Muerte Celular Programada

“LA MUERTE CELULAR PROGRAMADA”

Como unidad funcional y estructural que es la célula, esta tiene la capacidad realizar una muerte programada, vista en la desaparición de partes atávicas, que no tienen ninguna función, como la cola de un embrión humano, la cola y las branquias de un renacuajo; vista también, en el moldeamiento de las patas de aves y mamíferos mediante la eliminación de los tejidos, en la abertura de los orificios del tubo digestivo, en la formación de los riñones, en la remodelación de los huesos y cartílagos y en la diferenciación sexual.

En los organismos especializados, encontramos que el origen de su existencia comienza con una sola célula denominada huevo o cigoto, el cual mediante divisiones sucesivas da lugar a seres complejos y conformados por millares de estas; sin embargo, el desarrollo de tejidos, órganos y sistemas no es de carácter aleatorio y mucho menos de naturaleza caótica; puesto que existe un plan detallado de construcción de cada estructura en el organismo.

Tambien, la formación completa de un individuo necesita mucho más que divisiones sucesivas de las células que lo componen, ya que, si este hecho se repitiera indefinidamente, la entidad en su conjunto jamás alcanzaría un estado de equilibrio, propio de todos los seres vivos, donde por ejemplo, debido al incremento continuo de linfocitos T, estos llegarían a ser capaces de destruir los tejidos del organismo que los produjo, lo cual provocara la muerte del mismo.

Es por esto, que la evolución ha dotado a los seres vivos con un mecanismo fisiológico de muerte intrínseco e inherente a toda célula durante su desarrollo; a este proceso se le denomina apoptosis, el cual es una modalidad específica de muerte celular, donde la célula, participa activamente, sintetizando proteínas con el respectivo gasto energético, promoviendo la activación de proteasas que destruyen moléculas requeridas para la supervivencia celular; con el fin de controlar el desarrollo y crecimiento del individuo.

La apoptosis puede ser desencadenada por multitud de señales y estas pueden ser intracelulares o extracelulares, dando paso así a la fase de iniciación, caracterizada por la activación celular debida a estímulos. En esta etapa, un estimulo interno muy común es el estrés biológico, el cual induce la liberación del citocromo C de la mitocondria; no obstante los estímulos extracelulares necesitan de un ligando presente en la membrana celular, el cual se unirá a la señal, entre ellas se encuentran: hormonas, bacterias, virus, parásitos, fármacos o radicaciones; es necesario mencionar que un mismo estimulo tiene la capacidad de generar efectos diferentes y en algunos casos opuestos en tipos celulares distintos e incluso existirán ocasiones en que siendo las células del mismo tipo, el efecto sea diferente dependiendo del estado de desarrollo de las mismas.

Posteriormente

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