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HISTORIA DE LAS MALFORMACIONES CONGENITAS


Enviado por   •  6 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  7.774 Palabras (32 Páginas)  •  613 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Las malformaciones congénitas se pueden presentar cuando menos uno lo espera y lleva consigo consecuencias terribles tanto para los padres como para los hijos que son los más afectados porque para llegar a sobrevivir tienen que sufrir dolorosas terapias u operaciones que son un gran desgaste económico.

Por eso debemos tener los cuidados requeridos para evitar estas malformaciones antes y durante el embarazo como acudir a las consultas prenatales con un médico de confianza, tener una dieta balanceada entre muchas otras.

        

CAPITULO I- HISTORIA DE LAS MALFORMACIONES CONGENITAS

  1. CONCEPTO

Una malformación congénita es un defecto en la anatomía del cuerpo humano, o en el funcionamiento de los órganos o sistemas del mismo, que se manifiesta desde el momento del nacimiento. Esta alteración se produce porque un agente concreto actúa sobre el desarrollo del embrión en el vientre materno. Según en qué momento del desarrollo del feto actúe, el defecto afectará a un órgano u otro, y con diferente gravedad y pronóstico.

Estas anomalías pueden provocar discapacidades mentales o físicas o incluso la muerte. Hay más de 4.000 anomalías congénitas diferentes, de leves a muy graves y aunque muchas de ellas se pueden tratar o curar, son la principal causa de muerte durante el primer año de vida.

1.2. ANTECEDENTES HISTORICOS DE LAS MALFORMACIONES CONGENITAS

Las primeras evidencias de que el hombre tuvo contacto con las malformaciones congénitas datan de la Edad de Piedra; mediante el dibujo, la escultura o las narraciones, el hombre quiso perennizar su asombro frente a estos “seres” que solo podían ser producto de fuerzas sobrenaturales, de dioses o demonios. Así fue como tallaron esculturas en diversos materiales, la más antigua de ellas fue hecha en mármol blanco y representa a una diosa con dos cabezas que pertenece al Neolítico, unos 6500 años a.C. Esculturas similares fueron halladas en tumbas que datan de la época precolombina en México.

Homero en la Odisea describe a Polifemo, un gigante cíclope. Los griegos, amantes de la belleza, embellecieron al “monstruo”, le cambiaron la imagen, poniendo la nariz debajo del ojo, en vez de una prosbócide encima de la línea media de los ojos, las sirenas parecen ser casos de “regresión caudal”.

Pero quienes asombran por sus conocimientos de teratología son los babilonios, quienes dejaron en tablas con escritura cuneiforme, una lista de 62 casos teratológicos en humanos que, para ellos, tenían un carácter premonitorio y además enriquecía su concepto ciencia de la adivinación. La primera traducción de estas listas la hizo J. Oppert en 1871.

 Los babilonios escribían:

• Si una mujer tiene un niño con orejas como las de león, el niño será un rey muy poderoso.

 • Si una mujer tiene un niño sin nariz, vendrá la aflicción a nuestro pueblo.

Tanto egipcios como babilonios atribuían a las malformaciones congénitas un origen divino, sobrenatural, mágico, mensajes divinos que advertían de catástrofes.

La similitud de algunas malformaciones congénitas con partes de animales hizo posible el concepto de “hibridación” es decir que seres vivos de diferentes especies podían aparearse y tener descendientes con características comunes a ambas especies, así explicaban el parecido de la fisura labio palatina con la boca de conejo, liebre o camello.

En Perú los mochicas perennizaron su asombro frente al labio leporino y en sus huacos- retrato de una Diosa con dos cabezas. 6500 a.C.

En el mundo andino son los elementos de la naturaleza, entre ellos el rayo, que al caer cerca de la madre gestante produce la deformidad del nuevo ser.

En la evolución de la humanidad surgieron creencias como la de “la impresión materna”, según la cual si la madre durante su gestación veía algo negativo o deforme o presenciaba un evento traumático, la experiencia negativa influiría en el nuevo ser y produciría malformaciones; así se explicaron casos de osteogénesis imperfecta, argumentándose que por ejemplo que la madre gestante vio un accidente en el cual un hombre era aplastado por una carreta y sufrió varias fracturas en sus extremidades inferiores, por esa razón su niño presentaba fracturas similares al accidentado.

Los antiguos griegos atribuían los nacimientos de seres anormales a causas naturales o accidentes de la naturaleza.

En el afán de evitar la presencia de niños con malformaciones, los espartanos aplicaron sus medidas eugénicas; los romanos exponían a los niños deformes, particularmente a los hermafroditas, y los ejecutaban o sacrificaban en tiempos de catástrofe.

Los babilonios consideraban el nacimiento de un niño portando una malformación congénita como augurios de acontecimientos futuros, bien de carácter económico y también político, por lo tanto le brindaban capital importancia.

En las culturas Indoamericanas también podemos ver que el nacimiento de niños con estas formas deletreas del desarrollo uterino eran muy tenidas en cuenta como augurios para acontecimientos relacionados con las tribus. Otras explicaciones que se le dio fueron la creencia que la génesis de individuos portando malformaciones congénitas tenía su origen en el apareamiento entre demonios, brujos y otros elementos malignos con seres humanos.

Plinio el Viejo, siglo I a.C, en su libro Historia Natural menciona curiosidades teratológicas, refiere que algunas alteraciones podían trasmitirse de generación en generación, aun antes de conocer las leyes mendelianas.

Aristóteles conocía bastante sobre teratología, como la ausencia de dedos, la presencia de dedos supernumerarios, ano imperforado, ausencia de vesícula biliar, hizo descripciones de hermafroditismo y pseudohermafroditismo con bastante acierto.

Durante los siglos XV y XVI en Europa se atribuían las malformaciones congénitas a demonios y brujas; enfermedades como la ictiosis, trastorno del desarrollo de los arcos branquiales o faríngeos (orejas puntiagudas) se relacionaban con Satanás, por consiguiente al ser de origen diabólico, se debía ejecutar tanto al niño malformado como a la madre. El estudio de la embriología cambió el enfoque de las malformaciones congénitas.

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