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Terapia nutricional pancreatitis aguda


Enviado por   •  15 de Enero de 2016  •  Apuntes  •  1.443 Palabras (6 Páginas)  •  481 Visitas

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Explicación


10.1 Terapia nutricional en pancreatitis aguda

Un individuo que tiene colelitiasis y además ingiere en exceso alcohol, tiene un riesgo preponderante a desarrollar pancreatitis aguda. Esto se debe a que tanto el consumo excesivo de alcohol como la colelitiasis, son los dos factores etiológicos que más asocian a esta enfermedad. La pancreatitis aguda es un “proceso inflamatorio complejo con impredecible severidad, complicaciones y curso clínico”, que puede llevar inclusive hasta la muerte (Rodota y Castro, 2012).

Evidentemente, es una condición patológica muy compleja ya que las funciones del páncreas son vitales para la vida. Como recordarás, el páncreas es una glándula que almacena un arsenal de enzimas digestivas poderosas, pero en su forma inactiva, para seguridad del propio organismo. Cuando este sistema delicado de enzimas inactivas se altera a nivel celular, lo que ocurre es que se pierde el control y la seguridad en los procesos de activación de las enzimas y el mismo páncreas comienza a autodigerirse. Es decir, se activan las enzimas dentro del páncreas y ocasionan una lesión a las células acinares (Rodota y Castro, 2012).

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La terapia nutricional es fundamental para estos pacientes, pero antes de diseñarla es indispensable que el nutriólogo clínico reconozca y valore el estado individual de cada paciente, ya que este será muy variable en función del tipo de presentación de la enfermedad (leve o grave), su curso clínico y complicaciones. En general, se reconoce a los pacientes con pancreatitis aguda como individuos con un estado de hipermetabolismo e hipercatabolismo, además suelen presentar deficiencias de minerales y complicaciones metabólicas como hiperglucemia e hiperlipidemia. Por lo tanto, se sugiere que lo ideal para determinar los requerimientos energéticos del paciente se utilicen métodos de calorimetría indirecta y en caso de no contar con estos, se aconseja utilizar la ecuación de Harris Benedict con un factor de estrés de 1.2-1.5 (Rodota y Castro, 2012).

A continuación se presentan los lineamientos a seguir para instaurar la terapia nutricional más apropiada para pacientes con pancreatitis aguda, ya sea en su presentación leve o grave.

Terapia nutricional para casos de pancreatitis aguda

Haz clic en cada imagen para conocer su información

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PANCREATITIS AGUDA LEVE

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PANCREATITIS AGUDA GRAVE

10.2 Terapia nutricional en pancreatitis crónica

Una serie de cuadros progresivos de pancreatitis aguda asintomática, finalmente puede conducir al desarrollo de una pancreatitis crónica. De acuerdo a Gil (2010), la pancreatitis crónica es “una enfermedad caracterizada por la alteración progresiva e irreversible de la glándula pancreática, se acompaña de inflamación crónica, fibrosis y destrucción progresiva del tejido exocrino del páncreas, por lo que el paciente presenta dolor abdominal y signos clínicos de insuficiencia glandular (esteatorrea e intolerancia hidrocarbonada)”.

Prácticamente, el páncreas pierde progresiva, significativa y crónicamente su capacidad para producir enzimas y esto conlleva múltiples complicaciones a nivel digestivo y, por ende, se impacta potencialmente el estado nutricional (Rodota y Castro, 2012). A consecuencia de la malabsorción, principalmente de grasas, y los síntomas de ésta, los pacientes con pancreatitis crónica disminuyen conscientemente su ingesta alimentaria, y dado las respuestas metabólicas al cuadro clínico, a la par se aumentan sus requerimientos energéticos. Estas condiciones conllevan un gran riesgo nutricional, por lo que prácticamente la mayoría de los pacientes con pancreatitis crónica desarrollan desnutrición energética, así como deficiencia de diferentes micronutrientes (Gil, 2010).

