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Fernando Botero


Enviado por   •  10 de Junio de 2015  •  2.963 Palabras (12 Páginas)  •  295 Visitas

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Fernando Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín (Antioquía), cuidad industrial de los Andes colombianos. Al morir su padre, representante comercial, el pequeño Fernando tenía solo cuatro años.

1938 - 1949

Finalizando sus estudios primarios y, gracias a una beca, entra en el colegio de los jesuitas de Medellín. Su primer trabajo conocido es una acuarela con un torero.

En 1948 realiza su primera exposición colectiva, con otros pintores de la provincia de Antioquía, en Medellín. Entre sus primeras influencias se encuentra la de la escuela muralista mexicana (Rivera, Siqueiros y Orozco) – como queda patente en una de sus acuarelas de aquella época, “Mujer llorando” (1949)- y sus recuerdos infantiles de las imágenes policromadas de los retablos del barroco colonial. En su ciudad natal no había ni un cuadro que se pudiera considerar moderno. Solo en 1948 llegaron las primeras informaciones acerca del arte contemporáneo europeo.

Durante la guerra civil colombiana, los jóvenes intelectuales de Colombia descubrieron a Federico García Lorca, Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias y César Vallejo. Botero descubre a Picasso a través de la Historia del Arte del argentino Payro. Su artículo sobre “Picasso y el no-conformismo en el arte” le acarrea la expulsión del colegio de los jesuitas quienes ya le habían amonestado por ello, escribe un mes más tarde otro artículo, “La anatomía de un loco”, sobre Salvador Dalí.

1949-1952

Continúa sus estudios en el Liceo San José de la vecina ciudad de Marinilla, que termina en 1950 y que costea con sus ilustraciones para la prensa y su actividad como escenógrafo en la compañía de teatro española “Lope de Vega”, de gira por esa ciudad.

En 1951 reside ya en Bogotá, donde entra en contacto con la vanguardia colombiana, reunida en el Café “Automática” y de donde se habla del nuevo arte abstracto y de los pintores de la revolución colombiana. Poco después realiza su primera exposición individual en la Galería de Leo Matiz. Obtiene un éxito que le proporciona sus primeros ingresos y le permite pasar el verano en Tolú, en la costa caribeña, y en las islas del Golfo de Morrosquillo. Las obras de esta época reflejan la influencia de los períodos azul y rosa de Picasso y de Gauguin.

En mayo de 1952 tiene lugar su segunda exposición en la Galería de Leo Matiz, donde vende todos sus cuadros. En agosto le conceden el segundo premio en el IX Salón de artistas colombianos por el cuadro “En la costa”.

Esto le permite realizar su primer viaje a Europa. Desembarca en Barcelona y se traslada a Madrid en donde se matricula en la Academia de San Fernando y conoce el Museo del Prado. Allí admira las obras de Velázquez y de Goya. Un año después viaja con su amigo Ricardo Irrigarri a París, en donde se instala. La vanguardia francesa deja de interesarle y, al igual que en Madrid, estudia a los maestros antiguos del Museo del Louvre. En el verano del mismo año pasa una temporada en Florencia, se matricula en la Academia San Marco, estudia la técnica del fresco y copia a los maestros del Renacimiento italiano, en quienes se inspira.

1955

Las obras realizadas en Florencia se exponen, a su vuelta, en la Biblioteca Nacional de Bogotá y la muestra resulta un fracaso, ya que la crítica se orienta más hacia las tendencias abstractas imperantes entonces. Trabaja para las secciones gráficas de varias revistas. A finales de diciembre se casa con Gloria Zea.

1956

Se traslada a la ciudad de México y encuentra aquí su propio estilo, gracias a la influencia de la pintura mural mexicana. En “Bodegón con mandolina”, el artista descubre por primera vez la posibilidad de aumentar el volumen de las formas. “Un día que dibujé una mandolina y por equivocación puse un punto diminuto en el lugar de apertura de sonido en medio de la caja, el instrumento daba una impresión de hinchado, masivo…”, recuerda Botero.

Expone por primera vez en Estados Unidos en el marco de una exposición colectiva de la Gulf-Carribean Art Exhibition, en el Museoum of Fine Arts en Houston.

1957

En abril de 1957 viaja a Estados Unidos con motivo de su primera exposición individual en aquel país, organizada por el Pan American Union, en Washington. Durante su primera semana visita exhaustivamente los museos de Nueva York y descubre el mundo del expresionismo abstracto. Pasa otras tres semanas en Washington en un cuarto pequeñísimo, aislado, sin dinero y apenas hablando inglés. Sin embargo, puede vender todos sus trabajos y conoce a Tania Gres, que posteriormente abre una galería en Washington y le ofrece su apoyo financiero y moral.

En mayo, Botero vuelve a Bogotá. En octubre recibe en el X Salón Colombiano el segundo premio por su cuadro “Contrapunto”. Con el “Obispo dormido” pinta aquel año el primero de sus muchos cuadros de clérigos: “La razón por la cual pinto curas es muy sencilla. No soy religioso, pero la religión pertenece a la tradición del arte. Y los curas pertenecen del mismo modo al Quattrocento, que tanto amo, como a la vida cotidiana de la Hispanoamérica actual.”

1958

Nace su hija Lina. A sus veintiséis años, Botero es nombrado Catedrático de pintura en la Academia de Arte de Bogotá (hasta 1960) y se impone cada vez más como el más importante entre los jóvenes artistas de Colombia. Dibuja las ilustraciones para “La siesta del Martes”, de García Márquez, que aparecen publicadas en el periódico más importante de Colombia, “El Tiempo”.

Jorge Zalamea escribe un artículo entusiasta en la revista “Cromos”. Para el XI Salón Colombiano, Botero presenta el mayor cuadro pintado por él, hasta ese entonces, “Camera degli sposi” (Homenaje a Mantegna), una interpretación libre de los famosos frescos de Mantegna en el palacio ducal de Mantua.

La obra, en principio, resulta rechazada por el jurado. Debido a la fuerte protesta que esto causa en los círculos artísticos de Bogotá y a la reacción de la prensa, el jurado, en una nueva sesión, le otorga el primer premio.

“Camera degli sposi” y “El Obispo dormido” figuran también en octubre en su primera exposición de la Gres Gallery de Washington, que supuso un gran éxito personal para Botero. Casi todos los cuadros son vendidos en la inauguración. Al ganar el premio “Guggenheim International Awards 1958”, Botero expone en aquel año en el Guggenheim Museum de Nueva York.

1959

En el Salón de aquel año, el artista presenta la “Apoteosis de Ramón Hoyos”, el campeón nacional de ciclismo. Al lado de Enrique Grau, Alejandro Obregón y Eduardo Ramírez Villamizar representa a Colombia en la V

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