La teoría sobre la literatura para niños

La teoría sobre la literatura para niños, que nos presenta el cuento de Saki nos encamina hacia senderos más entusiastas por donde transitar con la literatura. El escritor toma de forma irónica la manía de repetir las mismas historias en todos los cuentos. Los relatos no siempre deben ser hermosos y con personajes bondadosos.

Considero que la literatura muestra modelos a seguir para orientar a los niños. Está mal que se les muestre un mundo que no es: lleno siempre de finales felices que en la vida real no siempre lo son. En la escena de “El cuentista” de Saki se encuentran dos adultos la tía y el solterón. El cuento moralizante de la tía con un final de “la niña premiada por su bondad” es rechazado por los niños. Otra fue la reacción que tuvieron cuando escucharon la invención del hombre sortero, quedando entusiasmados con la simple expresión “horrorosamente buena”, en ese momento algo cambio. De repente adquirió el encanto y la aprobación de los niños que la historia de la tía no había logrado.

La presencia del mal en la narración había producido ese deseo en los niños de querer escucharlo porque era algo nuevo, algo distinto de lo conocido. Esta teoría de poner al lector u oyente en la perspectiva, o al menos en la posibilidad, de una historia que terminará mal, así sea una perspectiva desagradable, deja de pensar a la literatura como aburrida.

Saki refleja como la sociedad censura cosas que consideran inadecuadas para niños y adolescentes y a la vez no se preocupa de entretenerlos, o molestarse en saber y aprender sus gustos. Así como la tía de los niños en el cuento, se ve claramente cuando se enoja con el hombre soltero por contar historias inadecuadas sin ver que él había logrado captar su atención y a la vez mantenerlos quietos durante el viaje.

   En el artículo “Vida privada de los libros” de Vicente Ferrer problematiza una serie de prejuicios sobre la infancia y los libros para niños.

 Pensar que los libros para niños no son literatura, es uno de los primeros. Son escritos por adultos, cuyos destinatarios son los niños. Bajour menciona que es necesario conocer bien el libro y conocer bien al oyente. Presentar textos que tengan que ver con uno no es una opción. Usualmente y hoy en día los niños y jóvenes se sienten atraídos por lo extraño, esos mundos enigmáticos donde imaginan mejores cosas que las que suceden en los libros.

Estos pequeños y grandes aportes son similares a lo ocurrido en el cuento de Saki los niños no solo anticipaban lo que iba a suceder, sino que también, preguntaban algunas características para así ampliar su propio imaginario.

Prejuicios como “Las cabezas de los niños son simples”, son frecuentes y equivocadas. Los pensamientos de los niños poseen imaginación y emociones. Los libros no solo deben ser entretenidos, debemos pensar en ofrecer libros desafiantes, que pongan en jaque sus anteriores experiencias. Se trata de una especie de juego de fuerzas, entre la tendencia a la conservación y el cambio dice Bajour.

Una restricción tradicional es la clasificación de los libros por edades, que marca una progresión en la lectura de un niño, en la medida que va creciendo. Desde su inicio la literatura infantil se fue desarrollando bajo la supervisión del adulto. Éste ha decidido qué libros podían ser leídos y cuáles prohibidos.

Pensar que se escribe para los chicos cuestionando quién lo lee y cómo lo lee, si se cruza con algún conocimiento anterior, es todavía más interesante. La llamada lectura por placer descubre el “placer” de comprender los complejos mecanismos de significación puestos en funcionamiento por cada uno de los textos literarios durante su lectura.

Por último, está el prejuicio de que los libros más ilustrados son solo para los más pequeños, está mal visto que usemos las imágenes como apoyo para lograr entender mejor un texto o simplemente para imaginar algo más concreto o para complejizar la historia (por ejemplo, mostrar algo que no está dicho en el texto). El adulto ya no vuelve a los cuentos que leyó de niño su foco está en una nueva etapa. Actualmente lo visual se encuentra destacado, es importante invitar a los lectores a criticar o no las imágenes. Las imágenes ilustradas aportan interpretaciones en la literatura infantil y adulta, es una herramienta eficaz para los lectores.

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• “Un buen cuento”

Caperucita Roja, de Charles Perrault. Todos los cuentos clásicos con los que nos hemos criado de pequeños tienen un alto valor pedagógico y por este motivo este y otros cuentos clásicos siguen vigentes hoy en día y siguen transmitiéndose de padres a hijos. Elegí este cuento porque los niños pueden aprender el valor de no confiar en aquellas personas que no conocen, sobre todo aquellos niños que suelen ser más confiados y creen que todo el mundo es bueno sin entender la maldad que existen dentro de algunas personas.

Opino que este cuento tiene como valores principales; el valor de la familia unida (Caperucita está muy unida a su abuela y le lleva alimentos) y el valor de protegerse de lo desconocido (el lobo seria la figura que se debe evitar).

• “Un mal cuento”

La escoba de la viuda de Chris Van Allsburg. Su estructura es desobediente y pone en cuestionamiento la forma que considerábamos normal de leer. Como dicen Carranza y Bajour: “Estos libros confirman que el niño sabe leer antes de leer, en el sentido clásico”. Porque el niño no solo puede anticipar sino también contradecir el sentido del texto. El libro álbum, no se adecua a este molde de un estereotipo de libro conveniente para los niños, rompe perezas, es desafiante, implica búsqueda y riesgo. Se lo puede interpretar de muchas maneras y queda a criterio de la imaginación del lector y su capacidad para perturbar y romper lo tradicional.

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