A continuación, se muestra la terapia nutricional aconsejada en pacientes con pancreatitis crónica. Para diseñar esta terapia, el profesional de la nutrición clínica debe realizar una evaluación del estado nutricio completa y exhaustiva, orientando su búsqueda a la identificación de signos de desnutrición y deficiencias. Además, con el resto del equipo de salud que trate al paciente, especialmente el médico, será útil que se discuta la suplementación con enzimas pancreáticas para intentar mejorar la digestión de macronutrientes y así, mejorar los síntomas y reducir la malabsorción en pacientes que no responden al tratamiento dietético (Rodota y Castro, 2012).

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Terapia nutricional para casos de pancreatitis crónica

Objetivo

Contribuir a la mejoría de los síntomas, especialmente el dolor abdominal y mantener un adecuado estado nutricional

Vía oral 
(se estima que el 80% de los pacientes requerirán ser alimentados por esta vía sin necesidad de suplementación y del 10-15% de los pacientes por vía oral, pero con suplementación)

No existe una dieta específica para estos pacientes, las recomendaciones generales son:

  • Abstinencia total de alcohol y tabaco.
  • Requerimientos energéticos de 30-35 kcal/kg/día.
  • Aporte proteico de 1-1.5 g/kg/día.
  • Aporte de carbohidratos de 40-60% de las calorías totales diarias.
  • Aporte de lípidos de 30-35% de las calorías totales diarias. Si hay presencia de esteatorrea, aportar dieta baja en grasa de 25 g/día.
  • No hacer restricciones dietéticas innecesarias que contribuyan al desarrollo de desnutrición.
  • Para mejorar el dolor y favorecer la ingesta: puede ser útil una dieta blanda, baja en grasas y rica en carbohidratos y en proteínas, con tomas de poco volumen, 5-6 veces al día.
  • Al mejorar los síntomas se puede incrementar progresivamente el aporte de grasa, según la tolerancia individual (las grasas vegetales suelen tolerarse mejor que las de origen animal).
  • Monitorear la tolerancia a la lactosa ya que algunos pacientes presentan intolerancia.
  • El exceso de fibra insoluble puede disminuir la actividad de las enzimas pancreáticas.
  • Asegurar un aporte suficiente de ácidos grasos esenciales.
  • Si se requiere, suplementar micronutrientes (vitaminas del complejo B- especialmente la B12-, vitaminas liposolubles, vitamina C, hierro, calcio, magnesio, cinc, selenio).
  • Algunos pacientes suelen beneficiarse con la suplementación con triglicéridos de cadena media (presentan mayor hidrosolubilidad, una hidrólisis intraluminal más rápida y completa que los de cadena larga y no requieren sales biliares ni actividad de lipasa para su absorción, una vez absorbidas se transportan directamente al sistema portal). Los triglicéridos de cadena media aportan calorías extras por lo que son muy útiles para evitar la desnutrición, la dosis recomendada es de 30-40 ml al día, repartida en 3-4 tomas.

Vía enteral 
(se estima que el 5% de los pacientes requerirán ser alimentados por esta vía)

Si el paciente esta desnutrido, no mantiene un adecuado estado nutricio, tiene complicaciones (fístula o infección), no tolera o responde adecuadamente a la vía oral, se debe optar por esta vía de alimentación especializada:

  • La administración a nivel yeyunal es la más apropiada para minimizar el estímulo pancreático.
  • Utilizar dieta peptídica pobre en grasa.

Vía parenteral 
(se estima que solo el 1% de los pacientes requerirán ser alimentados por esta vía)

Sólo se utiliza cuando las dos vías previas no son posibles y el paciente no responde adecuadamente a ellas. Sólo se aconseja en casos altamente complicados, con una fístula complicada, o una obstrucción o estenosis duodenal secundaria. Aun así, esta vía no está recomendada como opción alimentaria a largo plazo. Se deberá mantener una evaluación periódica para reiniciar la alimentación enteral u oral tan pronto como sea posible.

Fuente: adaptado de Rodota, L., y Castro, M. (2012). Nutrición clínica y dietoterapia. Argentina: Médica Panamericana.

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