EL PRIMER AÑO DEL NIÑO: LA CONQUISTA DE LA VERTICALIDAD
Enviado por felichi36 • 30 de Noviembre de 2015 • Informe • 2.122 Palabras (9 Páginas) • 186 Visitas
PRIMER AÑO: LA CONQUISTA DE LA VERTICALIDAD
APEGO Y AUTONOMÍA
De estos dos aspectos me voy a centrar ahora en el aspecto de la autonomía.
El yo como entidad de naturaleza suprasensible que está fuera de esta corporalidad física, del cuerpecito del bebé, va a hacer una tarea en dirección hacia la tierra, de arriba a abajo, de la cabeza a los pies, de entrar en esta corporalidad en esta dirección. Lo primero van a ser los ojos, la primera vez que el bebé nos sigue cuando andamos ocasiona emoción. Si esto no ocurre es preocupante. Va haciendo suyo este control corporal, que va descendiendo desde la cabeza, por los ojos, control del cuello, del tronco, se liberan los brazos, entra en parte el control de las muñecas, manos… Yo voy a mover el gusto, la energía para hacerlo y el único protagonista es el niño, no soy yo. Muy importante tenerlo claro. No hay que hacer nada para que el niño se mueva, solo darle cariño y afecto, cuidar de él, pero esa tarea es suya no hay que estimularlo directamente. Esta entidad suprasensible trae la capacidad de poder hacer esto, de poder llegar sin ayuda a un control corporal. A parte de los cuidados es importantísimo, no desde el primer mes, pero si desde el tercero, es que estos pequeños estén en la horizontal. Al principio se dejan bocarriba y están quietos con movimientos espasmódicos de brazos y cabeza. Dar la posición vertical no ayuda a esto. Los niños a través de la actividad libre, queriendo alcanzar objetos dispuestos a los lados, comienza a buscar el giro. O si nos ven que nos movemos se giran. Se va a dar una evolución postural desde la horizontal hasta que me pongo de pie. Es toda la tarea del primer año. Son ellos los que de forma natural buscan este separarse de la tierra, están venciendo la fuerza de la gravedad. A los niños les encanta descubrir y pasar solos por estas fases, les encanta el balanceo en cuadrúpeda. El girar horizontal, reptar, el gateo, poder sentarse.., de este plano horizontal intentan solos buscar la vertical. Siempre en compañía de un adulto para que no se siente solo, pero para que lo haga solo. El niño en el desarrollo corporal está liberándose de la pesantez de la gravedad. Esta buscando algo muy concreto, la verticalidad. Se está sustentando con estas fuerzas que no son biológicas, los kilos que pese el niño. Con esta fuerza interior que busca liberarse de la pesantez de la gravedad, que le obliga a estar tumbado, a ponerse de pie y poder moverse en las distintas direcciones. Este cuerpo trae esta capacidad no biológica de levantarse a sí mismo, pero necesita ver en el ambiente, por lo menos a un ser humano que anda para que a través de la imitación perder hacerlo. Este es un gesto muy importante en los 7 primeros años. A través de la imitación haber percibido el gesto en la verticalidad de un adulto, las fuerzas de naturaleza espiritual que trae el niño le ayudan a levantarse a sí mismo, son reclamadas porque hay un ser humano delante de él al que quiere y puede imitar. Cada etapa por la que tienen que pasar los niños es clave para el desarrollo. Hoy la evolución tiene un sentido para que se llegue a ser un ser humano pleno y sano y estas diferentes etapas son claves, por ejemplo , en el gateo ayuda a esta coordinación. Cada etapa tiene su sentido. El niño tiene que pasar por cada una por sí mismo, sólo, como protagonista, al girarse y al arrastrarse, al gatear, al sentarse solo por sí mismo. Si un niño aún no se ha sentado o se ha dado la vuelta no hay que forzarlo, ni ayudarlo, ni educarlo en este sentido. Si quiere hacer algo y llora, no pasa nada. Es su tema personal, si se frustra se le deja, es un te aguantas necesario. Si ya llora demasiado, si es demasiada la frustración ahí está mamá/papá para consolarte, acompañarte y recuperarte en la frustración. En estos casos, es más la angustia de la familia porque el niño llora.
Hay que ponerlos en horizontal pero bien abrigados, sobre una moqueta de lana dura, para que no resbale. Porque es este contacto, esta oposición con la tierra, lo que permite que el yo se levante a sí mismo. Intentar levantarse sobre una colchoneta blanda es muy complicado, se necesita la dureza de la horizontal, de las condiciones terrenas, de la gravedad de la tierra. El porteo es beneficioso, pero hay que tener en cuenta que no está preparado para esa verticalidad diaria. Un niño nunca hace algo para lo que no esté maduro, es muy sabio, trae una sabiduría inherente. Va a andar cuando ya esté listo. Es por ello que no hay que hacer por él nada, a parte de todos los cuidados amorosos, nada de cogerle o agarrarle los brazos, si se cae cuando va andando es porque no está maduro, le falta control postural y si yo le llevo lo pongo en una situación que está forzando su musculatura, va a crear tensiones. Hay que esperar, en el plano físico que vengan los avances por sí mismos. Si se les presenta por adelantado la vertical ya no quieren la horizontal, pero hay que saber que la posición horizontal es absolutamente necesaria para la evolución sana de los niños pasar por esta etapa de confrontarse con la horizontal y de desarrollar este despliegue postural. Porque además es lo que ellos quieren, ya se está manifestando la individualidad ahí, es un proceso individual del que luego van a sacar muchas fuerzas de orden psíquico y anímico, de orden superior, esa es la cuestión. El problema es que los niños aprenden muy rápido y cuando obtienen la verticalidad guiada, no quieren la horizontalidad por no poder acceder a la misma información visual, conoce ya la posición vertical y quieren ir hacia ella. Respetando el proceso, se pasa de forma mágica, de una etapa evolutiva a otra sin esfuerzo. No es evitar que un niño se portee o se coja en la vertical de vez en cuando, es ofrecer al niño la posibilidad de hacer esto por sí mismo. No es solo un proceso biológico, vivimos en el tiempo de la materialidad, y justo lo que aporta la antroposofía es el saber que detrás de todo esto hay un proceso de crecimiento espiritual interior, se está poniendo en juego un gesto, una capacidad del ser humano.
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