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El Niño Y La Naturaleza


Enviado por   •  31 de Mayo de 2013  •  2.531 Palabras (11 Páginas)  •  316 Visitas

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La investigación educativa contemporánea nos ha llevado a detenernos en la importancia de las ideas de los alumnos para su aprendizaje: las ideas de los alumnos nos interesan porque son imprescindibles en la construcción de nuevos conocimientos escolares. Es a partir de lo que ya conocemos que podemos percibir nuestro entorno, interpretarlo y actuar en él. Y es a partir de lo que ya conocemos que podemos aprender cosas nuevas y cambiar ideas anteriores.

Las personas adquirimos ideas sobre cómo son los hechos y fenómenos sociales y naturales mediante nuestras experiencias con lo que nos rodea, lo que escuchamos y discutimos con otras personas o lo que conocemos por los medios de comunicación; muchos de estos hechos serán objeto de estudio mediante la escolarización. Esta misma escolarización, supondrá una nueva fuente de adquisición de ideas que serán interpretadas por el niño de distintas formas e incorporadas a los conocimientos y creencias de los que ya disponía.

Cuando pedimos a un niño pequeño que dibuje cómo es la Tierra, pintará una superficie plana y continua, con un cielo horizontal y paralelo al suelo, que se extiende hasta unos límites imprecisos. Si conversamos con un alumno de 8-9 años, sobre qué le ocurre a la comida cuando va al interior del cuerpo, podremos escuchar que el niño cree que la comida va al interior del cuerpo, pasa por una serie de órganos y es expulsada, sin que medien otros procesos que impliquen que existe un aprovechamiento de esos alimentos; el hecho de alimentarnos se explica por el propio proceso de paso a través de los órganos.

Si estas ideas obedecieran a un capricho del momento no tendrían más importancia para nosotros que la de ser un hecho anecdótico. Cuando estudiamos las concepciones que tienen los alumnos encontramos, en cambio, un panorama bien distinto. Parece que lo que caracteriza a las representaciones de los alumnos es:

- Su estabilidad en el tiempo, pues los estudios realizados demuestran que las concepciones de los niños tienden a mantenerse a lo largo M tiempo. Esto ocurre incluso en los niños que llevan muchos años en el sistema educativo y que han estudiado un contenido de una materia en más de una ocasión e incluso cuando se han planificado actividades para promover el cambio de estas concepciones. Su relativa coherencia interna ya que las ideas de los niños no se deben al azar, sino que se relacionan con lo que conocen y con las características y capacidades de su pensamiento. Esto es, las ideas que un niño o niña expresa implican un cierto conocimiento sobre cómo son y suceden las cosas, y un funcionamiento intelectual determinado, una forma de razonar que no sólo afecta a un concepto particular sino a otros conceptos relacionados con él.

El ser compartidas en el grupo de estudiantes, ya que el número de concepciones diferentes que expresan los alumnos de un aula sobre un hecho o situación no es ¡limitado, sino que, por el contrario, se encuentran una serie de patrones comunes entre ellos. Es esta característica de las ideas la que hace posible su utilización didáctica en el aula, puesto que si parece difícil que podamos atender a todas las concepciones de cada niño, la tarea se convierte en algo que se puede alcanzar, si existen unos pocos patrones relevantes en el aula.

Las ideas de los alumnos interesan porque para que se den el aprendizaje y el cambio conceptual es necesario crear o posibilitar situaciones que consisten no sólo en aportar nueva información o mostrar que una idea es cierta, sino en, además, poner a prueba las ideas del niño, comprobar su campo de validez y sus limitaciones.

¿CUÁNDO NOS INTERESA CONOCER LAS IDEAS PREVIAS DE LOS ALUMNOS?

Si revisamos la literatura que se escribe sobre concepciones de los alumnos, llegaríamos a la conclusión de que el momento más importante para conocer sus ideas es al comienzo de la unidad didáctica que vamos a trabajar. Quizás todos hemos contribuido con nuestro granito de arena a esta idea. Sin intentar quitar importancia a ese primer momento, el conocimiento de las ideas de los alumnos es importante siempre, no sólo para el profesor sino, además, para el propio alumno.

A lo largo de todo el proceso de aprendizaje el alumno tiene una cierta visión de los contenidos que estudia. En cada momento, y no sólo al principio de la unidad, pone en marcha sus ideas y capacidades, interactuando.

En este sentido es criticable la actuación de aquellos docentes que, interesados básicamente en conocer qué concepciones erróneas (según una terminología que no compartimos) pueden tener los alumnos, realizan una exploración inicial de sus ideas, para, una vez conocidas, actuar explícitamente sobre ellas, intentando sustituirlas por el conocimiento académico adecuado. Este es el caso del profesor que para combatir la creencia de que las plantas sólo se alimentan del suelo, explica cómo en la fotosíntesis se alimentan del aire, expone cuidadosos ejemplos e incluso realiza alguna experiencia práctica, en la idea de que explicando los contenidos "bien", los alumnos acaban aprendiendo. El resultado de este método puede ser el mismo que si presentáramos la concepción disciplinar desde el primer momento.

Conviene, por tanto, desarrollar una propuesta de actividades que tenga en cuenta las concepciones de los alumnos como una "constante" en todo el proceso de enseñanza aprendizaje. Es decir, que la explicitación, movilización y cuestionamiento de las ideas, se produzca no sólo en el contacto inicial con la temática de estudio, sino también en el trabajo con los problemas planteados, en la recapitulación de lo realizado y en la formulación de nuevos problemas. Ello supone dar protagonismo a los alumnos en:

• la selección y formulación de problemas de estudio;

• la búsqueda de estrategias adecuadas para su resolución;

• la elaboración (individual y colectiva) de respuestas a los problemas planteados;

• la realización de experiencias diversas que aportan nueva información;

• la elaboración de conclusiones y la evaluación de lo realizado.

ALGUNAS IMPLICACIONES PARA UNA ESTRATEGIA DE ENSEÑANZA

No podemos cambiar las concepciones si no es, también, desde una lógica constructivista, es decir, si no es transformándolas, trabajando con ellas para poder modificarlas, ya que lo nuevo no es lo opuesto a lo viejo. Se trata, pues, de considerar las concepciones de los niños como un punto de partida (más que el resultado de una deficiencia), y al aprendizaje como la transformación o el cambio de los conocimientos.

El hecho de que el profesor tenga en cuenta las ideas de

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