Tauromaquia
Enviado por GreizPi • 16 de Marzo de 2015 • 4.172 Palabras (17 Páginas) • 222 Visitas
Pero hay hombres destructivos que ponen trampas para atrapar a la gente y esas trampas se llaman Estados (Nietzsche, 1883). En este caso particular, el Estado Romano, el inventor del pan y circo, toma parte fundamental en el inicio del "Arte taurino". En épocas de su decadencia y ansias de diversión y entretenimiento para el pueblo lascivo y en plena putrefacción que con una sed insaciable de sangre exigía espectáculos duraderos y cada vez más sangrientos al Estado. El emperador Julio Cesar incorporo a las venerationes los toros Hispanios como otra divertida actividad para el pueblo, que cada vez más estaba hundido en ese círculo vicioso de perdición y superfluidad. El pueblo pedía violencia gratuita, el Estado lo concedía. Los toros vienen a ser parte de un gran espectáculo armado entre batallas de animales contra animales, animales contra humanos o humanos contra humanos. Las personas requeridas en esta clase de eventos eran llamados bestiarrii, que en su mayoría eran esclavos condenados, pero también había prisioneros de guerra, desertores del ejército o voluntarios de clase humilde, los cuales se sentían atraídos por la posibilidad de dejar su condición de miserables, ya que los combatientes que conseguían salir vivos de las fieras, eran aclamados por el pueblo y gozaban de una gran popularidad. La elaboración de estos venerationes conllevaba un gran gasto económico. Existió un gerrero del quien Ovidio describe que usaba una tela roja para llamar la atención del animal para que embistiera y luego lo mataba armado con una espada y un escudo. Este matador se llamaba Karpofóro.
La tauromaquia es parte del sentido megalómano del ser humano más por imponer su superioridad contra todo lo que le rodea ya que siempre está en busca de nuevas fronteras que por vencer en sus límites físicos y/o morales y, en este caso de dominio para con el toro, se exterioriza a sentimientos de grandiosidad y hegemonía contra la naturaleza. Cuando no hay batalla en la cual participar, el hombre beligerante mantiene una lucha contra sí mismo (Nietzsche, 1883). El “Arte taurino” es aquello relativo a la práctica de bregar toros, tanto a pie como a caballo, con peones, escuderos, lanzas y otros instrumentos. Su expresión más moderna y elaborada es la corrida de toros en la cual se toman en cuenta muchos otros aspectos que en la modernidad toman una simbología muy extensa y en esto se incluye todo el desarrollo previo al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los participantes. La simbología presente no es algo espontaneo, ésta tiene y se deriva de muchos cambios sociales, políticos e ideológicos que han palpado toda la cultura tauromáquica a través de la historia.
Historia
El toro desde tiempos muy antiguos se ha concebido como una bestia, por su característica corpulencia y fuerza, es también objeto de atracción y poder, controversialmente considerada arte y sadismo. La figura del toro se ha encontrado presente en la historia humana desde la mitología griega y las pinturas rupestres, en las cuales hombres armados solo con lanzas y flechas se enfrentaban a bestias de grandes proporciones y con osamenta.
*Sin bien Aristóteles plantea la religión como base de la conformación de todas las sociedades, podemos considerar una impresión inconsciente de esta religiosidad en la sociedad, es decir de forma simultánea damos un valor sacro a las instituciones y quienes ostentan su máximo poder. Podemos observar este sentido de sacralidad en los bestiarri, quienes concebían la idea de que, al estar en contacto con el toro el cual era considerado un ser sacro puesto que fue creado por Poseidón y reflejaba el poder de este, adquirían un sentido de sacralidad por contacto, dicha sacralidad no era en si misma de carácter religioso sino más bien una aceptación en la sociedad y una valoración mayor a la del hombre común.
Estos espectáculos se vieron suspendidos tras la caída del imperio romano. Durante el periodo de formación de los reinos cristianos, alrededor del 815 los espectáculos taurinos se vieron desarrollados bajo condiciones de elite, realizados en bodas, y eventos de la nobleza a lo largo de los siguientes siglos, tal es el caso de Alfonso VII quien con este espectáculo celebro su coronación en 1113. Este hecho fortaleció la imagen de lo sacro del espectáculo taurino, puesto que para dicho momento este era exclusivo de las imágenes socialmente deseables y veneradas.
La tradición taurina, pronto fue nombrada corrida de toros y con este hecho el pueblo adquirió un nuevo poder sobre esta. La vida sagrada y la vida profana no pueden existir en las mismas unidades de espacio y tiempo; surgen así las fiestas. (Durkheim, 1912). Las corridas se convirtieron en parte de los festejos del pueblo; bautizos, bodas, homenajes fúnebres, victorias de batalla y coronaciones eran motivo de la ejecución de corridas. Este entretenimiento solía ser practicado a caballo por la nobleza y a pie por el pueblo. Es así que al dar un nombre común entre la nobleza y el pueblo a la tradición taurina, esta retomo su lugar original como parte de la diversión del pueblo en general, esta vez adquiriendo dos nuevas características; de primer forma se estableció más como un ritual de festejo, como segunda característica se restableció una jerarquía dentro de la sociedad, ya que a pesar de la participación simultanea entre la clase baja y la nobleza, era esta ultima la que estaba en un verdadero contacto con el animal y la que era alabada por los espectadores, mientras que los miembros de la población pobre realizaban actividades de servicio para con los nobles.
Durante la edad media, las corridas de toros florecieron en España, principalmente en Barcelona, donde se realizaban periódicamente torneos medievales donde caballeros se enfrentaban entre sí, y más tarde, se soltaban toros que si embestían eran atacados y muertos con lanzas o eran perseguidos por una cuadrilla de jinetes nobles que les clavaban lanzas. La acción auxiliar que podían hacer los plebeyos para llamar la atención al toro, no merecía ninguna mención por parte de los cronistas oficiales. Cabe tener en cuenta, que en todos estos espectáculos medievales, se mataban toros, pero también se perdían muchas vidas humanas. Durkheim (1912) describe un sacrificio australiano: el intichiuma. Concluyendo que todo sacrificio tiene un acto de comunión y un acto de oblación. Como ya hemos mencionado la trasposición de la religión en la sociedad, le concibe a esta un sentido de sacralidad en forma de aceptación, siguiendo esta línea de pensamiento podemos encontrar en el ritual de la corrida, la comunión y la oblación, ambas bajo la condición a la muerte.
En 1567, el Papa Pio V emitió la bula De Salutatis Gregis Domici,
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