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BAUDELAIRE EN LAS AULAS: ¿POR QUÉ INCLUIR LAS FLORES DEL MAL DENTRO DE NUESTRO PLAN LECTOR?


Enviado por   •  6 de Mayo de 2017  •  Ensayo  •  3.641 Palabras (15 Páginas)  •  309 Visitas

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BAUDELAIRE EN LAS AULAS: ¿POR QUÉ INCLUIR LAS FLORES DEL MAL DENTRO DE NUESTRO PLAN LECTOR?

Bruno César Bedoya Alcocer

La Salle-Lima, Perú

Resumen:

Este documento tiene como finalidad tender un puente entre la teoría literaria y la reflexión pedagógica respecto de cómo tratar la literatura con escolares de  los últimos años de EBR. La poca propalación de textos líricos en las aulas, dificulta, tanto a alumnos como docentes, apreciar y comentar un poema. Los alumnos también lo consideran tedioso: creen que deben aprender leyes, licencias y figuras literarias para comprender un poema. Creen que los versos siempre deben rimar (de lo contrario no es poesía, piensan), y acerca de su contenido, la mayoría es tajante: todo poema siempre habla de amor y si es de pareja, mejor.

Baudelaire es un poeta  revolucionario, con propuestas estéticas y temáticas que remecen el esquema mental del escolar promedio. Escojo los tópicos del amor y la mujer, por los saberes previos con que llegan los escolares de quinto de secundaria. El goce estético y la curiosidad intelectual también pueden promover el conflicto interno, el procesamiento de nueva información y la producción de un conocimiento nuevo. Las flores del mal, desde su autoría hasta su inspiración y concepción, es el poemario adecuado para desmitificar la figura del poeta y trabajar, desde otro punto de vista poco convencional, los tópicos manidos  del amor y la mujer.

Palabras clave:

Baudelaire, poesía moderna, Simbolismo, Flores del mal, amor, mujer.

  1. ¿Sabemos lo suficiente sobre Baudelaire?

El peso de llevar sobre los hombros los títulos de “padre” de los poetas malditos, “precursor” de la lírica moderna, creo que ni él mismo se los esperaba; es más, en su condición autoproclamada y premeditada de dandy, rebelde, artificioso frente a lo común (el dandy debe aspirar a ser sublime sin interrupción; debe vivir y dormir frente a un espejo, escribía), al status quo, tampoco los hubiese aceptado.

¿Dónde localizarlo, dónde ubicarlo dentro de los estudios literarios? El realismo de sus convicciones,  de la atmósfera cruda de lo cotidiano, lo alejan del Romanticismo; sin embargo, en ciertos momentos su aventura interior en constante batalla con el mundo exterior, lo acercan profundamente. Hugo Friedrich en La estructura de la lírica moderna[1] afirma que el poeta francés comienza la «despersonalización de la lírica moderna». La poesía no es el efecto de fórmulas empíricas que emergen de la experiencia onírica o apreciaciones subjetivas, como pretendían deslindar los románticos.

Baudelaire entiende la fantasía como una actuación dirigida por la inteligencia; con un rigor frío y metódico va recorriendo en sí mismo todas las fases que nacen obligadamente de la modernidad: el miedo, , la imposibilidad de evasión, la claudicación ante el ideal ardientemente deseado, pero que constantemente se aleja hacia el vacío. (Friedrich, 1974, p. 50)

La mayoría de estudiosos, lo ubican en el Simbolismo, con ciertas reticencias respecto a la paternidad baudelariana. Para esta corriente literaria, el poeta se transforma en un decodificador del universo, un descifrador o intérprete visionario que ve allí donde los demás se encuentran perdidos; por eso, es el poeta el que, con su verbo, debe traducir los símbolos trascendentes en imágenes que acerquen al hombre a lo sublime. La metáfora o la sinestesia, por ejemplo, sugieren al poeta y al lector experiencias sensoriales, y creo que en este corriente es donde Baudelaire estaría mejor calificado y clasificado.

Su único libro de poesía Las flores del mal[2] se puede leer sin ninguna necesidad de referencias biográficas. Más aún, como afirma Martín De Riquer y  José María Valverde en su libro Historia de la Literatura universal: la entrada del siglo XX, “...se debería leer sin saber nada sobre quién fue su autor, para no rebajar su lectura con fáciles psicoanálisis edípicos ni diagnósticos de sífilis”[3].

Pero no puedo ni deseo, no es motivo de este ensayo, plegarme contra el biografismo literario e ir contra la costumbre editorial; sobre todo si este ensayo tiene una finalidad reflexiva y posteriormente aplicativa para la enseñanza  del análisis, interpretación y apreciación de un texto poético  a escolares de nivel secundario. Una sinopsis de la vida de Baudelaire (pasajes vertebrales de su obra) es irresistiblemente tentadora. Hablar de su vida, de sus conflictos personales, manías y de su muerte es importante para la ocasión.[4]

Charles Baudelaire nació en París (1821); su padre era un ex sacerdote que, por edad, habría podido ser su abuelo, murió en 1827; un año después la madre de Baudelaire se casó con cierto coronel, luego general y senador, Aupick. Tras un tormentoso internado, del que fue expulsado a los dieciocho años, pasó a ser estudiante de Derecho, sin lograr más que bohemia juvenil y contraer la sífilis que afectaría su vida. Su padrastro quiso arrancarle la vocación poética al mandarlo a la India, pero el joven poeta se regresó antes de tiempo, trayendo consigo más experiencias inspiradoras y subversivas contra la acartonada, hipócrita según él, sociedad parisina.

De regreso, Baudelaire tomó a una mulata cabaretera Jeanne Duval como amante (su relación más duradera). Cumplidos los veintiún años  pudo hacerse cargo de la herencia de su padre, la que empezó a gastar de manera ostentosa e insana por momentos; el dandismo, esa extravagancia refinada y sencillez calculada,  sería exhibido públicamente por Baudelaire. La familia, lo enjuicia para tutelar su herencia que día a día despilfarraba y que nunca, durante estos años de juventud, sus ocasionales esfuerzos por ganar dinero lograron devolverle la tranquilidad económica que disfrutaba gracias a ella.

Su producción literaria fue breve, pero significativa. La más reconocida: Las flores del mal. Sobre estos escritos comentaré más adelante en un acápite especial; lo que puedo adelantar es el escándalo y sensacionalismo que produjo la primera publicación de este poemario.

Cardona (2005, p.62), literato y especialista en Baudelaire, escribe: “Finalmente, el 25 de junio el volumen salió a la venta. Se habían tirado  1,300 ejemplares (...) Allí estaba contenida la vida entera de Baudelaire: su talento, sus sacrificios, catorce años de dura labor”. Tanto él como su círculo de amigos confiaban que el libro sería un éxito en ventas (a tres francos cada ejemplar) y supondría la entrada del autor a la gloria por la puerta grande; sin embargo no fue así. La crítica se encargó de censurar el libro y los comentarios o pedidos de prohibir su venta llegaron hasta la clase política, leamos: “En resumidas cuentas, el libro de M. Baudelaire es una de esas publicaciones malsanas, profundamente inmorales, destinadas a tener éxito por escandalosas. Nuestra propuesta es denunciarlo a las autoridades judiciales”[5].

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