Educación
Enviado por ke040799 • 20 de Octubre de 2014 • 3.749 Palabras (15 Páginas) • 163 Visitas
¿Qué entendemos por Formación Integral?1
Podemos definir la Formación Integral como el proceso continuo, permanente y participativo
que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser
humano (ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética, corporal, y socio-política),
a fin de lograr su realización plena en la sociedad. Es decir, vemos el ser humano como uno y
a la vez pluridimensional, bien diverso como el cuerpo humano y a la vez plenamente integrado
y articulado en una unidad.
Lo anterior supone que hemos hecho una opción por unas determinadas dimensiones (en este
caso ocho) que consideramos indispensable cultivar si queremos lograr más plenamente el
desarrollo armónico de la persona. De este modo, una propuesta educativa coherente con lo
anterior, debe abordar los distintos procesos que son propios de cada una de estas
dimensiones de la persona; pero no sólo abordarlos, sino hacer que efectivamente todas las
acciones curriculares se orienten a trabajar para lograr su desarrollo.
Podemos afirmar que las dimensiones son “categorías” o conceptos que hemos construido
racionalmente para determinar aquellos aspectos que son definitivos en el ser humano, y que
por lo mismo, no podemos desatender cuando pretendemos formar integralmente.
¿Por qué entendemos así la Formación Integral?
Si hablamos del sustantivo «Formación» es porque se busca desarrollar y orientar claramente
esas diferentes dimensiones o potencialidades que poseemos. Si a ese sustantivo le añadimos
el adjetivo «Integral» es para decir que ese desarrollo abarca la totalidad del ser humano.
No hay formación sin orientación; siempre se forma para algo, con un fin, con una
intencionalidad, con un propósito. En educación no hay asepsia, no hay neutralidad; por eso se
«forma», se da forma, de cara a una cultura, a una sociedad, en un determinado contexto.
Podríamos formar para que nuestros estudiantes simplemente se adapten y se amolden al
modelo social predominante, pero el compromiso que asumimos desde la Pedagogía Ignaciana
es el de formar para no re-producir el «status-quo», sino para ayudar a nuestros estudiantes a
ser hombres y mujeres plenamente auténticos, capaces de mirar la realidad de una manera
lúcida y de comprometerse en su transformación: que piensen por ellos mismos, que sean
críticos, que actúen en coherencia con sus valores y principios. En otras palabras, queremos
formar, ante todo, personas competentes, capaces de discernir los signos de los tiempos de
una forma reflexiva, crítica y comprometida.
Queremos formar integralmente pensando más en el SER de la persona que en su tener o
saber para poder. Nuestra formación no es mera capacitación para acceder a un título
académico, y adquirir prestigio o «status» por ser egresado de una institución de renombre. Si
se trata de SER, desde la visión ignaciana, es buscando ser con los demás y para los demás, a
fin de servir mejor.
Las dimensiones que deben trabajarse en una formación integral
Decíamos que queremos una Formación Integral que busque desarrollar cada una de las
“dimensiones” del ser humano. En este sentido, hemos de entender por dimensión el conjunto
de potencialidades fundamentales con las cuales se articula el desarrollo integral de una
persona; o también si se quiere, unidades fundamentales, de carácter abstracto, sobre las que
se articula el desarrollo integral del ser humano.
1 Leonardo Rincón, SJ., en EL PERFIL DEL ESTUDIANTE QUE PRETENDEMOS FORMAR EN UNA
INSTITUCIÓN EDUCATIVA IGNACIANA. El autor ha sido Presidente de la Federación
Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús (FLACSI), y de la Asociación de Colegios
Jesuitas de Colombia (ACODESI).
Universidad Católica de Córdoba Jornadas para Docentes 2008
Vicerrectorado de Medio Universitario
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Cuando hablamos de dimensiones estamos haciendo una abstracción mental para separar lo
que es inseparable en el ser humano, pero lo hacemos para comprenderlo mejor y de la misma
manera estudiarlo; y así mismo, para no dejar fuera nada de lo que le es propio. En tal sentido,
“dimensión” es una construcción mental o un “constructo” de orden conceptual que tiene en su
base, “detrás”, o en su trasfondo, una antropología y una noción de desarrollo humano que es
preciso no dejar de lado, pues justamente en las dimensiones, en tanto aspectos esenciales del
ser humano, queda definido aquello que le es fundamental y definitivo desarrollar si se quiere
que alcance más plenamente lo que implica ser persona.
¿Y cuáles son, en definitiva, estas dimensiones?
Dimensión Ética
Posibilidad del ser humano para tomar decisiones a partir del uso de su libertad, la cual se rige
por principios que sustenta, justifica y significa desde los fines que orientan su vida,
provenientes de su ambiente socio-cultural.
¿Cómo se desarrolla?
Cuando:
• La persona asume reflexivamente los principios y valores que subyacen a las normas
que regulan la convivencia en un contexto determinado.
• La persona lleva a la práctica sus decisiones éticas.
• Se da el proceso de desarrollo y maduración de la conciencia, del juicio y de la acción
moral.
• Las acciones de las personas son coherentes con su pensamiento (acciones morales).
Está relacionada con:
- La conciencia de los principios o fundamentos que orientan las acciones.
- El proceder en consecuencia con los principios universales éticos.
- El uso de la libertad y el ejercicio de la autonomía.
- Las motivaciones y el ejercicio de la voluntad.
Dimensión Espiritual
Posibilidad que tiene el ser humano de trascender su existencia para abrirse a valores
universales, creencias, doctrinas, ritos y convicciones que dan sentido global y profundo a la
experiencia de la propia vida, y desde ella al mundo, la historia y la cultura.
¿Cómo se desarrolla?
• Cuando a la persona se le ofrece la posibilidad de salir de sí misma para relacionarse y
acoger a los otros y cuando tiene la posibilidad de establecer y cultivar una relación personal y
comunitaria con Dios. Todas las acciones educativas
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