Marco Teorico

3 Marco Teórico

Para una mejor comprensión de la orientación sexual y, con ello de la identidad sexual, resulta relevante clarificar los conceptos señalados, además de destacar algunos de los principales hitos biológicos, psicológicos, familiares y sociales que marcan el desarrollo.

Por otra parte, si bien este proyecto contempla una mirada transversal de un área específica de la sexualidad adolescente, el marco conceptual general se enmarca dentro de una perspectiva de desarrollo humano, teniendo en cuenta (a) la cantidad de factores que subyacen a la manifestación de la orientación sexual y, a las complejas relaciones que se dan entre éstos y, (b) las sugerencias internacionales, para el abordaje de estas temáticas.

3.1 Conceptos claves

Para el estudio de la orientación sexual, hay que entender que ésta se enmarca dentro de la sexualidad humana, la cual tiene dos grandes áreas: el sexo biológico, que corresponde a la determinación de la genética o morfológica y, el sexo psíquico que “comprende los componentes y modos de vivencias internas relacionadas con los polos sexuales”. Dentro de éste último estaría la identidad sexual que, para fines de este proyecto, y por la completitud que presenta, se ha seleccionado la definición de Valenzuela (1993), que corresponde a la “autoasignación, aceptación o adjudicación conciente, subconsciente o inconsciente (explícita o implícita a la percepción de un yo) de la pertenencia a un estado de psiquismo sexual”, a esta autoasignación o auto identificación implica que el sujeto asume una denominación reconocida socialmente, que incluye sentimientos, atracciones y conductas sexuales y, es el resultado de la interacción de aspectos biológicos, familiares, sociales (Almonte, 2006; Zegers y Larraín, 2007), históricos y culturales (Gay and Lesbian Medical Association [GLMA], 2003, Zucker, 2004), los cuales hacen que la identidad sexual se plantee como un estado que puede cambiar (Almonte, 2007; Montoya, 2004; Shutt-Aine & Maddaleno, 2003). La identidad sexual o psicosexual, como postulan algunos autores (Almonte, 2006; Zegers y Larraín, 2007), comprende la identidad genérica nuclear, el rol de género y la orientación sexual.

Identidad genérica nuclear. Definido como “el sentido más temprano, consciente e inconsciente de pertenecer a un sexo y no a otro”, ésta estaría influenciada por factores biológicos y psicológicos. Sin embargo, a partir de la literatura revisada aún no se podría señalar por separado cada uno de estos factores influyentes. El término de identidad genérica nuclear, también fue utilizado por Kohlberg (1966), en relación con la habilidad del niño para discriminar hombres de mujeres e identificarse con el género correcto.

El rol de género se refiere a las conductas, actitudes y características de personalidad que una grupo social situado en un periodo histórico y cultura determinada, designa como masculino o femenino, por tanto, está relacionado con las expectativas culturales frente al sexo, es decir, que actitudes y conductas se esperan en determinadas sociedades para hombres y mujeres, esta influencia cultural incidiría en los factores de crianza y de relación con los pares y, a su vez, la manifestación del rol de género influenciaría el trato que reciben los niños, adolescentes y adultos en su medio familiar como con sus pares (Shutt-Aine & Maddaleno, 2003), y profesores. Tradicionalmente, en la sociedad occidental, se espera que las mujeres tengan conductas de sumisión, paciencia, amabilidad, las que también están asociadas al cuidado del hogar y de los hijos, mientras que para los hombres, se espera que sean más agresivos y competitivos. La influencia de la cultura afectaría la conducta sexual, a los varones se les enseñaría desde la infancia que deben acercarse a las mujeres para entablar una relación amorosa, así como a dar el primer paso hacia la conducta sexual, mientras que las mujeres deberían ser pasivas y sólo poner límites a las propuestas de los hombres. A los hombres se les enseñaría a ser sexualmente activos, tener múltiples parejas, que dirijan las posturas sexuales y, a las mujeres que sean pasivas y receptivas frente a las propuestas de sus compañeros (op. cit), sumado a esto, la sociedad y la mayoría de las familias esperan que estas conductas se den en el marco de la heterosexualidad (Shutt-Aine & Maddaleno, 2003). Estos comportamientos serían evaluados tanto por los progenitores como por los pares y, acogerse o rechazar estos estándares sería un motivo de aceptación o rechazo por parte de los padres y de los amigos y compañeros (op. cit.), siendo entonces, las relaciones interpersonales un factor relevante en el proceso de asumir la identidad sexual. Sin embargo, resulta necesario considerar que estos patrones han ido cambiando, permitiendo mayor diversidad en las conductas sexuales de mujeres y hombres. Entendiendo que el rol de género sería arbitrario según la sociedad en que el individuo viva, señala a partir de diversas observaciones que el rol de género podría ser evaluado en los niños a partir de conductas de afiliación al mismo sexo, fantasías con los roles propios del género (o sexo en caso de la maternidad), interés en juguetes y vestimentas asociados al género.

El último aspecto de la identidad psicosexual que, al parecer, sería el menos estudiado corresponde a la orientación sexual, la cual ha sido definida como la organización específica del erotismo, apego emocional (Organización Mundial de la Salud, 2000 en Shutt-Aine & Maddaleno, 2003), o consistente activación sexual hacia las personas del sexo opuesto, del mismo sexo o de ambos sexos, se manifiesta a través de la fantasía sexual, atracción conciente, sentimientos y emociones románticas, conductas sexuales ( OPS, 2006), o en una combinación de estos factores (OPS, 2006), además de la presencia de factores neurovegetativos, razón por la cual, la presencia de sólo uno de estos factores no sería predictor de la orientación sexual. A partir de la literatura revisada, es posible afirmar que los factores que intervienen en la orientación sexual están establecidos, por lo que se utilizarán estas mismas variables como relevantes para este estudio. A continuación se presentan las definiciones conceptuales de cada una de ellas.

Fantasías sexuales, pueden ser definidas como imágenes mentales con contenido sexual, las cuales pueden ser realistas o extrañas, poseen diferentes grados de elaboración mental respecto a una actividad amorosa o sexual, pueden tener como base experiencias pasadas o ser imaginarias, además la emergencia de las fantasías se puede dar de manera espontánea o pueden ser inducidas de forma intencional o evocadas por estímulos sensoriales o afectos. Su importancia se relaciona con

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