aponía, es decir, la ausencia de molestias o de dolores corporales, y al placer del espíritu, ataraxia, que es la ausencia de ansiedad o turbación mental. Distinguían entre los deseos
naturales y necesarios (como la comida y la bebida);b)
naturales e innecesarios (como el comer manjares exquisitos, o el sexo).c)
No naturales y no necesarios (el triunfo político, la fama).Puesto que los primeros eliminan las molestias y el dolor, y producen, por tanto, placer estático, hay que satisfacerlos. Sin embargo, éstos son muy pocos, de modo que el sabio tiene pocas necesidades. Los segundos producen placeres cinéticos, pero debido al riesgo de dolor que conllevan, deben evitarse, aunque nos siempre: de vez en cuando, una buena comida produce un gran placer. Los últimos deben evitarse siempre, puesto que a la larga producen más dolor que placer. En cambio, los placeres del alma, como la sabiduría y la auténtica amistad, son placeres más tranquilos que los corporales y no producen dolores.
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