La estética de la recepción y el doble receptor en la literatura infantil
Enviado por esperanzaap • 6 de Octubre de 2021 • Ensayo • 3.199 Palabras (13 Páginas) • 318 Visitas
La estética de la recepción y el doble receptor en la literatura infantil
Esperanza Aguilera
Delimitación
La estética de la recepción es una de las primeras escuelas que ha tomado especial atención en el lector de una obra, Manuela Ball en “Estética de la recepción: cuando los pequeños aún no leen”, menciona: “la recepción se entiende como una forma de identificación primaria con el objeto estético, se fundamenta en la percepción y en los efectos que puede producir la literatura en el receptor” (p.440). Si bien los críticos han escrito pensando en literatura más general –es decir, no precisamente en literatura infantil– resulta interesante ver de qué manera esta recepción de la obra opera en los lectores más pequeños, tomando en cuenta sobre todo que muchas veces no son los niños los que tienen un acercamiento directo con la obra.
El presente trabajo se encuentra destinado a analizar al doble receptor de la literatura infantil desde la estética de la recepción, tomando en cuenta los trabajos de estudiosos como Roman Ingarden en La obra de arte literaria, Hans Robert Jauss en La historia de la literatura como provocación y Wolfgang Iser en “El proceso de Lectura”. Abordaré por una parte la relación que existe entre el texto y el padre, maestro o adulto como primer receptor de la obra, así como la relación entre el texto y el niño como segundo receptor. De esta misma suerte veremos de qué manera influyen y cómo funcionan en los niños elementos como la experiencia del receptor y el horizonte de expectativas para la concretización de la obra.
Justificación
La literatura infantil resulta fundamental en el crecimiento de los más pequeños porque les permite desarrollar la imaginación, las emociones, habilidades de lectura y en general tener un mejor desarrollo cognitivo. Si bien la recepción de la literatura es un tema bastante trabajado, no siempre se piensa desde la literatura infantil. Conocer mejor cómo funciona este proceso en la literatura infantil puede ayudar no solo a mejorar el acercamiento del niño a la obra y por consiguiente, desarrollar sus habilidades, también acercarlos a la literatura podrá crear futuros adultos lectores.
Maén Puerta de Pérez en “La literatura y la estética de la recepción…” escribe: “en cuanto a la recepción de la literatura la interacción con el otro (compañeros, pares, docentes) genera un mundo de posibilidades en el niño, para la construcción de significados y para ampliar su competencia lectora” (p.118). Así, plantea pues que el acercamiento del niño con la literatura no debe quedar en el mero proceso texto-receptor, sino, debe abrirse el diálogo a los demás receptores de la obra, esto permitirá al niño “discutir sus posibles construcciones con los otros, enriqueciendo de esta manera el alcance de la literatura de su vida” (Puerta de Pérez, p.119).
Marco histórico
Lo que hoy conocemos como literatura infantil es un concepto relativamente nuevo, apenas en el siglo XVIII comienza a contemplarse la infancia como una etapa importante en el desarrollo del ser humano. Según nos explica Beatriz Alcubierre:
Dicho “descubrimiento” [es decir, la consideración de la infancia] consiste en el desarrollo, entre filósofos, moralistas y padres de familia de una mirada que concebía al niño como un sujeto completo, esencialmente distinto del adulto, cuya conducta debía ser cuidadosamente cuidada atendida y moldeada por medio de estrategias educativas. A esta nueva percepción de la infancia contribuyó también el proceso de escolarización característico del despotismo ilustrado (“En busca del niño lector: trazas de literatura infantil en el México independiente “, p.168).
Así, podemos entender que la literatura infantil surge de la necesidad de “moldear” y educar a los infantes y es solo hasta entonces que se considera al niño como “lector individual, juicioso e introspectivo” (Alcubierre, p.169).
La literatura infantil, en un inicio ha sido creada solamente con fines pedagógicos y didácticos, siempre con un fin moralizador. En esta suerte de medio para la educación de los niños, respondiendo siempre a ideologías y culturas dominantes, la literatura infantil “se ha dirigido, fundamentalmente, al niño escolar, un niño ‘artificial’ y no precisamente un niño lector autónomo y curioso como hoy lo conocemos” (Borja en “Los conceptos de literatura infantil y juvenil…”, p.164).
Explica Anel Pérez en “Las posibilidades históricas del concepto del niño lector” que la literatura infantil fue construyéndose conforme a modelos de niños receptores: “el niño alumno de los proyectos pedagógicos, el niño frágil y delicado del siglo XIX, el niño fuerte y resistente del periodo de entre guerras del XX, el niño que juega de fines del siglo XX, o incluso el niño posmoderno que construye a partir de ilustraciones exigentes y desafiantes” (p.16). Sin embargo, la intención de la literatura infantil ha sido siempre muy parecida: entretener, educar y divertir.
De esta suerte, el tema del niño como lector competente es un tema apenas tratado en este siglo. Ya estudiosos como Beatriz Alcubierre en “En busca del niño lector: trazas de la literatura infantil en el México independiente” (2008) hace un recorrido por la literatura infantil mexicana y desarrolla la idea del niño como lector capaz de valorizar una obra.
También recientes son los diversos estudios que se han realizado con respecto al lector de la literatura infantil y la teoría de la recepción. Maén Puerta de Pérez en “la literatura y la estética de la recepción” (2003) investiga la función de la literatura en los niños como medio para el desarrollo del lenguaje comunicativo y el intercambio social. Por su parte, Gemma Lunch (2003) propone un niño lector con competencias determinadas basándose en lo escrito por Umberto Eco sobre la teoría de la recepción. Asimismo, quizás en los estudios más recientes podemos encontrar a Manuela Ball (2008), quien analiza cómo funciona la recepción de la literatura en los más pequeños, en aquellos niños que aún no pueden leer.
Marco conceptual
Para este trabajo me parece fundamental definir, primero, el concepto de literatura infantil y después el de estética de la recepción, términos que me ayudarán a la comprensión de este análisis. Escribe Cervera que en el afán de globalización, la literatura infantil se ha descrito como: “todas las producciones que tienen como vehículo la palabra con un toque artístico o creativo y como receptor al niño” (“En torno a la literatura infantil”, p.157). Esta concepción aparentemente sencilla trae un problema al reducir la literatura infantil al mero proceso de creación editorial que centra su atención en el niño como consumidor final.
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