Investigacion Academica.
Enviado por osomana2010 • 11 de Diciembre de 2016 • Documentos de Investigación • 1.974 Palabras (8 Páginas) • 325 Visitas
La aventura del trabajo intelectual- Armando Zubizarreta
¿cómo estudiar e investigar?
Con el presente trabajo basado en el material de Armando Zubizarreta haré una descripción general acerca de la vida académica, profesional e investigativa del estudiante universitario a lo largo de su formación; pues si bien, desde que decide ingresar a su Facultad debe tener bien definidos sus objetivos por cumplir dentro de la misma, tomando en consideración cada uno de los elementos que influirán en sus decisiones, tales como los familiares, las cuestiones políticas y las cuestiones meramente universitarias. En cuanto a esto, el joven universitario ha de estar consciente del posterior servicio de sus conocimientos ya sea como profesional, científico u hombre culto según los juicios de la Universidad. Como profesional deberá aplicar su saber a las necesidades de la sociedad en la que se desenvolverá, y la tecnología será su instrumento por excelencia en el saber cómo hacer con esencial fundamento científico. Si como científico ha de considerarse, deberá dedicarse a crear nuevos conocimientos en su disciplina convencido de que el conocimiento teórico es el primer paso necesario de la practicidad, todo esto encaminado a la resolución de problemas y satisfacción de necesidades de la humanidad. Un hombre recibirá el nombre de culto cuando comprenda el significado de las raíces históricas, artísticas y filosóficas de la cultura humana, siendo libre, responsable y solidario con los demás aventurándose en la sociedad.
Cualquiera que sea la elección del estudiante
universitario deberá tomar en cuenta ante todo la investigación científica como elemento principal para la creación de nuevos conocimientos para el bien de la humanidad y renovación de la naturaleza. Esta herramienta llamada ciencia le permitirá conocer su naturaleza biológica, su convivencia social, su psicología individual y colectiva y en algunas ocasiones sus creaciones culturales. Toda esta práctica humana, además de la científica y la tecnológica, está sujeta bajo criterios ético-políticos, y el humanismo es la ética de la inteligencia ferviente a la existencia misma del hombre.
Por tanto, al hablar de la vida intelectual se pone énfasis en el cumplimiento de las más importantes tareas sociales, dado que la inteligencia se ubica como origen de la técnica que hoy nos elogia y hace posible la organización social para beneficio de las personas. Lo que caracteriza principalmente a la persona intelectual es su libertad de crítica al buscar el sentido del contexto circundante; por ende, el símbolo de la vida intelectual es la interrogación, y también es hallazgo y ordenación de las respuestas. Primeramente el individuo deberá identificar su vocación, entendida como el impulso hacia un tipo de quehacer especifico en el cual se desenvolverá con todo lo que conforma su ser, es decir, sus aptitudes, sus experiencias, sus motivaciones y su historia cultural, social y personal. En un primer momento determinara su ánimo personal por elegir una profesión universitaria; posteriormente se encaminara a un área determinada de los conocimientos, evitando la
influencia motivacional o juicios externos. Por último, decidida una rama general, deberá clarificarse en una profesión específica atendiendo a consideraciones de necesidades sociales incluyendo el interés personal. Es así como la vocación se convertirá en una compleja tarea de elucidación personal para asegurar la realización como persona en el seno de la comunidad.
Durante la vida intelectual del individuo, el maestro es quien asegura su continuidad ya que es entorno a él que se constituyen los investigadores, profesores y aprendices en la escuela. El maestro asegura el rendimiento y desarrollo de la inteligencia del universitario a partir de su observación en la falta de constancia y tenacidad de su trabajo; por tanto, da cuenta del ser del alumno en tiempo presente y además, tiene una proyección de la imagen posible del joven en el futuro de su desarrollo profesional, de docente o investigador. De lo anterior puedo citar de Zubizarreta (1969; en Ramón y Cajal, 1945) que “la más pura gloria del maestro consiste, no en formar discípulos que le siguen, sino en formar sabios que le superen”. Así pues, en el alumno deberá despertarse el sentimiento de la responsabilidad para que su vocación intelectual adquiera el vigor para el cumplimiento de sus tareas, y de esta manera sea autodidacta y observe su propio desarrollo intelectual con el propósito de aprovechar al máximo todas las enseñanzas recibidas; pues estas tareas pedagógicas tienen especial importancia en la enseñanza-aprendizaje, derivándose la esencialidad de los seminarios,
las prácticas de laboratorio y de campo, como medios para aprender e investigar. Cada una de las técnicas que emplea la pedagogía tiene la finalidad de hacer riguroso el desarrollo intelectual.
Cabe resaltar que al inicio de su vida intelectual o académica, el joven empieza a comprender la tensión y cambios que se suscitan en su rutina, habiéndose que incrementar día con día por el recorrido de su aprendizaje. A partir de ello comenzará a enfrentar tanto criticas de terceros como críticas al trabajo propio que lo obligaran a realizar de manera ardua las tareas correspondientes para con el cumplimiento de su objetivo principal. Además es muy probable que se genere en él una cierta insatisfacción personal que dará pie a la constante preparación y superación de su especialidad; porque en muchas ocasiones existe una vida ejemplar de la cual el joven estudiante se siente motivado e inscribe su imagen que de él mismo sueña en el molde ideal de esa vida. Es entonces a partir de la convivencia social y colaboración que el joven es capaz de superarse y transformar su ambiente para que su vida personal adquiera sentido.
Por otra parte, la creación intelectual es posible a partir de que el universitario reflexiona acerca de las circunstancias propicias imprescindibles para su aprendizaje y de aquí que se derive la importancia de la memoria, como parte de este desarrollo. Si bien, aquello que esté al servicio de sus intereses ocupará un lugar selectivo en su memoria para que fácilmente pueda aprovecharlo cuando así lo requiera y, por otro lado, el
olvido se muestra “esencial” cuando de poner en orden los recuerdos se trata y aleje las representaciones que no usa continuamente. De este juego entre memoria y olvido, depende la progresión de la enseñanza y el aprendizaje; ya que el proceso de conocimiento en el esfuerzo por obtenerlo hace posible una fuerte conservación de la memoria de los contenidos intelectuales. Una manera eficaz de consolidar el aprendizaje es precisamente con el reaprendizaje, es decir, repasos que aseguran lo aprendido en nuestra memoria.
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